miércoles, 21 de octubre de 2015

ALBERTO ORTEGA #DeCerca

Estrenamos sección en Cruz de Guía y el fin no es otro que acercar a figuras cofrades y personalidades de la ciudad a todos los cofrades de a pie, a la vez que conocer más sobre su ámbito personal y su vida de hermandad o en el ámbito de la Iglesia Católica.

Para comenzar, hoy tenemos nuestro primer encuentro con uno de los tan trabajados capataces de nuestra actual Semana Santa: Alberto Ortega, natural de Las Gabias, reconocido capataz y fervoroso cofrade de nuestra ciudad, pero muy especialmente del barrio del Realejo.

-¿Cómo son los inicios de un cofrade como tú, Alberto?
Pues desde niño. Aunque mi familia no era en un principio muy cofrade, a mi padre le gustaba mucho la Semana Santa, y a mi tío José Manuel mucho más. Así que con 4 ó 5 años salí de monaguillo en las Penas. Después mi padre nos apuntó en la Estrella recién fundada donde salí varios años de nazareno. Hasta que con 14 años me entró el veneno del costal y salí de costalero con la cuadrilla de los Favores bajo el Santísimo Corpus Christi en la Octava.

-De pequeño uno sueña con ser la voz que guía a los hermanos costaleros, ¿tú soñabas con llegar a serlo en nuestra Semana Santa?
No, yo nunca soñé con ser capataz, siempre soñé con ser costalero, y ha sido la ilusión más grande que siempre he tenido. Después vino ser capataz y desde luego es un honor muy grande del que siempre le daré gracias a Dios. Pero nunca ha sido mi sueño.

-Tu faceta a los mandos del martillo cofrade es más que conocida, y justa y merecidamente reconocida, pero tuvo que haber algo más antes de gritar ‘a esta es’ o enfundarse un costal.
Como te he dicho antes mi infancia transcurre entre el traje de monaguillo de las Penas y el de nazareno de la Estrella. Cuando entro en la Cuadrilla de los Favores, al comienzo de mi adolescencia, también me empiezo a acercar, junto con mis amigos, a la Hermandad. Empezamos a ayudar en los montajes de altares, (por aquellos entonces en el Convento de Santa Catalina) y de los pasos limpiando y llevando enseres de un lado para otro. Aquellos niños de 14, 15 y 16 años teníamos la inquietud de aprender y el deseo de ayudar y sabíamos que fuera de la parihuela, durante todo el año, había una vida apasionante en torno a la Hermandad que nos permitía sentirnos útiles y al mismo tiempo disfrutar. Eran años muy distintos a los actuales. De esta manera en el año 1991 me nombran prioste de la Hermandad de los Favores, y ese grupo de niños que vivíamos gran parte del año en torno a la Hermandad, pasamos, de tener un papel secundario, a ser parte del órgano ejecutivo de la Hermandad. Esto nos supuso, desde muy jóvenes, tomar conciencia de lo que es una Hermandad y el trabajo que cuesta mantenerla y gestionarla, pues durante años fuimos miembros comprometidos de la Junta de Gobierno. Alguno, incluso, ha vuelto a repetir con distintos Hermanos Mayores. Esta experiencia cofrade pienso que nos ha marcado mucho a aquella generación de amigos que seguimos juntos después de tantos años, y esa huella en nosotros se nota sobre todo a la hora de saber respetar y entender  a todas las Hermandades en las que tenemos el inmenso honor de llevar sus pasos.

-Una pregunta que los cofrades de a pie se pueden hacer. Eres hermano de los Favores, pero, ¿en cuántas hermandades más apareces en la nómina de hermanos?
Por orden de antigüedad soy Hermano de los Favores, de la Hermandad de la Virgen de las Nieves de Gabia, de la de Jesús Despojado, de la Cofradía de la Entrada en Jerusalén, de la Cofradía de la Humildad, de la de Jesús Nazareno, de la Archicofradía del Rosario y de la de la Resurrección.

-Es por todos conocido el buen hacer como capataz que tienes en las diferentes hermandades y cofradías en las que te has puesto frente a los pasos. Creo que no hace falta ponerte en el compromiso de qué paso o momento te llena más, pues como hermanos del Señor de la Humildad, ambos sabemos que el Martes Santo es especial. Bromas a parte, por el tiempo en el que nos conocemos y convivimos como hermanos de la cofradía, puedo pensar que el Viernes Santo con la Madre de la Soledad camino del Campo es uno de los momentos que más te llenan. ¿Es así?
Yo soy un capataz con mucha suerte. Abrir y cerrar la Semana Santa de mi ciudad, sacar una Cofradía del Templo cofrade por excelencia de esta ciudad, subir la cuesta de San Cecilio con el Cristo de los Favores y la Virgen de la Misericordia, es demasiado honor para cualquiera. Pero tengo claro que, aunque todas las Hermandades tienen su “momento especial”, hay unos momentos muy singulares que identifican a toda la semana santa de una ciudad. En el caso de Granada, que duda cabe, que el Viernes Santo a las 3 de la tarde en el Campo del Príncipe ante el Cristo de los Favores se produce ese momento singularísimo que es la manifestación de fe más importante de nuestra Semana Santa y una de las más importantes de Andalucía. Estar presente en ese acto como parte activa, por lo que supone de llevar a la Soledad y por lo añadido de que sea el Campo del Príncipe y ante el Señor de los Favores, es para mí un momento que guardaré siempre como un tesoro en mi memoria cofrade.

-¿Cuánto tiempo llevas en tu hermandad de los Favores? Casi no habría ni que preguntar cuánto llevas al lado de la Madre y Patrona, la Virgen de las Nieves.
En la Hermandad de los Favores cumplo pronto los 30 años de Hermano. En la de las Nieves algunos menos porque la Hermandad estuvo años perdida y se reorganizó en 1990. Aún así, mi familia es devota de la Virgen de las Nieves desde mis ancestros más recónditos, y la procesión de la Virgen de las Nieves es la única procesión que yo no me he perdido nunca en todos los años de vida que tengo.

-Hermandades de penitencia, de gloria, patronales… ¿con qué te quedas de cada una de ellas?
Yo me quedo con todas ellas y con todo lo que las rodea. Para mi las Hermandades son instrumentos en los que vivir mi fe católica. Tengan el carácter que tengan, son una forma de vivir dentro de la iglesia en esta tierra singular de Andalucía. Desde fuera se ve con mucho recelo esta manera nuestra de vivir la religión, pero esa incredulidad se da en quien no conoce este mundo. Entre los cofrades hay mucha gente, muy buena, muy formada y con una gran capacidad, no somos cristianos de segunda, ni tenemos la fe del “carbonero”. Pero tenemos la asignatura pendiente de ser un poco más creíbles, tenemos que esforzarnos en desterrar esa imagen frívola que algunos quieren hacer valer de los cofrades.

- ¿Cómo vives el día de una salida procesional desde que te levantas? ¿Cuál
es el momento que vives con más emoción? ¿Y cuál es más íntimo y personal?
Cada día es distinto y cada día los vivo intensamente. El Domingo de Ramos me levanto temprano y tenemos la costumbre desde hace muchos años un grupo de la Cuadrilla de la Cofradía de la Borriquilla de juntarnos para desayunar. Ahí nos vamos caldeando nosotros mismos, si es que hace falta caldearnos, porque al ser el primer día estamos que partimos cocos. Al salir pronto a las 12.30 vamos a casa a prepararnos. El Martes Santo me gusta por la mañana visitar Santo Domingo y ver los pasos del Señor de la Humildad y la Soledad. Ese momento con todo listo y preparado para salir, en la grandiosidad de ese templo es de los momentos más íntimos y de mayor espiritualidad para mí. El viernes Santo es harina de otro costal. Es el día grande de mi casa y de toda mi familia. Y el Domingo de Resurrección lo empezamos desde las 7 de la mañana con la alegría de la Resurrección del Señor en los Vergeles, pero al mismo tiempo con esa melancolía de ver que se acaba.

-¿Y la familia, cómo vive tu Semana Santa?
En mi familia se vive la Semana Santa intensamente. Mi mujer y mi hija me apoyan desde el primer momento. Pero si hay un día que mi familia vive en plenitud es cuando llega el Viernes Santo. En mi casa junto con la Nochebuena son los dos días más grandes. De mi casa han llegado a salir el Viernes Santo vestidos para San Cecilio 15 personas. Creo que este dato da muestras claras de cómo se vive en mi familia la Semana Santa.

- ¿Cómo se presenta el recién comenzado curso cofrade para un cofrade tan implicado como tú?
Como todos, cargados de trabajo e ilusión por parejo. Ahora acabamos de celebrar solemnemente los cultos de la Virgen del Rosario. Y como siempre viviendo las hermandades en su día a día en la medida que nuestras obligaciones nos permiten. Disfrutando de acontecimientos extraordinarios como el Año Jubilar de la Misericordia que viviremos en San Cecilio. Y aunque de menor importancia, pero muy significativo para mi, celebrando estos meses antes de que se vaya el 2015, el 30 Aniversario de la primera vez que el Señor de la Humildad fue llevado por costaleros.

- ¿Y para tu hermandad?
Mis hermandades diría yo. La Entrada en Jerusalén entrando en el año de la víspera de ese 2017 en el que se conmemorará el centenario de la primera salida del misterio de la Triunfal Entrada. La Hermandad de los Favores con un año apasionante y cargado de acontecimientos gracias a la concesión del Jubileo a la Iglesia de San Cecilio. Y la de la Resurrección estrenando ese carácter Sacramental que tanto han luchado por conseguir.

- Como cofrade, ¿cómo ves el estado de salud de la Semana Santa de hoy en
día?
Yo soy muy optimista por naturaleza y la veo muy bien, en clara y continua evolución. Todavía quedan muchas cosas que mejorar, pero vamos dando pasos, poco a poco en algunos aspectos y pasos de gigante en otros, hacia ese nivel que una ciudad como Granada exige en sus Hermandades y Cofradías.

- Aunque aún quede lejos, ¿qué deseas para la Semana Santa de 2016?
Que se vaya sumando gente comprometida en trabajar por nuestras Hermandades y que todos busquemos más el interés general que el particular.

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de su infancia como cofrade: Llegar a la Plaza Larga con la Cofradía de la Estrella. Yo tenía 9 años la primera vez y fue una odisea para mí, hice el recorrido completo.

- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa: El Santísimo Cristo de los Favores.

- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa: Soy muy mariano. Todas.

- Una marcha: Soleá dame la mano.

- Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde procesionas): La salida del Cristo de la Misericordia.

- Tu rincón para ver cofradías: El Realejo al completo

- Tu momento más feliz como cofrade: Las dos coronaciones que he tenido la suerte de vivir activamente, la de la Misericordia y la de las Nieves.

- Y el que te hubiera gustado no vivir: Ninguno.

- ¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Única.

- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Pues entre tantas me viene a la memoria el primer año que fuimos a sacar al Señor de la Obediencia a Guadix. Todo transcurría con una solemnidad y una seriedad que impresionaba hasta que un señor “cantó” una saeta que nos tuvimos que meter debajo para que no nos vieran reírnos.


Muchas gracias Alberto, de parte de todo el equipo.