De nuevo los pronósticos fueron certeros. La lluvia no faltó a su cita con el Martes Santo. Cuando debía de salir la Lanzada, ya estaba presente y por primera vez en su historia la Cofradía no pudo comenzar su recorrido. La carpa instalada en la acera de la Parroquia donde reside, fue abierta al público para contemplar a sus titulares. En el momento de la salida de la Esperanza, ocurría lo mismo y se suspendió la estación de penitencia. Tras el rezo del Vía Crucis por los hermanos, se abrió la Parroquia de Santa Ana para que el pueblo venerara las imágenes. En ese mismo momento debía iniciar su recorrido el Vía Crucis. Después de esperar media hora y comprobar que ni los pronósticos, ni la situación le eran favorables, decidieron no realizar la procesión. Se rezó el Vía Crucis y la capilla anexa a San Juan de los Reyes sirvió para exposición de los dos pasos. La Junta de Gobierno de la Cañilla decidió sacar el cortejo. De hecho cuando lo hicieron no llovía, pero en el momento en que comenzaba a transcurrir por la Carrera Oficial, el aparato meteorológico arreció. Refugiado parte del cortejo en los soportales de Ganivet, dio marcha atrás, dirección a Santo Domingo.
Otro día pasado por agua. A falta de emoción en las calles, se vivieron momento de profunda religiosidad en el interior de los templos. La Semana Santa de Granada, Semana Santa de España, no sucumbió a pesar de las adversidades. Cada año las cofradías tratan de superarse. Por ejemplo, el cortejo de la Lanzada, se presumía el más participativo de los últimos años. Y no lo olvidemos, todas las decisiones, de éste y de otros días, se tomaron con la mejor de las intenciones.