sábado, 16 de junio de 2012

LA ICONOGRAFÍA DE LOS PASOS DE GRANADA. I) LOS PASOS DE CRISTO Y DE MISTERIO: COFRADÍA DE LA ORACIÓN DE NUESTRO SEÑOR EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS (1ª PARTE)

Autor y cronología:
José Antonio Navarro Arteaga (Sevilla), 2006.
Características histórico artísticas:
José Antonio Navarro Arteaga es el encargado de darle un sentido iconográfico a la magnífica talla del sevillano Antonio Martín Fernández, teniendo la importancia añadida de ser ésta la última gran obra del tallista.
El paso del misterio del Huerto de los Olivos es un auténtico retablo, en el cual todo se ha medido a la perfección, consiguiendo un efecto desbordantemente Barroco. La grandiosidad en su más amplio sentido del término se manifiesta de modo magistral mediante el juego de las curvas y contra-curvas, querubines, frontones y columnas salomónicas, todo ello completado por la decoración vegetal y, realzado por el dorado, lo que convierte al conjunto en una eclosión plástica y visual.


El imaginero José Antonio Navarro Arteaga hizo 20 cartelas de estilo neo-barroco, confiriendo a éstas un barroquismo mesurado, con marcado acento clasicista, algo muy habitual en el artista, ya presente en otras miniaturas suyas como el vía crucis de la Capilla de la Estrella de Sevilla. La combinación de pequeño, medio y alto relieve queda perfectamente plasmada, en unas imágenes que se adaptan muy bien a los medios puntos de los arcos de las capillas mayores y los óvalos de las menores. Al mismo tiempo este paso presenta esculturas exentas, obras también de marcada personalidad y que analizaremos minuciosamente.

En estas 20 cartelas, distinguimos entre: 12 profetas, 4 capillas mayores dedicadas al anuncio, muerte, Resurrección de Jesús y la venida del Espíritu Santo y 4 hornacinas con imágenes devocionales.


A) Las Capillas Mayores.
Denominamos capillas mayores a aquellas que están enmarcadas en una estructura arquitectónica inspirada en el retablo mayor de la iglesia del convento de la Madre de Dios de las Comendadoras de Santiago (de la que destacan frontones y columnas salomónicas). Representan la Anunciación, Muerte y Resurrección de Cristo y la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés.
  
1) Anunciación de Jesús. 
Breve descripción iconológico-iconográfica:
Momento de la aparición del ángel Gabriel a la Virgen, para anunciarle que iba a ser la Madre de Jesús por obra y gracia de Dios: Lc 1 26-38
María estaba orando en su casa de Nazaret, cuando se le apareció el Arcángel y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...vas a concebir en el seno y darás a luz un hijo, a quien podrás por nombre Jesús".


La iconografía de la Anunciación aparece estrechamente vinculada a la de la Encarnación, ya que reproducen dos momentos diferentes de la misma escena, para distinguirlas debemos prestar atención en la actitud del ángel; de pie y declamando en la "Anunciación", postrado y orando en la "Encarnación".
De esta representación destaca la composición de las figuras, siendo pronunciada la diagonal formada por la paloma del Espíritu Santo, el ángel y la Virgen María.  Entre los elementos más singulares encontramos una ventana al fondo, originada por una columna dorada, otrogándole profundidad a la escena, y una pareja de querubines. Técnicamente reseñable el rico estofado de las túnicas de ambos personajes. 

2) Muerte de Jesucristo.
Breve descripción iconológico-iconográfica:
Plasma el momento de la muerte de Jesús: Mt 27 45-55; Mc 15 33-41; Lc 23 44-49; Jn 19 29
"Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona...Jesús dando de nuevo un fuerte grito exhaló el espíritu. En esto el velo del Santuario se rasgó en dos, tembló la tierra y las rocas se hendieron..." La muerte de Jesús es crucial para el cristiano, no por su valor propio como martirio de un Justo, sino por ser el preludio de la Redención.


Esta escena se encuentra en el frontal del paso, y es una reproducción del monumento del Cristo de los Favores, en el granadino Campo del Príncipe. En él aparecen los edificios más emblemáticos de este enclave, siendo éstos el Hotel Alhambra-Palace y la Iglesia de San Cecilio.
En ella llama especialmente la atención la plasmación del cielo entoldado del que nos hablan los evangelios, apareciendo el sol entre las nubes. El Cristo de los Favores que centra y le da sentido al conjunto, sobresale del resto, al ser una escultura exenta y no un relieve. Inspirado en el original monumento granadino, pero con gran personalidad, es una imagen serena, elaborada con gran exactitud.

3) Resurrección.
Breve descripción iconológico-iconográfica:
Escena de la Resurrección de Jesús: Mt 28 1-8; Jn 20 1-10; Mc 16 1-8; Lc 24 1-11
"El ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias atemorizados ante él se pusieron a temblar y se quedaron como muertos".


Composición piramidal en la que se combinan dos ámbitos perfectamente diferenciados: el terrenal formado por dos soldados, y el celestial constituido por Jesús rodeado de dos ángeles.
Entre todas las figuras destaca la del Señor triunfante, cuyo brazo derecho sobresale de forma pronunciada. Los movimientos de los soldados crean un interesante juego perspectivo, al igual que el sepulcro, el cual simula una gran profundidad.
El misterio más importante del Cristianismo, se ubica en la trasera del paso, como culminación de la Pasión y Muerte de Jesús.

4) Pentecostés.
Breve descripción iconológico-iconográfica:
"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron una lenguas como de fuego, que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo..."


Composición centrada por la paloma del Espíritu Santo, en la parte superior, parece provocar un tremendo estruendo celeste, del que se desprende grandes rayos. Bajo éste los apóstoles y la Virgen María, cuyos movimientos y gesticulaciones denotan sorpresa y alabanza. La representación constituye un conjunto escultórico perfectamente adaptado al marco, en el que fluye una profunda tensión espiritual.

Fuente: Mariano Sánchez Pantoja
Texto: José María Valverde Tercedor