lunes, 25 de marzo de 2013

OTRA VEZ LA LLUVIA EN SEMANA SANTA


El peor aliado de las procesiones, la lluvia, hizo acto de presencia el Domingo de Ramos en Granada. Las dificultades que ocasionó, fueron mayores que las que se pronosticaban. A la hora en la que estaba prevista la salida de la Burriquilla, llovía con intensidad. Sus dirigentes esperaron media hora para adoptar una decisión definitiva. Aprovechando una tregua del fenómeno meteorológico y disponiendo de partes que describían que la lluvia iba a ir desapareciendo progresivamente durante la tarde, decidieron salir a la calle. El Alcalde, José Torres, cumplió con la ceremonia de golpear el portón del Santuario del Perpetuo Socorro, para que tras pronunciar el Hermano Mayor de la Alhambra, Antonio Olivares, las frases protocolarias, se abrieran el templo y se iniciara la procesión. El Arzobispo, Monseñor Martínez, que acompañaba a la Cofradía, fue el encargado de dar la primera "llamá" del paso de la Burriquilla y el primer edil hacía lo mismo con el palio de la Virgen de la Paz. La comitiva iniciaba su recorrido, pero al llegar a la calle Elvira volvía a llover. El cortejo podría haberse refugiado en la Catedral, aunque decidió continuar con el itinerario previsto, pedir venía en la Carrera Oficial y llegar hasta el Templo Metropolitano. Mientras el agua caía sobre el cortejo, incluso en ocasiones con cierta fuerza. Algunos de los más jóvenes que participaban en la procesión, la iban abandonando. Una vez en la Catedral, existía la posibilidad de quedarse a cubierto, pero se optó por cubrir el corto itinerario que los separaba del lugar del que habían partido y en el que tenían previsto concluir la procesión. En este trayecto llovió todavía con más intensidad.
Mientras el resto de las cofradías de la jornada fueron suspendiendo sus estaciones penitenciales. En algunos casos, esperaron unos minutos antes de adoptar una decisión. Así se quedan en sus templos la Santa Cena y la Encarnacíón. El Despojado no abandonaba su Casa de Hermandad, lugar de comienzo y fin de la estación de penitencia de esta corporación. La Encarnación, aprovechando uno de los pocos momentos en los que cesaba la lluvia, se atrevió a salir y en el momento en que su segundo paso estaba a punto de abandonar la Parroquia del Sagrario, ante la aparición otra vez de la lluvia, interrumpieron la procesión, volviendo sobre sus pasos lo que ya había abandonado esta Iglesia.
A partir de esos momentos se vivieron momentos de gran intensidad cofrade. Los pasos se expusieron a la veneración de los fieles en el interior de los espacios destinados a sus salidas. No les falto el cariño de sus cofrades y devotos. Así fue la historia del Domingo de Ramos de 2013 en Granada.
Acompañamos esta información con la imagen de la Victoria en el interior de Santo Domingo, junto al altar mayor, antes de retornar a su capilla.