La multitud se congregó el Jueves Santo en torno
a las procesiones. Tanto fue el público que hubo momentos en el Albayzín, en
que la acumulación de personas impedía el paso de los cortejos. Así sucedió
cuando la Aurora llegaba a Plaza Nueva, lo que provocó que su Cofradía
acumulara algún retraso en su llegada a la Carrera Oficial. Esta vez la lluvia
apenas hizo acto de presencia. En su retorno las hermandades del día,
conocedores del riesgo de que al avanzar el día apareciera este agente
meteorológico, decidieron regresar los más rápido posible a sus templos. Al
final, solo una leve llovizna se produjo cuando el Silencio estaba entrando en
San Pedro.
Destacar los grandes cortejos de la Aurora y el
Silencio. Ambos estuvieron muy concurridos de penitentes y mantillas. En general,
todas las cofradías del día, realizaron estaciones de penitencias que acaso
merezcan el calificativo de brillantes, sin por ello afectar a su rigor. El
sabor popular de la Estrella, donde debutó en Semana Santa la Banda de la
Ribera del Genil, que ofreció una buena imagen, el masivo recibimiento a la
Aurora, el espíritu del barrio del Zaidín en torno a los Salesianos, el
emocionante recorrido de la Concha, a la que Marina Heredia le cantó una de las
mejores saetas que se puedan imaginar cuando estaba a punto de salir de su
templo o la rotunda personalidad del Silencio, capaz de conmover a quienes
contemplaban su estación de penitencia, hicieron de este día, uno de los más significativos
de esta Semana Santa.
La Virgen de la Salud, es la que ilustra esta
información.