En el contexto de una sociedad en la que la relación
del hombre con Dios se quiere reducir al ámbito de la intimidad, las
procesiones de nuestras cofradías juegan un papel importantísimo. Y me refiero
no solo a las de la
Semana Santa , también los traslados, vía crucis y el resto de
las manifestaciones públicas de fe que abunda especialmente durante la Cuaresma. Todo este
tipo de comitivas son una expresión de esa relación de hombre con Dios, que
además de desarrollarse en la intimidad, trascienden al ámbito de lo público y
se desarrollan de forma colectiva. Son muchas las utilidades de una procesión.
Así por ejemplo es un ejercicio piadoso que nos puede ayudar a desarrollar
nuestra religiosidad, también pueden servir de catequesis pública o igualmente
son la muestra de que hay personas que desean dar testimonio de su fe.
Sin duda que en una procesión, como en cualquier otra
actividad del ser humano, pueden producirse desviaciones no adecuadas y hay que
estar atentos para reconducirlas, sin que por ello dejen de fomentarse.