Escándalo
Sí. Es un escándalo. El gran escándalo, diría yo. Un
escándalo que golpea a la sociedad una y otra vez. Apenas lo encontramos en los
medios de comunicación que optan por silenciarlo una y otra vez. Un escándalo
que va directamente a complicar la vida de cualquier ser humano, a sacarle de
sus ambiciones y a situarlo ante un horizonte que nunca había imaginado. Es un
escándalo y una necedad, una tontería. No soy yo quien lo dice. San Pablo nos
trae noticias de cómo la inmensa mayoría de los ciudadanos definían el
comportamiento de los cristianos como escándalo y necedad. Es un escándalo (del
lat. scandălum, y este del gr. σκάνδαλον) la “acción o palabra que es causa de
que alguien obre mal o piense mal de otra persona”. El diccionario de la Real Academia
tiene otras acepciones tales como “alboroto, tumulto, ruido, desenfreno,
desvergüenza, mal ejemplo, asombro, pasmo, admiración.”
Y es con una de las últimas con las que me quedo. Asombro.
Sí. La Eucaristía es asombrosa. Nos deja pasmados un Dios que perdona siempre.
Tanto nos asombra, tanto nos admira que podemos pensar que es imposible. Y lo
es. Es imposible que advirtamos tanta capacidad de amar. Tanta entrega golpea y
escandaliza a una sociedad individualista. Es siempre preferible situar el problema
lejos de nosotros y plantearnos que son otros los culpables de que no nos
llegue la grandeza de estos misterios. El Papa Francisco ha pedido a los
sacerdotes que una y otra vez se sienten en ese “tribunal de la Misericordia de
Dios” y que “no se enfaden” con los penitentes. También ha pedido que esas
iglesias permanezcan abiertas. Los sacerdotes tienen ahí una excelente
oportunidad de mostrarse acogedores. Seguro que se harán eco de esta petición
del Papa. De hecho en la diócesis de Granada hoy mismo comienzan 24 horas de
oración en la catedral de Granada. 24 horas en las que las cofradías tendrán un
protagonismo grande. Decenas de sacerdotes se sentarán en el confesionario. Se
oficiarán actos eucarísticos. Y mañana a las cinco el arzobispo clausurará este
encuentro que es una respuesta a la petición del Papa de rezar especialmente en
Cuaresma. Sí. Para muchos será un escándalo. Muchos dirán que es de necios
acudir a este tipo de eventos. También a ellos se les recuerda que no eligió
Dios a los más listos… se fijó en los que tienen “sabiduría de corazón”. Ahí
caben todos. El Dios de la Eucaristía, el Dios que perdona no es excluyente
(otro escándalo): es un Padre. Y ese Padre mide a sus hijos por la capacidad de
amar. Cuando esa capacidad se contagia y se nutre del Pan y la Palabra, del
Perdón, de la atención a los más necesitados… se multiplica y no deja de
crecer. Nuestra tontería, nuestro escándalo al fin es lo que salva al mundo. Es
una locura sí, pero en amor, como dijo Machado, locura es lo sensato.