Nota de la Hermandad del Santo Vía Crucis:
San Juan de los Reyes ha recuperado la imagen de
la Soledad que tallara Torcuato Ruiz del Peral (siglo XVIII). Se trata de una
obra que en la década de los 60 se trasladó junto al resto de la
imaginería y piezas artísticas que allí se encontraban por el deterioro del
citado templo. La posterior restauración de la
iglesia entre 1999 y 2007 y el cierre del Colegio Mayor Loyola (en
cuya capilla estaba ubicada en los últimos años) han motivado que la
imagen mariana retorne a su lugar de culto original.
La Virgen arrodillada recuerda a la Soledad
de la iglesia de San Gil y Santa Ana, que ejecutara José de Mora y que en
la actualidad es titular de la Hermandad del Santo Sepulcro. Por otro lado, la
disposición de las manos entrelazadas e inclinadas hacia el costado
izquierdo denota también la influencia de la Inmaculada Concepción que
ejecutara Alonso y que en la actualidad se puede contemplar en la
sacristía de la Santa Iglesia Catedral de Granada.
Este paso unido al que se materializó el pasado
24 de febrero de 2012 -cuando volvieron a San Juan de los Reyes la pintura
flamenca de ‘La Quinta Angustia’ (anónimo, siglo XV), la Virgen de los Favores
y el grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño Jesús (ambas obras de
Pablo de Rojas, siglos XVI y XVII), el San Sebastián de Bernabé de Gaviria
(siglo XVII)- completa la obra artístico religiosa que inicialmente contenía el
primer templo cristiano de la capital granadina erigido como tal el 5 de enero
de 1492, tras la conquista de los Reyes Católicos.
A ello hay que sumarle los Titulares de la
Hermandad del Santo Vía Crucis: Nuestro Padre Jesús de la Amargura (José de
Mora, siglo XVII), Nuestra Señora de los Reyes (Antonio Asensio de la Cerda,
siglo XVIII) y María Santísima de la Lágrimas (autoría anónima,
siglo XIX). Más recientes son ya los catorce tapices que reflejan las
estaciones del Vía Crucis, unas piezas elaborados por el pintor
granadino Garrigues en 1926.
De este modo, la iglesia de San Juan de los Reyes
se erige en un compendio histórico de obras de arte que desde el siglo XV
ofrece piezas de primer nivel en el campo de la escultura y la pintura de
manera consecutiva hasta llegar a la pasada centuria. A eso hay que
añadirle el factor arquitectónico ya que se conserva el alminar almohade,
ahora torre-campanario, del siglo XIII de la antigua mezquita de los Conversos.
El resto del inmueble, mandada su ampliación por los Reyes Católicos, data
del siglo XVI.