miércoles, 25 de mayo de 2016

JORGE DE LA CHICA #DeCerca


Es Miércoles de Corpus, día previo a la jornada más grande en la vida de los cristianos de Granada. Antes de disfrutar del Jueves de Corpus, os ofrecemos la última edición de nuestra sección #DeCerca en el presente curso que ya llega a su fin. Han sido veinticinco los cofrades que os hemos querido hacer llegar, conociendo más sobre sus vidas y experiencias cofrades, y dada la aceptación y el agrado con el que habéis acogido esta sección de entrevistas en Cruz de Guía, volveremos con muchos cofrades más a partir del mes de septiembre.
Para cerrar este primer curso en #DeCerca queríamos tener un especial encuentro con el director del programa Cruz de Guía en Cope Granada y a su vez el que rige este blog tan especial desde el que intentamos informaros de todo lo relacionado con nuestra semana mayo. Él es un experimentado periodista y cofrade que se desvive por Granada, su cultura y los momentos de fe que ésta le regala a través de la religiosidad popular y la vida de la Iglesia. Hoy conocemos #DeCerca a Jorge de la Chica.

-Quizá tu rostro es conocido para aquellos que han presenciado los tantos pregones que has pronunciado o los que te ven en la tribuna radiando nuestra Semana Santa año tras año, pero es tu voz la que seguro reconoce cualquier granadino, sea o no cofrade. ¿Cómo fueron tus orígenes y niñez?
Mis primeros años fueron en el barrio de la Virgen y poco después me mudé al Zaidín, donde he vivido hasta hace 7 años. Mi infancia estuvo marcada por la profesión de mi padre que me permitió conocer desde niño conocer muy de cerca algunas cosas de Granada. Fue una infancia repleta de partidos de fútbol, corridas de toros, conciertos de todo tipo de música. Gracias a él disponía de una biblioteca nutrida y variada, una discoteca interesante y toda la prensa del día sobre la mesa. Esperaba con ilusión a mi padre llegara a casa para leer los periódicos del día. Pasé mi infancia soñando con ser músico, pero por circunstancias no pude estudiar esta materia con la profundidad que merecía y se convirtió en mi vocación frustrada. Tuve además la enorme fortuna de contar con unos amigos y familiares extraordinarios que me permitieron desarrollarme en un buen entorno.

-Son muchos años tras los micros pero pienso que la pasión cofrade llegó mucho antes. ¿Cómo llegaron las cofradías a Jorge de la Chica?
Las cofradías fueron para mí un flechazo desde el primer día en que tengo conciencia de su existencia. En mi familia había poca tradición cofrade, pero me solían llevar a ver las cofradías. Mi madre cuenta que se puso de parto mientras veía una procesión de Semana Santa. Desde que tengo uso de razón me producían una emoción inmensa, de esas de ponerte los bellos de punta. Soñaba con participar en ellas, así que cuando mi edad me lo permitió, vencí mi natural nitidez y no sin dificultad, averigüé gracias a amigos y familiares cómo hacerlo. Mi primer hábito fue el del Huerto, aunque mi primera salida fue como paje en la Santa Cena. Sentí una felicidad enorme. Compartí las filas con la trabajadera en la cuadrilla de la Santa Cruz. Cuando comencé a trabajar en la radio, esta otra vocación, no era compatible con la participación en los desfiles procesionales, pues desde el principio atendía la información cofrade y no era posible compaginarlo con participar en las estaciones de penitencia. Pienso que mientras me lo permitan, mi sitio en Semana Santa, está junto a la información.
-Y la radio, ¿cuándo descubriste que informar a través de las ondas era tu vida?
En mi casa escuchar la radio era algo muy habitual. Yo pasaba las horas haciéndolo. Incluso en las vacaciones de verano, trasnochaba hasta que las emisoras cesaban sus emisiones, en torno a la 1 de la madrugada. Todavía recuerdo el día en que no se interrumpieron las emisiones durante todo el día. Y jugaba a la radio, grabándome mis programas o emitiéndolos con unos walki-talkis que escuchaba mi abuela paterna, que fue, por tanto, mi primera oyente. Pero hubo un día que puedo decir que cambio mi vida. Mi padre me estaba esperando después de salir del instituto y me dijo que me iba a llevar a una emisora de radio. Era curiosamente COPE-Granada, donde él solía presentar un programa. Yo le había acompañado de niño, pero ese día, siendo adolescente, la radio me cautivó definitivamente. Tomé la decisión de que ya que no podía ser músico, iba a trabajar en la radio. En varias libretas iba apuntando mis ideas sobre programas de radio.  Un buen día un amigo me informó que hacían pruebas para locutores y allí que me presenté. Las superé, pero por mi edad, tuve que esperar casi un año para comenzar a trabajar.
-No sólo hermandades y cofradías, cultura, tauromaquia o vida de nuestra ciudad, el deporte y el Granada CF más concretamente son parte central de tu trabajo y tu pasión. ¿Cómo describes tu actividad como narrador de los partidos del equipo de tu corazón?
Muy emotiva. El Granada CF forma parte de las cosas que más quiero. Creo que no me he perdido un partido de mi equipo, salvo causa de fuerza mayor. Controlar las emociones durante las transmisiones, que ahora son muy corales, no es sencillo. Además, creo que lo más difícil en la radio, es narrar un partido de fútbol. El Granada CF es uno de las cosas más importantes de mi vida. Todavía me llego a despertar a media noche soñando que me dan la oportunidad de debutar en el primer equipo, recordando alguna jugada o ideando cuál será la alineación idónea.
-¿Cuándo comienzas a informar y divulgar noticias sobre la Semana Santa de Granada?
La primera emisora donde trabajé era Radio Genil. Allí al llegar la Cuaresma me encargaron una serie de entrevistas y la grabación de algunas salidas y encierros de las procesiones, que llevábamos inmediatamente hasta los estudios para su emisión. A los pocos meses de llegar a COPE-Granada. Allí de la mano de Juan de Loxa, que acababa de recibir el Premio Ondas, conseguí gracias también al apoyo del Director, Pedro Úbeda, presentar durante la Cuaresma una sección cofrade en un programa titulado La calle de la hermana radio. Todavía recuerdo los montajes geniales de Juan de Loxa dedicados a las cofradías, con una sensibilidad extraordinaria. Al año siguiente me “emancipé” y recuperé la cabecera de Cruz de Guía, del que yo había sido oyente.
-Internet manda en la actualidad del periodismo y la información corre más rápido a través de la red que por las ondas radiofónicas o televisivas. Un ejemplo de ello es nuestro el propio blog donde estamos publicando esta entrevista, nuestro Cruz de Guía. ¿Qué piensas de este modo de periodismo?
La red es el vehículo que ha permitido el nacimiento del cuarto medio de comunicación. Así se une a la prensa escrita, la radio y la televisión. Debido a su juventud, todavía creo que no hemos descubierto todas sus posibilidades, aunque como los tiempos históricos se aceleran, estamos avanzando muchísimo. Considero que hay que saber encontrar el lenguaje propio de la red. Por internet hacemos periodismo escrito tradicional, televisión o radio y los resultados son espectaculares, pero poco a poco, estamos, además, logrando encontrar ese lenguaje propio al que aludía, porque la red además de un cauce para los tres medios de comunicación anteriores, tiene sus posibilidades propias. Se trata de un medio de comunicación que puede emplear cualquiera y podría existir el riesgo de confundir el uso aficionado con los trabajos con carácter profesional. Pero el público termina por saber discernir ambas cosas, cada una de las cuales tiene un valor diferente.
-Un periodista tiene sus propias armas para conseguir exclusivas o ser el primero en hacer llegar la noticia. ¿Esa competición también existe en nuestro mundo cofrade? ¿Es tanta la relevancia y difusión de la información en relación a las hermandades?
La información cofrade ocupa un lugar destacado dentro de nuestro periodismo. Además lo hace por méritos propios. Las empresas de comunicación apuestan por él y ello se debe al interés que suscita, incluso en los no cofrades. Por supuesto que existe competencia, no sólo por las exclusivas, sino también por hacerlo bien. Es una competencia que yo aprecio como sana. Los que nos dedicamos a esta género solemos además mantener unas relaciones cordiales o de amistad.
-En tantos años de experiencia como periodista y cofrade seguro que les puedes desvelar algún secreto o experiencia a todos los lectores de nuestro blog.
Creo que el principal secreto es trabajar con mucha dedicación y querer, amor si se me permite el término, mucho lo que se hace, pensando siempre en el receptor de las informaciones.
-La palabra la has tomado en múltiples ocasiones, no sólo a través de las ondas, sino en multitud de pregones, de entre todos ellos siendo el más importante el oficial de la Semana Santa de Granada del año 2003. ¿Cómo viviste aquella experiencia?
Fue el más feliz de mi vida, después del día del nacimiento de mi hija. Con eso creo haber respondido de forma concreta a la pregunta.
-Volviendo al aspecto más puramente cofrade, conocemos de tu devoción por los titulares de tu hermandad, la Soledad de San Jerónimo y el Descendimiento del Señor. ¿Hay alguna hermandad más que cuente contigo en la nómina de hermanos?
Soy hermano del Vía Crucis y de la Archicofradía del Rosario. La primera me ha ganado por su estética, para mi muy cercana a una Semana Santa con sabor antiguo y de una acentuada personalidad. A la segunda me llamaron tres cosas, mi devoción al rezo del Rosario, su antigüedad, que esto de las cofradías suele ser un grado, y también el que cuando me inscribí la corporación pasaba por un momento difícil, con pocos hermanos.
-Tu hermandad del Viernes Santo es un claro ejemplo de la singularidad de la Semana Santa granadina. ¿Qué opinas de la importación de influencias y tendencias artísticas en nuestra semana mayor?
Se han importado cosas muy buenas. Eso es positivo y creo que cualquier Semana Santa debe de estar dispuesto a hacerlo. El límite es no perder la personalidad y no ahogar las creaciones propias. Caminamos en muchos sentidos hacia una estética cofrade uniforme y eso supone un empobrecimiento muy grave. Y sobre todo no entiendo cuando se copia por el simple hecho de copiar, y me molestaba bastante cuando se tiene desconocimiento de nuestra historia y tradiciones. Creo que en Granada hace falta profundizar mucho sobre el conocimiento de nuestro pasado y nuestras tradiciones. Es necesario conocer los fundamentos centenarios de nuestra Semana Santa. También en eso, veo que avanzamos positivamente, pero ya se han cometido algunos errores graves con las importaciones no adecuadas y me parecen van a ser irremediables porque se han terminado asumiendo como propias. La solución a esto podría estar en la formación, no sólo espiritual, sino también estética e histórica. Y siempre llamo la atención sobre algunos asuntos que llamamos tradición y que posiblemente no sean tales, sino fruto de la penuria. Merecen el reconocimiento de la manera de superar esta dificultad, que ha existido, y habría que estudiar con detenimiento qué papel deben jugar en una definición estética y cultural genuina.
-La Semana Santa de Granada es rica y variada en patrimonio artístico y humano, pero no es sólo cuestión de unos días. ¿Qué opinas de la vida cofrade en nuestra ciudad durante el resto del año?
Extraordinaria, sobre todo para lo que ya acumulamos memoria, porque nos acordamos de tiempos relativamente cercanos, donde no se podía decir lo mismo, a pesar del esfuerzo de los cofrades de aquellos tiempos. La cantidad de actos cofrades y en muchos casos su calidad, merecen para mí un reconocimiento a la labor de las hermandades. Ahora bien, no conviene dormirse en los laureles. Hay que procurar mantener el nivel, si es posible superarlo, e innovar, no caer en la monotonía. Esa innovación debe tener en cuenta el respeto que merece algo que bebe tan en la tradición, como es el mundo cofrade.
-Como cofrade de a pie, ¿cómo definirías nuestra semana mayor?
Una Semana Santa con momentos de una belleza sublime, por los paisajes urbanos, la categoría de algunas tallas y la expresión de la religiosidad popular que podemos percibir. Y muestra de unas asociaciones, en la mayoría de los casos, dinámicas, con una notable participación social. Lo que sucede en la Semana Santa es, en parte, fruto de la herencia, pero también del actual trabajo permanente y digno de alabanza de las hermandades.
-¿Qué mejorarías en el discurrir de las treinta y dos corporaciones?
Una es sencilla: que las procesiones no discurran con tanta lentitud. No le encuentro sentido a esta circunstancia y creo que se puede evitar. La segunda es que algunas cofradías presenten más hermanos en filas. Esto se podría lograr, entre otras formas, si las estaciones de penitencia fueran más rápidas. Los hermanos de fila sufren muchísimo, de forma innecesaria, con los parones. También creo que para lograr una mayor presencia en los cortejos, sería conveniente que la vida de las hermandades durante el año, fuera la propicia para lograrlo. Hay veces que sucede así. Me consta que en ello se trabaja y en muchos casos se están recogiendo los frutos.
-El pasado año pregonaste a las hermandades de Gloria de la ciudad, ¿cómo defines a las mismas dentro de la vida de la Iglesia y del mundo cofrade?
Necesarias para que el ritmo del calendario cofrade mantenga un punto adecuado, depositarias de grandes devociones que son menos conocidas por el gran público. Creo que tienen un futuro por delante prometedor porque todavía tiene mucho espacio para un crecimiento natural de sus actividades.
-El micrófono es la herramienta principal en tus manos de Domingo de Ramos al de Resurrección, pero dejando lo periodístico a un lado, ¿cómo vive Jorge de la Chica la Semana Santa desde que los pequeños hebreos se abren camino entre el primer bullicio cofrade?
Es un tiempo de trabajo intenso, donde se desarrolla una labor preparada durante meses. Supone un esfuerzo laboral que se hace con cariño por lo que significan para mí las hermandades. Incluso a veces saco un momento para verlas en intimidad, sin un micrófono delante, pero también en esos instantes es difícil dejar de pensar en tu profesión, porque ser periodista, en mi concepto, es algo que se ejerce durante las 24 horas de la jornada, todos los días del año. Y no es una exageración, porque hasta el descanso o la comida, se deben de hacer en función de ese trabajo.

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de tu infancia en relación a las cofradías o a la Iglesia: Muchos, pero uno que me marcó, fue la primera vez que vi venir desde Plaza Nueva a Los Dolores por la Carrera del Darro. Su estandarte en forma de vela de barco y el color salmón de los tejidos del paso de Virgen, quedaron en mi retinas casi como un sueño maravillso y a la vez real. Hasta recuerdo con exactitud que era una tarde nublada, con algún viento y algo de frío, lo que para mí, dio si cabe mayor belleza a la estampa.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa: Desde hace años me acompaña en mi cama, a mi diestra, el Señor del Huerto. Está al lado de Fray Leopoldo y me recuerda uno de los momentos más significativos de la Pasión del Señor, que desde que tuve la fortuna de profundizar en él, con motivo de un viaje a Tierra Santa, me ha calado muy hondo.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa: La Soledad de San Jerónimo.
- Tu mejor recuerdo como cofrade: El Pregón Oficinal que pronuncié en 2003.
- Un momento especial de la Semana Santa: Dos: la salida de la Borriquilla y la visión de la chías. Me cuesta trabajo reprimir las lágrimas en esos momentos.
- Tu rincón para ver cofradías: Mientras Dios lo quiera, allá donde tenga un micrófono.
- Tu momento más feliz como cofrade: Dos, de nuevo el Pregón de 2003 y cuando pude ver a la Soledad de San Jerónimo saliendo de la Catedral, cerrando la Passio Granatensis, mientras sonaba la marcha del mismo título de López Carreño.
- ¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Religiosidad profunda, así la percibo en los corazones de muchos creyentes, y belleza simpar.
- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que haya vivido:
Son muchas. Por citar alguna, cuando antes de un concierto de la Banda Municipal vimos a parecer a un tipo solitario que se parecía al Rey de Suecia. Estaba en la cola y todos comentábamos lo que se asemejaba aquel señor al monarca. Finalmente llegó la escolta, a la que había dejado atrás y descubrimos que el personaje que hacía cola en Santa Isabel la Real, era en efecto él.


Muchas gracias Jorge por esta entrevista y por hacer de tu vida pleno esfuerzo por informar.