Aunque el día se presentaba
desapacible y con un riesgo alto de precipitaciones en la capital, la
Archicofradía de la Nuestra Señora del Rosario Coronada, Co-Patrona de Granada, no
faltó a su cita anual y pasadas las séis de la tarde se abrían las puertas de
Santo Domingo.
Con los aplausos del numeroso
público que se agolpaba a las puertas de la cariñosamente conocida catedral del
Realejo, el cortejo comenzó su estación
de gloria en el año en el que se conmemoran los ochocientos años de la fundación de la
orden de predicadores. Con tal motivo, de manera extraordinaria, salía a las
calles por primera vez la imagen de Santo Domingo de Guzmán, atribuida al
círculo de los Mora y restaurada recientemente por Francisco Marín.
Tras la cruz parroquial, avanzaba
el cortejo que antecedía al santo dominico formado por niños, jóvenes, padres y
tutores de los colegios de la orden de predicadores. Concretamente del Colegio
Santa María del Llano de Armilla y de
los colegios realejeños de Santo Domingo y Nuestra Señora del Rosario, siendo
éste último la obra social que realizara la Archicofradía en el año de su
coronación, allá por 1961.
Seguidamente, el cuerpo litúrgico
y el paso de Santo Domingo de Guzmán, el cual se presentaba para la histórica ocasión
sobre un paso cedido por un particular y la peana de la Hermandad de la Virgen
de las Nieves de las Gabias; siendo la floristería de Pepe Calvente de Motril,
la encargada de poner el exorno floral de este primer paso.
A las órdenes del capataz general
Alberto Ortega y sus auxiliares Enrique Muñoz, Manuel Gálvez, Patricio Carmona
y Juan José Ubago; se puso en las calles por primera vez la imagen de Santo
Domingo, ataviado con el hábito de fraile dominico y capa bordada, y con los
sones musicales de la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado de sus
Vestiduras.
Como curiosidad, a la salida de
Santo Domingo se interpretó el himno nacional por ser considerado Grande de España.
Tras él, se desplegó el cortejo
que antecedería al paso de la Virgen del Rosario Coronada, compuesto por las
Escuelas del Ave María, la representación de las Hermandades del Realejo y sus propios
hermanos. Junto a ellos, representaciones oficiales del
Madoc y las concejales del grupo
popular del Ayuntamiento de Granada, Dña. Rocío Díaz y Dña. María Francés.
Por
último, la presidencia de la Archicofradía formada por el Hermano Mayor D.
Enrique Álvarez Baena, los Mayordomos del presente año, D. Javier Aguilera y
Dña. Mercedes Sánchez y la presidenta de la AAVV del Realejo, Dña. Piedad
Cardenete.
Con un gran despliegue de cohetes
recibió Granada a su Co-Patrona y con los sones de la Banda de la Victoria de
Fuente Vaqueros, que interpretó la tradicional salve marinera y la nueva marcha
“Granada del Rosario” del ubetense Cristóbal López Gándara; marcha que
estrenara la Banda Municipal de Granada en uno de sus conciertos la pasada
Cuaresma.
Para este histórico aniversario,
la Virgen de Lepanto lució el manto verde bordado por la Congregación de Santo
Domingo, de principios del siglo XX, y multitud de rosarios y condecoraciones
militares que ostenta la titular.
Por su parte, la floristería
Verdegal de la familia Vedia, fue la encargada de adornar con rosas blancas, rosas
y nardos el paso de la imagen mariana, cuya cuadrilla de costaleros fue comandada por Gonzalo Ortega y Gonzalo Ortega
hijo junto a sus auxiliares Carlos Pérez y Ángel Fernández.
Tras su paso, la representación
de la orden dominica encabezada por su párroco, D. Fray Francisco Emeterio
García Ortega OP, quien tuvo cariñosas palabras para la archicofradía y para todos
los que acompañaron a las imágenes en su discurrir por las calles de Granada.
Ambos pasos discurrieron por las
calles Jesús y María, San Matías, Ángel Ganivet, Reyes Católicos, Plaza Isabel
la Católica, Pavaneras, Santa Escolástica, Carnicería y Plaza de Santo Domingo,
arropados en todo momento por multitud de cofrades que no dudaron en acompañar
a la Archicofradía.
Hay que destacar además, la multitud de petaladas que recibió la
imagen de Nuestra Señora del Rosario a lo largo de todo su recorrido y especialmente
la interpretación del Himno de la Armada, de la que es Capitán General, en la
confluencia de San Matías con su calle, la calle Rosario, donde se vivieron
momentos muy emotivos con el canto de dicho himno por parte de sus hermanos.
Sin duda, esta jornada regaló
estampas únicas a los granadinos, poniendo el broche final la llegada de la
imagen mariana a la Calle Carnicería y la plaza de Santo Domingo pasadas las
nueve de la noche. Allí recibió una lluvia interminable de pétalos que emocionó
a todos los presentes junto con la plegaria cantada que ofreció desde uno de
los balcones de la plaza, Miguel Ángel Arenas.