Pasado ya el tercer
domingo de Adviento, Domingo de la Alegría, nos encontramos con un nuevo
miércoles y así con otra oportunidad para conocer en profundidad a un cofrade
de nuestra Semana Santa.
Hoy en #DeCerca conocemos
a María José García Escobar, mujer ligada durante muchos años a la Federación
de Cofradías.
-Sabemos
bien que eres una fiel seguidora de Cruz
de Guía y sobre todo de esta sección de entrevistas. ¿Pensabas que algún
día te llegaría el momento de darte a conocer #DeCerca a nuestros lectores?
Esta sección siempre ha despertado
mi interés, puesto que nos permite a quienes amamos la Semana Santa acercarnos
a personajes interesantes de nuestra Semana Mayor. Por eso me satisface poner
también mi granito de arena en ese panorama, pensando que quienes vayan a leer estas
líneas puedan encontrar en ellas aspectos que les interesen, como a mí me han
interesado los de otros personajes.
-Muchos te
conocemos por tu incansable labor en la Federación, pero queremos conocer más
sobre tu persona y tus inicios. ¿Cómo llegó Mª José al mundo cofrade?
Mi llegada
al mundo cofrade fue una faceta más de mi actitud de servicio a la Iglesia. Yo
pertenecía por entonces a Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), un movimiento
católico juvenil extendido por todo el mundo. De modo que en la parroquia de
Regina Mundi un nutrido grupo de unos doscientos jóvenes nos formábamos,
orábamos y actuábamos al calor de una comunidad especialmente dinámica.
En ese
clima, el por entonces párroco, padre Miguel Vita, propuso a las comunidades
parroquiales el establecimiento de una cofradía. El 27 de noviembre de 1985 se
aprobaban los Estatutos de la Cofradía del Stmo. Cristo Resucitado y Ntra. Sra.
de la Alegría, promovida –como recuerdan nuestros Estatutos- por el Consejo
Pastoral Parroquial, Juventudes Marianas Vicencianas y los padres Paúles de la parroquia
“Santa María Regina Mundi”. Y allí estaba yo y muchos jóvenes de JMV que aún
siguen, como también muchos adultos, hoy abuelos, que nos ha ido trazando el
camino.
La verdad es
que personalmente me alegra que nuestra cofradía tenga ese decidido sabor
comunitario y ese campo de acción marcadamente parroquial, algo muy
característico de las cofradías granadinas más jóvenes (como la Lanzada en la
parroquia de los Dolores, o la del Trabajo en el Corpus Christi). Creo que
respondemos así al signo de los tiempos y que así debe seguir siendo.
-Y sobre tu
infancia en general, ¿cómo fueron tus orígenes y tus primeros pasos en este
mundo?
Aunque mi compromiso
con el mundo cofrade fue como te acabo de contar, evidentemente mis orígenes y
primeros contactos con las cofradías vienen de la mano de mis padres. Como
amantes de las tradiciones de Granada y católicos devotos, junto a ellos y al
resto de mis hermanos asistíamos desde muy pequeños al paso de las Estaciones
de Penitencia. No obstante, y de manera muy especial, nuestra vida cofrade
siempre ha estado ligada a la procesión del Corpus, que ha sido y sigue siendo
una solemnidad que ha aglutinado a toda mi familia.
-Te hemos
podido ver acompañar a multitud de hermandades y actos cofrades por tus
responsabilidades federativas, además de estar siempre junto a tu hermandad del
Resucitado y la Virgen de la Alegría. ¿Alguna hermandad más cuenta contigo en
su nómina de hermanos?
No, solo soy
hermana del Resucitado y la Alegría. Y aunque no tengo ninguna razón especial
para no ser hermana de otras cofradías, ciertamente me da la impresión de que
prefiero no dispersarme en mis compromisos cofrades. Es verdad que hay
Titulares a los que les profeso una especial devoción, pero también lo es que
la certeza de vivir en fidelidad al Resucitado, con Alegría, como núcleo del
Misterio de nuestra fe, posiblemente me ha llevado a ni siquiera planteármelo.
-La
hermandad de Santa María de la Alhambra debe de ser muy especial para ti y tu
marido Eduardo, pues la actual junta de gobierno tuvo a bien designaros como
mayordomos sacramentales hace dos años. ¿Cómo vivisteis esa experiencia?
La llamada
de Antonio Olivares comunicándonos la propuesta fue algo muy ilusionante,
aparte de inesperado. Ten en cuenta, además, que entre esas devociones
especiales a Titulares granadinos a los que antes me refería, Santa María de la
Alhambra tiene un lugar especial. Tengo grandes amigos en la cofradía, con
algunos de los cuales he vivido y aprendido experiencias cofrades muy
importantes. Ocupar entre ellos, junto a esa Virgen con su Hijo muerto en el
regazo, un lugar tan destacado como el de mayordomos sacramentales, es y sigue
siendo un honor impagable.
-Volviendo a
los años en Federación, algunos de ellos, con Gerardo Sabador como presidente,
donde ejercías el papel de secretaria, y otros cuatro años más con Antonio
Martín, en la que ejercías de vicepresidenta. ¿Cómo fue para ti todo ese periodo
en el ente federativo? ¿Qué ha significado en tu vida?
Puffff. (Sonríe)
¿Qué decir? Han sido años emocionantes, edificantes, vivificantes. Las
emociones que la Federación me ha permitido experimentar desde que me reclamó
como vicesecretaria mi querido José María Ortiz, que fue el primer presidente
en cuya Junta estuve, han sido innumerables y hondamente humanas. La
experiencia de conocer a tantos cofrades tan entregados, a esas cofradías donde
se hace una labor pastoral con los alejados tan callada y poco reconocida, ha
hecho de mí una defensora acérrima de estas asociaciones eclesiales de las que
tan poco sabía antes de aproximarme a ellas. Y todo ello me ha dado una vida
personal y comunitaria que me enriquecieron durante aquellos quince años y me
han construido entonces y ahora como persona.
Institucionalmente,
además, me ha permitido comprender a una Federación muchas veces desconocida y
a las personas que trabajan por ella, que es lo mismo que decir por nuestra
Semana Santa. Es una labor generosa, muy generosa, puesto que exige una entrega
a veces difícil, que no siempre la sociedad –ni siquiera las propias cofradías–
es capaz de reconocer y que exige de las familias una comprensión también
difícil. La Federación es, en ese sentido, una auténtica escuela de aprendizaje
cofrade, como tú bien sabes (ríe), ya que fuimos compañeros de fatigas,
¿verdad?
Permíteme
precisamente que concluya esta respuesta con mi agradecimiento a quienes fueron
mis Presidentes: José María Ortiz, que nos mira desde el Cielo con su Cristo de
la Misericordia bien cerca; mi amigo y hermano de tantos años, Gerardo Sabador,
el más discreto de los cofrades de Granada; y Antonio Martín, que siguió
confiando en mí al asumir la presidencia. Mi gratitud y cariño también para un
hombre en la sombra, pero indispensable, como es Jacinto Morente. Y a todos mis
compañeros, por supuesto, con un recuerdo muy especial para mi queridísimo y
añorado José Luis Clements.
-El papel de
la mujer en el mundo cofrade ha ido tomando protagonismo con el paso de los
años, y tú has sido claro ejemplo de ello. En ocasiones se rumoreaba que
pudieses presentar tu candidatura para presidir la Real Federación. ¿Ha estado
o está esa opción en tus planes de vida cofrade?
(Sonríe) Los
rumores son algo con lo que los cofrades estamos muy acostumbrados a convivir.
Yo no había oído nada (Ríe). En fin, ya en serio, siempre he sido una persona a
la que le ha costado mucho hacer planes en frío. Quiero decir con eso que este
tipo de decisiones las marca la propia marcha de los acontecimientos. Como ya
he dicho en otros momentos de esta entrevista, mi planteamiento de la vida
cofrade es el servicio a la Iglesia. De modo que, si en un momento determinado
ese servicio fuera exigido por las circunstancias, en mí solo se encontraría a
una persona con ilusión y ganas de trabajar. Siempre he intentado hacerlo así.
Respecto a
lo del papel de la mujer, me parece innecesario caer en la obviedad de que
hombres y mujeres somos, y que así lo quiso Dios. Que cofrades somos porque Él
nos ha llamado a servir entre flores, incienso y flor. Y que también Él nos va
poniendo ante decisiones de vida a las que hay que responder. No creo que Dios
se pare a pensar si somos hombres o mujeres, sino sencillamente si vamos a ser
un instrumento en sus manos.
-Y sobre
dirigir tu cofradía, ¿te gustaría tomarle el relevo en casa al que fuese elegido
hace un par de años hermano mayor, tu marido Eduardo?
En ese caso,
me reitero en lo que acabo de decirte. Serían los acontecimientos los que
deberían marcar esa decisión. De hecho, ya hace años el cabildo de hermanos así
me lo propuso, pero estaba convencida de que ni era mi momento ni era la
persona adecuada a las circunstancias. ¿Vendrán otras circunstancias, otra
situación a la que deba responder en otro sentido? No lo sé. Está por ver.
Abierta a ese servicio, como a cualquier otro, siempre lo estaré. Pero tampoco
hay planes.
-Vuestra
hermandad tiene algo especial que desconoce gran parte del mundo cofrade, un
movimiento juvenil en torno a María. ¿Cómo viven esto los jóvenes que están
inmersos en este grupo?
Por nuestros
propios orígenes, la devoción mariana está en efecto muy presente en nuestra
cofradía. Fíjate que este año, si Dios quiere, podremos estrenar nuestro nuevo
simpecado diseñado por Benjamín Rodríguez y realizado por Jesús Arco en los
bordados y Alberto Quirós en la orfebrería. El centro simbólico del simpecado
es la Medalla Milagrosa, porque en gran medida es también el centro de nuestro
origen cofrade y nuestro aglutinante como comunidad parroquial. ¿Y qué tiene
que ver esto con nuestros jóvenes? –te preguntarás. Pues fácil: que casi todos
ellos provienen de esa devoción, de esa formación y ese espíritu mariano y
vicenciano que fue germen de la cofradía y sigue impregnando a nuestros jóvenes
en su paso por Regina Mundi, sea la parroquia, la cofradía o el colegio… En
nuestro caso, el Grupo Joven debe ser no solo esa ‘escuela’ o ‘cantera’ cofrade
que siempre se señala, sino algo más: el referente y la llamada permanente a
recordar nuestros orígenes, porque en ellos está nuestro fin.
-La
corporación conocida como Regina Mundi ha tenido diversos cambios a lo largo de
su historia. Ahora se encuentra ante otro paso para mejorar con el nuevo
conjunto escultórico que acompañará a los sagrados titulares. ¿Cómo se afronta este
nuevo reto?
Con mucha
ilusión, como supongo que le sucede a cualquier cofradía que aborde lo que cree
que es una mejora para su patrimonio. Ya en su momento acometer el conjunto
escultórico del paso de misterio fue un reto, disponiendo los dos Titulares en
una nueva escena plástica. Ahora se trata precisamente de volver al
planteamiento original, incorporando a san Pedro y encargando todas las
imágenes secundarias a un artista como Israel Cornejo. Creo que ha sido un
acierto de la nueva junta, a la que no pertenezco, la cual ha actuado con
valentía y decisión.
-Ésta no va
a ser la primera remodelación en lo que a imaginería se refiere en la
hermandad, pues la Virgen de la Alegría fue restaurada. En ocasiones, los
corrillos cofrades cuentan que fue orden expresa del entonces arzobispo de
Granada, monseñor Cañizares, para que retallasen el busto de la imagen mariana
por el volumen del mismo. ¿Qué hay de verdad y de leyenda en esta restauración?
(Sorprendida)
No tengo ni idea de lo que me estás planteando. Está claro que me hablas de una
leyenda, pero con datos tan erróneos que no dejan lugar ni a la imaginación. Me
explico: la única restauración que se ha acometido de la Virgen de la Alegría
acaba de concluir este mes de diciembre y la ha llevado a cabo María de Haro.
Se ha tratado de un proceso de conservación y limpieza, solo eso.
En tiempos
de don Antonio Cañizares no se hizo nada en la Virgen. Y la única acción
anterior fue llevada a cabo por el propio artista, Antonio Barbero, al año
siguiente de la bendición en 1992 –cuando era arzobispo don José Méndez–,
limitándose a sustituir la policromía del manto de la Virgen, para que este
tuviera el color deseado por la hermandad: ese azul cobalto, enmarcado por el
estofado dorado, que la Virgen lleva luciendo 24 años y cuyo esplendor ha
devuelto la magnífica restauración de María de Haro. Todo lo demás que me
cuentas, esa historia que desconocía en absoluto, no tiene ni un ápice de
verdad, es una leyenda, una leyenda urbana.
-Volviendo a
la actualidad cofrade, la hermandad procesiona desde la Iglesia del Sagrario.
¿Seguirá haciéndolo así o cabe la posibilidad de volver a salir desde el
colegio?
Bueno,
Manolo, lo primero que hay que aclarar –esto sí que parece una leyenda– es que
nosotros nunca hemos salido del colegio Regina Mundi. La hermandad salía de
nuestra parroquia de Regina Mundi. En cuanto a la posibilidad de salir
nuevamente desde allí, será cuestión que deberá abordar la Junta de Gobierno y
el Cabildo de hermanos. Personalmente, creo que mucho tendría que cambiar la
cosa para hacerlo posible, ya que las condiciones físicas del recinto hacen
imposible hoy por hoy una salida acorde con los tiempos.
-En el ámbito más personal, ¿cómo vive tu familia y
personas más cercanas tu pasión por tu hermandad y por la Semana Santa de
Granada?
Como te he
dicho anteriormente, y como tú mismo has señalado, mi familia vive conmigo esa
pasión por mi hermandad y por la Semana Santa. Eduardo es el hermano mayor de
la cofradía y mi hijo es miembro de la junta. Mi marido y yo vivimos y
participamos en la fundación de la cofradía y mi hijo es miembro de la cofradía
desde que nació y ha sido campanillo, monaguillo, aguador, penitente, mayordomo
y ahora costalero.
-¿Cómo
definirías el estado actual del mundo cofrade en nuestra ciudad?
Creo que actualmente
no estamos en una fase casi óptima, como la que quizá vivíamos hace unos años,
pero precisamente lo que se hizo entonces nos permite vivir ahora un ambiente
saludable en nuestras hermandades. Patrimonial e institucionalmente estamos
mejor que hace años, y eso nos permite cierta soltura y confianza. Pero echo de
menos un compromiso personal de los cofrades que quizá se ha ido perdiendo. En
los actos federativos y los de las propias cofradías la presencia e implicación
me parece cada vez menor, y eso no es bueno. Los hermanos cofrades han de estar
con y en sus cofradías, y los hermanos mayores con y en la Federación. Si no se
hace así, creo que todo se empobrece y pierde su sentido.
- Eres
hermana del Domingo de Resurrección, el culmen de la fe y la semana mayor en la
Iglesia Universal, pero ¿cómo vives la Semana Santa desde que da comienzo el
Domingo de Ramos?
Ahora la
vivo intentando adaptarme a ‘ver los toros desde la barrera’, después de quince
años en la Federación, que me han permitido vivirla más de cerca, aunque
trabajando muchas horas y a veces con situaciones difíciles. Así que esta
vuelta a la ‘normalidad’ la vivo aún con cierta perplejidad, aunque la familia
la agradece. El retorno al palco en Pasiegas y a las calles de Granada para
encontrar momentos más íntimos de las hermandades me hace retornar a mis
orígenes cofrades y a los sentimientos quizá más puros y auténticos.
-Aún nos
queda una gran espera para la llegada de un nuevo Domingo de Ramos, pero ¿qué
deseas para la Semana Santa de 2017?
En primer
lugar, lo que deseamos todos los cofrades: que salgan a la calle las treinta y
dos federadas y que celebren su Estación de Penitencia sin incidencias. En
segundo lugar, y relacionado con lo anterior, que los cofrades lleven a las
calles el clamor de su oración, de sus silencios, de sus promesas. Y,
finalmente, que de ese modo las cofradías sean lo que tienen que ser:
catequesis trasladadas plásticamente a las calles para acercar a todos –los más
convencidos y aquellos que aún dudan– la verdad de nuestra fe: que Cristo vive,
Resucitado por el Padre, por todos nosotros. Sin excepción.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade: El poyete de las farolas de la plaza del Carmen, donde mis padres nos sentaban a los hermanos para ver el paso de las cofradías, cuando la plaza no era Tribuna Oficial en su totalidad.
- Una imagen
de Cristo de nuestra Semana Santa: O dos:
Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, en su Pasión; y el Santísimo Cristo
Resucitado, en su Gloria.
- Una imagen
mariana de nuestra Semana Santa: Santa María
de la Alhambra.
- Un momento
especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas): La oración
de las tres de la tarde en el Campo del Príncipe.
- Tu rincón
para ver cofradías: La plaza de
las Pasiegas.
- Una marcha
cofrade: Passio Granatensis,
de Ángel López Carreño.
- Tu momento
más feliz como cofrade: Cuando el
arzobispo don Antonio Cañizares anunció, tras el pregón de Ángel Luis Sabador,
que se abrirían las puertas de la Catedral para el paso de las hermandades.
- Y el que
te hubiera gustado no vivir: Los
dos momentos de crisis de las cofradías del Nazareno y de los Estudiantes que
motivaron episodios personales e institucionales que nunca deberían darse en
una hermandad.
- ¿Con qué
adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Íntima,
recoleta y única.
- Cuéntanos
alguna anécdota cofrade que hayas vivido: He tenido
muchas, pero algunas de ellas no se deben contar en este medio –te las cuento
después off the record–.
Una que me
parece entrañable y divertida no tiene que ver con la Semana Santa, sino con
nuestra Patrona. Mi hijo Luis tenía dos años y habíamos salido a ver a la
Virgen de las Angustias. Eduardo lo llevaba sobre los hombros, como suelen
hacer los padres granadinos con sus vástagos. Al paso de la Patrona, los gritos
tradicionales surgieron por aquí y por allá: “¡Viva la Virgen de las Angustias!
¡Vivaaa!” “¡Viva la Patrona! ¡Vivaaa!”. Por razones que aún ignoramos, nuestro
hijo, que no era excesivamente efusivo, se contagió del ambiente y en un
silencio de esos extraños que se producen, gritó con su vocecita: “¡Viva la
Virgen de las Tortas!”. La carcajada y las caras de sorpresa fueron mayúsculas,
por supuesto. Es más que probable que fuera su abuelo Manolo, que siempre
fomentó el consumo familiar de las tortas de la Virgen, el culpable de su
súbita y tierna devoción mariana.
Muchas
gracias Mª José, de parte de todo el equipo.
Gracias a
vosotros, querido Manolo, por pensar que lo que hoy te he ido contando aquí
pueda tener interés para los cofrades granadinos. Y también gracias a quienes
lean estas palabras, por su paciencia y su cariño. Un saludo para todos.