jueves, 16 de marzo de 2017

LA BANDA MUNICIPAL DEDICA UN CONCIERTO AL ÚLTIMO SIGLO DE LA SEMANA SANTA GRANADINA

La Banda Municipal dedica su concierto de este domingo 19 de marzo (12,30-Teatro Francisco Alonso) a los últimos cien años de la música cofrade granadina. En su organización colabora la Cofradía del Vía Crucis que como la Banda cumple este 2017 cien años. Contará con la participación del cantaor Curro Andrés, la escenografía de Mariano Sánchez Pantoja y la presentación de Vicente Gomariz.
Primera parte
Las primeras marchas procesionales se escribieron en el siglo XIX, aunque ya el compositor granadino del XVIII Antonio de la Cruz, redescubierto gracias a la labor del profesor Barberá, describe los apuntes iniciales del género. De él se ha ocupado en su programación la Banda Municipal de Granada, en su afán permanente por atender nuestro patrimonio. Pero hace cien años, la interpretación de obras que pudieran llamarse extrictamente marchas procesionales, tenía un uso muy restringido. De esta manera, en las estaciones de penitencia, cuando participaba una banda de música lo hacia mediante adaptaciones de obras clásicas. Las más populares, curiosamente, estaban escritas originalmente para piano, como es el caso de la marcha fúnebre de Chopin o la del Mendelssohn, que será la que se oiga en este concierto.
Pronto comienzan a hacerse populares también obras escritas para ser interpretadas en procesiones. Surgen entonces auténticas obras maestras, como Mektub (1925) de Mariano San Miguel. Tanto la Banda Municipal como la de la Banda de la Infantería de Marina de Madrid, hicieron de esta composicón un clásico de nuestra Semana Santa. Otro de los grandes maestros del género fue Emilio Cebrián, director de la Banda Municipal de Jaén, quien escribe en 1935 Nuestro Padre Jesús, que con el tiempo fue también una de las marchas más populares en Granada, a pesar de estar dedicada a una advocación de la capital del Santo Reino. El genio de Cebrián se acabó muy pronto. Falleció de forma accidental en 1944, pero el año anterior compuso otra de sus obras fundamentales, Jesús Preso, también habitual en los desfiles de la Semana Santa granadina.
Segunda parte
A finales de los 70, la influencia de las marchas sevillanas se extiende en Granada. Pasan los campanilleros de López Farfán, también formó parte de repertorio tradicional en nuestra ciudad, donde hasta los 80 muy pocos autores se había preocupado de la marcha de procesión, salvo casos aislados y de enorme mérito como la saga de los Megías o Faus. Sin embargo, a partir de la publicacón de Aurora (1983) de Sánchez Ruzafa, con la que se inicia la segunda parte del concierto, y de la edicón del disco Semana Santa en Granada, que prestó atención a nuestro compositores, comienza a escribirse música procesional granadina de forma cada vez más habitual. Además, su autor se convierte desde entonces en el principal promotor e impulsor de las marchas creadas en Granada.
 Hoy son más de medio centenar las obras que merecen el calificativo de marchas procesionales granadinas. Nos referimos sólo a las compuestas para banda de música, porque también se han escrito muchas marchas de este tipo para bandas de cornetas y tambores, agrupaciones musicales y, en menor medida, para capillas.  Es cierto que casi siempre las marchas foráneas son más interpretadas que las propias, tanto en conciertos como en procesiones. Sin embargo hay tres obras granadinas que además de haber tenido un enorme éxito aquí, también se han exportado a toda la geografía española: Palio Blanco de Miguel Sánchez Ruzafa, Passio Granatensis de Ángel López Carreño y Mi Amargura de Victor Manuel Ferrer. Con la segunda de estas obras concluye hoy el concierto, que incluye igualmente a autores del talendo indiscutible de Melchor Perelló, Aniceto Giner o Francisco Higuero, que es el más prolífico de los compositores granadinos.
La saeta
La saeta también que está presente en este espectáculo, ha evolucionado durante este siglo. Su historia en Granada ha corrido prácticamente paralela a lo sucedido en el resto del sur de España. El Maestro Curro Andrés nos trae dos ejemplos que nos permiten escuchar su evolución. Hasta mediados del siglo pasado, era habitiual la convivencia de saetas sin pasar por el tapiz del flamenco, con otras impregnadas de las características de este genuino arte. Tendremos la oportunidad de oír, en la primera parte del concierto, una saeta antigua, sin influencia flamenca reconocible. En Granada este cante hace mucho que no se escucha y lo que predomina ahora es la saeta aflamenca, que será el otro ejemplo que, en la segunda mitad, podremos disfrutar.