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jueves, 22 de marzo de 2012

DIARIO PARA UNA CUARESMA - JUEVES DE LA CUARTA SEMANA - 22 DE MARZO

Ha llegado a mis manos el mensaje cuaresmal que cada año redacta el Papa. Lo tengo que agradecer a la Cofradía del Silencio. Una vez más la altura intelectual de Benedicto XVI nos ofrece una oportunidad extraordinaria para beneficiarnos de su magisterio. Su Santidad ha querido que en 2012 su reflexión este dedicada a la caridad. Recordemos que esta virtud teologal, consiste en el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos; lo segundo como consecuencia de lo primero. Invito a una lectura detenida del texto (será muy fácil de localizar a través de internet para aquel que todavía no disponga de él), pero además me atrevo a subrayar algunos de los aspectos más significativos que he encontrado en su líneas.
Me sorprende extraordinariamente como todo el mensaje cuaresmal lo extrae de una sola frase de la Carta de San Pablo a los Hebreos: "Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras" (20,24). La extraordinaria inteligencia del Pontífice obtiene muchas enseñanzas de estas pocas palabras y las comparte con nosotros. Así indica que ese fijarse los unos en los otros, se refiere a una observación atenta que nos debe llevar a no mostrarnos indiferentes ante los demás, defecto al que podemos llegar por egoísmo, escudándonos en la "esfera privada". En suma se refiere al amor al prójimo que detalla en todos sus aspectos y que enuncia en tres: físico, moral y espiritual. Cita a su antecesor y Siervo de Dios, Pablo VI, para hacernos saber que el mundo esta enfermo no solo por la dilapalidación de recursos o la acaparación de esos recurso en manos de algunos, sino por la "falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos". Referencia absolutamente vigente y que sin embargo data de 1967.
Llama la atención Benedicto XVI sobre el peligro de anestesiar nuestro corazón ante el sufrimiento de los demás y lo hace además citando dos parábolas del evangelio de San Lucas a cuya lectura me permito animar: la del buen samaritano y la del rico epulón. Añade más el Papa: "nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos", ante los demás.
Son más los apuntes al respecto de este mensaje que deseo compartir con los lectores de este blog, pero será otro día. Tan solo quisiera añadir que en este tiempo Cuaresmal, tenemos una vez más, como siempre, la ayuda de los Sacramentos y de la Palabra de Dios, pero de manera especial en el presente periodo litúrgico, nos debe de ayudar el silencio. Sobre ese silencio, también merecerá la pena reflexionar en otro Diario de la Cuaresma.