El cofrade lo es en su plenitud, si antepone a cualquier otra condición la
de católico. Así lo aprendí de Antonio Sánchez Osuna "Antoñín",
maestro de capataces y Diploma de Honor de la Ciudad de Granada. Por tanto, se
cofrade no debe ser más que otra manera de ser católico. Así las fuentes de
nuestra fe están en las Sagradas Escrituras y la Tradición y Magisterio de la
Iglesia Católica. Es cierto que entre los cofrades, los hay alejados en mayor o
menor grado de esta fe. Tanto es así, que el escolapio y cofrade P. Enrique
Iniesta, hablaba de las cofradías como la Pastoral de los alejados, un terreno
propicio, añadiría yo, para esa nueva evangelización que tan necesaria es en la
sociedad actual.
Doble valor
en este sentido el que tienen las cofradías. Primero como espacio en el que
desarrollar nuestra fe católica y segundo un lugar para evangelizar a muchos
sectores de la población que pueden encontrar en ellas el camino para
revitalizar, incluso acercarse por primera vez, a esa fe católica.