Si la Peregrnación María, Reina de Granada comenzó a fraguarse cuando al
término de la Passio Granatensis, en el transcurso de un programa de radio se
formuló la pregunta de y ahora qué, la misma interpelación puede formulase tras
la celebración del pasado sábado. Existen múltiples respuestas, pero una de
ellas especialmente interesante: la celebración de un Magno Vía Crucis con
motivo del Centenario de la fundación de la Cofradía del Vía Crucis que será en
2017. Si cuatro años han transcurrido desde la Passio hasta la conocida
popularmente como Magna Mariana, el mismo tiempo nos separa ahora de tan
señalada fecha.
La Cofradía del Vía Crucis, fundada en 1917, tiene el honor de figurar como
decana en el orden federativo. En verdad, esta circunstancia no obedece estrictamente
a un literal histórico, puesto que con anterioridad se fundaron otras
corporaciones que figuran actualmente en la nómina federativa: Rosario (1492),
aunque como rama penitencial no se creó hasta 1927 y fue en 1985 cuando se
segregó de la Archicofradía matriz; Soledad de San Jerónimo, 1561. pero de un
año para otro no tuvo en cuenta su antigüedad al crearse nuevos estatutos en
1925, Santo Sepulcro, 1615, a quien le ocurrió algo similar en 1924, o la del
Cristo de San Agustín, que data de 1769, aunque no fue hasta 1992 cuando
adquirió el carácter penitencial. Pero a efectos federativos el Vía Crucis es
la decana y su centenario no debe pasar desapercibido.
No sería tarea sencilla porque existirían dificultades para localizar en la
capital pasos que representaran alguna de las catorce estaciones, pero es
probable que acudiendo a otras hermandades de la diócesis se pudiera completar
el ciclo. Cabría además preguntarse si su organización, a diferencia de la
Passio y la Magna, debería depositarse en una cofradía, en este caso la
celebrante, o si debería de hacerse cargo de ella la Federación. Pero al margen
de todo, la iniciativa ya ha comenzado a ser valorada en distintos ámbitos
cofrades.