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martes, 24 de diciembre de 2013

GRANADA BELÉN DE ESPAÑA

San Francisco es reconocido como el inventor del Belén, entendiendo por este una representación del Nacimiento de Jesús. Aunque con anterioridad el arte cristiano tuvo la oportunidad de expresar esta escena de la vida del Salvador, fue el Santo de Asís quien en 1223 celebró la Misa de Nochebuena en una cueva que ambientó para la ocasión con una pesebre vacío, en alusión al relato evangélico, acompañado de una mula y un buey, de acuerdo con la tradición. Es entonces, a decir de los estudiosos, cuando nació el Belén.
Desde Italia a España
El origen del Belén es por tanto italiano. Allí alcanza gran auge a partir del siglo XIV y se expande a toda Europa. En su llegada a España, tuvo una especial influencia la venida de Carlos III desde la Nápoles a nuestro país, para suceder a Fernando VI. Fue por tanto en el siglo XVIII cuando se extendió entre nosotros la costumbre de instalar belenes, al principio como una moda y luego como una tradición que llega hasta nuestros días. España fue a su vez responsable de difundir el Belén por Hispanoamérica.
Hoy es una costumbre que se extiende a todos los países de tradición cristiana. Luego de un tiempo reciente en que el Belén entraba en competencia con el árbol de Navidad, en la actualidad parece nadie se plantea este asunto y ambos conviven como símbolos de esta festividad.
Y Granada lo hace suyo
Granada es cuna de algunos de los mejores belenistas del mundo. Como tantas otras cosas nuestras, no se ha valorado en su justo término el trabajo de los escultores que han realizado auténticos primores con sus figuras. Sin embargo comienza a ponerse de relieve esta circunstancia. Las figuras de Rada, José Jiménez Mariscal o de Manuel Collado García, compiten con los mejores artistas del género.
Pero es que además, podemos escribir, y con orgullo, de un estilo granadino singular, de extraordinaria categoría, dotado de una personalidad propia, que hace de nuestro Belén, uno de los patrimonios artísticos más singulares y a la vez, menos conocidos de Granada. Dos son sus principales características.
Características singulares
La primera es la influencia de la escuela escultórica granadina. En las figuras, especialmente en las tres centrales del Misterio, - Jesús, María y José-, es fácil identificar, rasgos de las figuras cimeras del arte hispano como Risueño o Mora, a través de sus tipos característicos, las inclinaciones anatómicas y escénicas, o la dulce expresividad de los rostros de la Sagrada Familia. Incluso a veces el barroco exuberante con el que se representan a otros personajes secundarios, como los Reyes Mayos, tienen, en mucho, connotaciones de la pintura granadina, desbordante en imaginación, como también están presentes los ecos del orientalismo y el costumbrismo que cultivaron muchos autores a partir del XIX.
Como segunda característica singular de los belenes granadinos, hay que anotar el trabajo primoroso del barro con el que se hacen las figuras. Todo en ellas es arcilla cocida. Así, no se utilizan como en otras escuelas bien definidas de belenistas, las telas encoladas para rematar los detalles del ropaje. Los artistas granadinos modelan con primor la tierra para ofrecernos sugerentes formas en movimiento, que se nos presenta vivísimas, dotadas de un realismo y naturalismo asombroso.
Los museos de Granada conservan ejemplares de belenes de topo tipo. Algunos de elevado valor histórico-artístico, especialmente los de origen napolitano. No podía ser de otra manera en una ciudad de un patrimonio tan importante. Pero son los belenes granadinos, con sus figuritas de barro de belleza deslumbrante, los que muestran el alma genuina de esta tierra.
Antonio Jiménez Rada
Es en el XIX cuando comenzamos a ponerles nombres y apellidos a artistas, a veces sagas familiares, que cultivan con especial acierto el arte del Belén. Antonio Jiménez Rada, nacido en 1873 y que solía firmar con su segundo apellido, es un claro exponente de cuando acabamos de exponer. Con él conviven Blas Román o sus propios hijos, José y Josefa. Como sucedió en el XVI con la escuela escultórica granadina, tuvo una importante influencia en la escuela belenística sevillana. Ello fue en parte porque los Rada vivieron durante años en Triana. Eran los suyos, belenes impregnados del romanticismo imperante en la época y aunque el reconocimiento de su arte les permitió una vida holgada en lo económico a la vera del Guadalquivir, llegada la II República, retornan a Granada y establecen su taller en la calle Gracia. El fin de los días de Jiménez Rada llegó en 1949 y su obra se reparte por numerosos museos, como el de los Tiros en Granada y los de las Descalzas Reales o el Romántico de Madrid, y en cotizadas colecciones particulares.
Mariscal
Su hijo José Jiménez Mariscal, como hemos apuntado, continuó en el oficio. Al igual que su padre, hizo del segundo apellido su marca. Hasta su fallecimiento en 1995, creó unos tipos característicos, algunos de impronta tan personal como la representación de los Reyes Magos y su cortejo. En la actualidad Jesús Jiménez Gómez, hijo de José, y su nieto Héctor Jiménez Jurado, cultivan con acierto esta tradición artística granadina.
No fueron sus descendientes los únicos discípulos aventajados de Jiménez Mariscal. Manuel Collado García, otro reconocido artista granadino, fue alumno suyo, conjugando estas influencias con la de Agapito y Venancio Vallmitjana, autores catalanes de gran renombre entre los cultivadores de este género.  Collado recibió clases de su maestro granadino en la Escuela Auxilio Social Bermúdez de Castro, donde también se formó otro personaje de indudable talento, Jesús Lozano Gómez, con el que no pretendemos agotar el listado de quienes que se inscriben entre los mejores escultores granadinos de belenes, que acaso merecerían pronto un detallado catálogo.
Y si importantes son los artesanos y artistas granadinos para determinar el alcance de nuestra belenística, no menor es la influencia de la propia ciudad, especialmente su paisaje y sus tipos populares. Los pintorescos escenarios de los barrios castizos de Granada, como el Albayzín y el Sacromonte, sirven de brillante inspiración para muchos belenes populares que reproducen estos espacios entre lo urbano y lo rural, con sus cuevas, sus huertas, sus veredas … espacios, en suma, ideales para ilustrar un belén. Además los personajes granadinos, son el referente para la recreación de las figuras secundarias, porque si exceptuamos a la Sagrada Familia, a los Magos de Oriente y a su Cortejo, que visten por lo general los primeros a la usanza hebrea y los segundos al estilo persa, el resto de los actores del Belén, suelen lucir indumentarias a la usanza decimonónica granadina, entre bandoleros de faja alpujarreña y el carácter de Chorrujumo, rodeados de enseres que evocan el cobre y la fajalauza, como expresiones del acentuado sentido de la belleza doméstica que se tiene en Granada.

NOTA: Ilustramos este artículo con la Guía de Belenes editada por COPE Granada y que se puede obtener de forma gratuita en su sede: Gran Vía 28 -2º. En ella se aprecia el Belén que instaló el año pasado la Cofradía del Cristo de San Agustín. El Niño Jesús es obra de José de Mora y de su escuela es la escultura que representa a San José. La Virgen es de Dueñas Rosales. Se trata de figuras de tamaño natural.