El Miércoles de Ceniza supone el inicio del tiempo
litúrgico de la Cuaresma ,
cuyo objetivo es prepararnos para la
Pascua , momento culminante de nuestras celebraciones y que
conmemora la Resurrección
de Cristo, eje central de nuestra fe. Es un tiempo por tanto para la conversión
y en el que estamos llamados a la práctica de la penitencia. Además nuestro
Catecismo nos enseña que este día, al igual que el Viernes Santo, debemos
practicar el ayuno, consistente en no hacer más que una comida fuerte al día, y
la abstinencia, esto es, no ingerir carne. Quedan exentos del cumplimiento de
esto aquellos que por razones médicas precisen otra dieta. No son gestos
gratuitos que sólo tengan el sentido de la tradición, puesto que con ellos
tratamos de ayudarnos a poder desprendernos de cuantas cosas materiales y
superfluas nos rodean, las cuales de alguna manera, limitan nuestra espiritualidad.