La Cuaresma va agotando
sus días poco a poco, aún queda lejos la Semana Santa, pero la multitud de
actos y encuentros cofrades en estos días hace que los que amamos nuestra
semana mayor vivamos de un modo intenso cada jornada. En esta nueva semana de
espera cofrade conocemos #DeCerca a Pablo Fernández Hurtado, joven cofrade
granadino que nos regala su destreza en el arte de la pintura.
-Pablo, tu
pasión cofrade viene de familia, ¿cuál es el primer recuerdo que tienes como
cofrade?
Las semanas
anteriores a Semana Santa en mi casa. Al ser el más pequeño de mis hermanos
recuerdo verlos probándose las túnicas de la Cañilla, mi madre montando las
mantillas en las peinas, y mi padre trayéndonos a casa el último número de la
revista Gólgota. Perderse en aquella publicación cualquier día del año, cuando
ni siquiera sabía leer, es uno de los primeros recuerdos que tengo.
-Cofrade
granadino, nacido en el seno del barrio del Realejo a los pies del Señor de la
Humildad. Además de la hermandad decana de dicho barrio, ¿qué otras cofradías
cuentan contigo en la nómina de hermanos?
Aunque soy
del Zaidín-Vergeles, mi vida como cofrade nace en Santo Domingo, y
prácticamente no salgo de esta parroquia ya que pertenezco también a la
Hermandad del Huerto y a la Archicofradía del Rosario.
-Has
protagonizado ya diversos carteles cofrades en los que nos has demostrado tu
don con la pintura, ¿cómo descubriste tu don como artista?
Desde que
tengo uso de razón recuerdo tener siempre un bolígrafo y libretas entre las
manos, y luego llegaron la plastilina y las pastas de modelar. De niño era muy
introvertido y por lo general hablaba poco en público hasta que tomaba
confianza, pero si íbamos a un bar no había servilletero que se me resistiera.
Siempre vi el dibujo y el modelado como un entretenimiento, pero hasta que
llegué a la Escuela de Arte para realizar el bachiller artístico, no empecé a
valorar mis habilidades en este campo. A partir de ese momento comprendí que
era lo mío y comencé a desarrollarlo.
-Una vez
hecho al pincel no tenías mejor motivo que plasmar en los lienzos que la imagen
de Cristo y su Santísima Madre. ¿Qué imágenes fueron las primeras que salieron
de tu pincel?
Mi llegada a
la pintura fue algo casual durante los estudios universitarios. Aunque parezca
raro, yo no había manejado los pinceles hasta que llegué a la Facultad. Como te
decía antes, siempre estaba dibujando con lápices y bolígrafos sobre lo primero
que encontraba, modelando y diseñando a todas horas pequeños pasos e imágenes,
pero no me había enfrentado a un lienzo. De hecho, la especialidad de mi grado
y en lo que continuo formándome hoy es en el campo de la escultura, pero sin
quererlo y tras muchas horas aprendiendo de grandes profesionales y de
compañeros de la facultad, descubrí el color y comencé a aplicarlo con la
acuarela, el óleo, el acrílico, además de otras técnicas. Las primeras imágenes
que plasmé fueron el Señor de la Oración en el Huerto y el Santísimo Cristo de
los Favores.
-Son ya
muchas las pinturas cofrades que has realizado y a su vez han protagonizado
carteles cofrades importantes, no sólo en Granada sino también en Sevilla. ¿Con
cuál te quedas de todas tus obras?
Sería
imposible quedarme con una sola. En esto puedo casi parafrasear a otros autores
que ante esta pregunta coinciden plenamente con lo que te voy a decir ahora.
Cada obra es testimonio de un determinado momento y contexto. Cada obra tiene
unas circunstancias detrás que comienzan desde que te la encargan hasta que das
el último toque, y con ellas van parte de tu vida y sin duda son reflejo del
aprendizaje. Como me han dicho más de una vez, en este camino nunca se deja de
aprender y hay que formarse continuamente. Por ello no podría quedarme con una
sola, mi producción no es muy extensa, pero lo que sí puedo decirte es que en
todas intento poner lo mejor de mí.
-Sin duda el
cartel del centenario de coronación de la Virgen de las Angustias debe ser todo
un regalo para ti y los tuyos, ¿cómo viviste esos días?
Pues sin
duda fue un regalo, y más aún si cabe con las circunstancia de haber perdido a
mi padre, q.e.p.d., dos meses antes del fallo del jurado. Mi intención era
presentarme al concurso cuando finalizara la carrera, pero aquel hecho y haber
ganado unos meses antes el IV Concurso de la Hermandad de la Milagrosa en
Sevilla, me animaron a intentarlo. Aunque tenía poco tiempo, cuando regresé a
Sevilla para continuar con el segundo cuatrimestre, comencé a plasmar la idea
en el lienzo. Fueron semanas muy intensas sin soltar los pinceles desde que
salía de clase, hasta altas horas de la noche, y todo sin decirle nada a mi
familia y mis amigos. Ese secretismo lo mantuve hasta la primera semana de
junio en que se produciría el fallo, y la Virgen me quiso conceder ese regalo,
por el que sin duda le estaré siempre muy agradecido. Mi padre se crió en la
calle Nueva de la Virgen y vivió allí hasta que se casó con mi madre, así que
fue algo que nos llegó muy adentro por motivos además devocionales.
Luego vino
el mes de septiembre, y ver en las calles el cartel se me hacía raro. Sobre
todo, ver que algo salido de mis manos estaba en el mismo sitio que años
anteriores ocupaban las obras del gran Hipólito Llanes, fue un sueño cumplido.
-Los
artistas no cesan de idear nuevos proyectos, y los cofrades no paramos de
inventar actos o motivos, ¿tienes algún proyecto cercano que nos puedas contar?
Ahora estoy
realizando un cuadro del Santísimo Cristo de los Favores para un particular, y
en los próximos meses entregaré otra obra pictórica sobre una titular mariana
del barrio del Realejo. En cuanto a la escultura, estoy preparando varios
proyectos, pero sobre esto no puedo dar más detalles (de momento).
-Para ti
todo esto es la bendita mezcla de una profesión y una devoción. ¿Cómo vive tu
familia tu pasión cofrade unido al arte?
En mi
familia lo viven con felicidad. Ellos saben que con cada obra que llega voy a
disfrutar y a dar lo mejor y todo lo que se, y ya no solo en la temática
cofrade. El arte abarca muchas posibilidades, y mientras pueda expresarlas se
que ellos me apoyarán. Siempre existe el miedo, ya que es una profesión
sacrificada y a veces intermitente, pero poder conjugar mi trabajo y mis
creencias, es sin duda, un regalo del que soy y son conscientes.
-Fuera del
apartado artístico, queremos saber más de ti en el aspecto meramente cofrade.
¿Cómo vive Pablo Fernández Hurtado la Semana Santa desde que sale la Borriquilla?
Pues
comienza un poco antes en la Misa de Palmas de Santo Domingo, cita familiar que
recuerdo desde pequeño por el Claustro de Santa Cruz en la Procesión de Palmas.
Tras esto acudo con mis amigos a ver las diferentes Hermandades, el Lunes Santo
hago Estación de Penitencia con mi Hermandad del Huerto y el Martes y Viernes
Santo con la Cañilla. El resto de días continuo acompañando a nuestras
hermandades, y sin falta, acudo a los Santos Oficios, parte fundamental y
principal que da sentido a la Semana Santa.
-Y durante
el año, ¿cómo vives tu fe y devoción hacia tus sagrados titulares?
En los
últimos años, sobre todo desde que estoy estudiando en Sevilla, lo tengo que
vivir desde la distancia. Al principio era algo muy duro, acostumbrado
prácticamente a visitarlos semanalmente, pero en Sevilla también tenía lo más
importante, Jesús Sacramentado. Con Él se sobrelleva todo. Aún así no hay fin
de semana que venga por Granada en el que no visite a los titulares de mis
Hermandades, eso sí, saludando siempre primero al que está en el Sagrario.
-Uno de los
primeros pregones de la juventud cofrade a los que pude asistir fue el tuyo,
¿cómo recuerdas aquel momento? ¿Te gustaría volver a pregonar a alguna
hermandad?
Aquello fue
muy importante para mí. En mi familia dos de mis hermanas habían realizado el
pregón, y poder describir nuestra Semana Santa desde el atril de las
Mercedarias fue una oportunidad por la que estaré muy agradecido a mi Hermandad
de la Cañilla. Pasados los años lo he vuelto a leer más de una vez, y si
pudiera volvería para cambiar algunas cosas. La respuesta está en la historia
dicen, y por entonces tenía que haberme documentado más.
Para
cualquier granadino católico es un honor poder pregonar a cualquiera de sus
cofradías, y me gustaría por devoción poder pregonar a la Virgen del Rosario
Coronada, que hasta el día de hoy no tiene pregón anual, pero sin duda hay
personas en nuestra ciudad a las que les encargaría un pregón antes que a mí. Gracias
a Dios tenemos un amplio abanico donde elegir.
-Ahora como
cofrade de a pie Pablo, ¿cómo ves el estado de salud de la Semana Santa de hoy
en día?
Pues creo
que esta en un momento saludable, pero a la vez desconcertante. Tenemos
hermandades que siguen adelante aunque cambien las circunstancias de la ciudad,
pero seguimos viendo cortejos escasos y altibajos según el año.
Por ejemplo
en lo estético se ha avanzado muchísimo, pero esto ha traído consigo la perdida
de muchas señas de identidad. Aunque tenemos muchas corrientes de recuperación,
no es comprensible que en una ciudad donde la mayoría de las dolorosas tenían
las manos entrelazadas, hoy todas estén desprovistas de la impronta con la que
fueron concebidas. Y esto es un ejemplo solo, podríamos hablar de las pelucas
de pelo natural de algunos Cristos, de las coronas de espinas de plata con sus
nimbos, las túnicas bordadas de cola, etc. En Granada hemos sabido copiar
muchas cosas para bien y que funcionan a la perfección, pero hay pequeños
detalles que harían a algunas hermandades más perfectas. Todo tiene cabida y no
podemos rechazar nuestra historia.
-¿Y el de
tus hermandades?
En el caso
del Huerto, Cañilla y Rosario Coronada, a pesar de algunos baches, creo que
todas funcionan y cumplen su cometido. Al estar fuera de Granada no puedo
participar todo lo que querría, pero sé que en todas se trabaja
incansablemente.
-Sabemos de
tu implicación en la hermandad de la Virgen del Rosario Coronada, ¿cómo es la
vida cofrade durante todo el año en una hermandad de gloria con tanta solera?
Pues como cualquier
hermandad de penitencia. Hay Cultos internos y externos, proyectos que realizar,
como el nuevo paso, baches que superar, y sobre todo mucha ilusión por devolver
a la Patrona del Realejo y Copatrona de la ciudad el lugar que le corresponde.
Allí se recibe con los brazos abiertos a todo el que llega, y a pesar de ser
una hermandad pequeña es la única de toda la ciudad con cultos semanales. Todos
los sábados a las 19:30h. se reza el Rosario y la Sabatina a la Virgen,
establecidos por reglas, y tras esto se asiste a la Santa Misa que es
solemnizada musicalmente por los jóvenes de la Archicofradía.
Además de
esto, desde el año 2013 en que se abrió al público el Camarín, son ya miles los
granadinos y foráneos que han pasado y pasan diariamente ante las plantas de la
Virgen conociendo la Historia del lugar y de la Virgen del Rosario Coronada. Ver
a personas que se les escapan algunas lágrimas cuando se gira a la Virgen
durante la visita, no tiene precio. Cosas así me hacen pensar si somos
conscientes en Granada de lo que tenemos.
-Ya estamos
inmersos en la Cuaresma que tanto hemos ansiado un año más, ¿cuál es tu deseo
para la Semana Santa 2016?
Pues como
cualquier cofrade, que el tiempo respete, y también que los granadinos arropen
nuestras hermandades y se asista a los Oficios. Sobre todo los jóvenes, que
estamos muy pendientes a veces de no perdernos una revirá, pero no somos
conscientes de que en los Monumentos y Altares de nuestras Parroquias está
ocurriendo el verdadero Calvario de Cristo.
Y para conocerte
un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade: los “concursos de pintura” en la Casa Hermandad de la Cañilla.
- Una imagen
de Cristo de nuestra Semana Santa: el Señor de
los Favores.
- Una imagen
mariana de nuestra Semana Santa: la Virgen
del Rosario Coronada (aunque hoy no lo sea, durante cerca de cuarenta años
procesionó en Semana Santa).
- Tu mejor
recuerdo como cofrade: mis padres y
hermanos enseñándome sobre nuestras cofradías y llevándome a todo lo que
podían.
- Un momento
especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas): subir la
Cuesta de San Cecilio junto a María Santísima de la Misericordia el Viernes Santo.
- Tu rincón
para ver cofradías: cualquiera en
la que el público sepa guardar silencio y disfrutar lo que ve.
- Tu momento
más feliz como cofrade: no podría
quedarme con uno solo.
- Y el que
te hubiera gustado no vivir: realizar
una Estación de Penitencia con la ausencia de un ser querido o algún hermano de
la cofradía.
- ¿Con que
adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Conmovedora, con calidad artística y
humana.
- Cuéntanos
alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
El pasado 29 de mayo, tuve que
cambiarme en pleno Traslado de Coronación el roquete por un alba y una
dalmática en una bocacalle de Mesones porque se estaba mareando uno de los acólitos
ceroferarios de María Santísima de la Amargura. Gracias a Dios se recuperó este
hermano, pero tuvo que ser curioso el intercambio de vestuario para las
personas que pasaban por allí. Cuando llegamos a la Catedral muchos hermanos me
preguntaban: ¿tú no llevabas una naveta cuando salimos?
Muchas
gracias Pablo, de parte de todo el equipo.