Con la celebración de Pentecostés el pasado Domingo se
daba fin al tiempo pascual para pasar al ordinario. Queda ya lejos la Semana
Santa del 2016 y es que la mayoría de los cofrades piensan ya en las jornadas
festivas y de exaltación al Santísimo Sacramento que nos traerá la Feria un año
más a Granada. En Cruz Cruz de Guía seguimos conociendo #DeCerca a hermanos
cofrades o personas que tienen una estrecha relación con nuestras hermandades y
cofradías. Hoy tenemos el placer de acercar a Francisco García, párroco Santa
Escolástica, Iglesia de Santo Domingo.
-Don Francisco, sin duda por su nombre de pila apenas
se le conoce en el ámbito cofrade, y es que ‘Padre Patxi’ es el cariñoso nombre
con el que le llamamos o conocemos todos los que vivimos inmersos en nuestras
hermandades. Son ya muchos años viviendo en nuestra ciudad y teniendo una
relación directa con las cofradías. ¿Cómo fue su llegada a nuestra ciudad y el
primer contacto con las corporaciones?
Una llegada tranquila, apacible, había vivido los dos
años anteriores en Jerez de la Frontera, entonces era Capellán de un colegio de
Religiosas Dominicas y celebraba misa en el Templo de Santo Domingo también los
domingos, pero no era parroquia y yo añoraba parroquia, venía de estar 22 años
en Puerto Rico y casi siempre había trabajado en parroquias, claro, eso era
“otro mundo”.
-¿Fueron esos sus primeros momentos cofrades o ya tuvo
relación con hermandades en otros destinos?
En Jerez me enamoré del ambiente cofrade y rociero, me
nombraron consiliario de la Hermandad del Huerto, que está en el templo de los
Dominicos de Santo Domingo, con ellos aprendí este estilo tan propio de estas
tierras de vivir la Semana Santa.
-Una gran parte de los hermanos cofrades de nuestra semana mayor le pueden ubicar en el mapa de templos y cofradías pero, ¿cómo son los orígenes y la niñez de Francisco García?
Mis orígenes muy sencillos: hijo de familia campesina
y ganadera, pobres, sin lujos ni nada que sobrara, pero nunca pasamos hambre;
el segundo de cinco hermanos, aunque la última hermana ya nació en Santander,
mis padres por darnos una mejor educación y mejor vida se fueron a vivir a
Santander abandonando aquella vida de campo, conservamos hoy en día la casa de
los padres en el pueblo, Ormas se llama, en el valle de Camppo, cerca de
Reinosa y a pocos kilómetros de donde nace el Ebro.
En Santander estudiamos mi hermano mayor y yo en un
Colegio para gente obrera que tenían los Hermanos de la Salle, San Martín, y de
ahí a trabajar en unas oficinas de una institución caritativa de la Iglesia, la
Obra Benéfica de San Martín, con un famoso sacerdote que se llamaba D. Daniel.
A los 17 años decidí entrar en la Orden de los Dominicos.
-Y sobre la vocación: ¿cómo fue esa llamada especial
que le hizo sentir la vocación sacerdotal a través de la orden dominica?
De niño conocía a un Hermano limosnero que se
hospedaba primero en casa de mis padres y luego cuando nosotros íbamos
creciendo se quedaba en casa de mis tíos. Él y San Martín de Porres me metieron
en la cabeza de forma total que tenía que ser hermano, como Fray Escoba.
Recuerdo que a los 4 años ya quería ser dominico, sobre los 7 entró mi hermano
mayor en otra orden -que luego se salió- y esto me hizo pensar que ya mi sueño
no se podría realizar, entrar en un convento en esos años resultaba caro y
penoso, mis padres cuando entró mi hermano para poder hacer frente a los gastos
que eso acarrea tuvieron que vender una vaca, yo pensaba que hacer vender otra
sería imposible, así que sufría a esa edad por ver imposibilitado mi sueño, a
los 17 y en Santander la cosa era distinta.
-Mucha gente vive intensamente la fe pero desconoce la vida cristiana más allá del ámbito seglar. ¿Cómo describiría la vida diaria de un dominico?
Creo que la vida religiosa en todas las órdenes
religiosas es más o menos lo mismo, es una vida muy ordenada, con horarios
fijos para todo, es complicado salirse de nuestra rutina, pero definir la vida
del dominico es fácil: contemplar para dar el fruto de lo contemplado, nuestro
fin es la predicación, y el predicar tiene que estar avalado por el estudio y
por una vida regulada por una manera sana y santa de vida, de lo contrario no
tendrías nada que decir a la hora de predicar.
-¿Cómo de diferente es para usted el vivir en un monasterio o inmerso en una orden en relación con la vida pastoral de un sacerdote diocesano?
En el monasterio vives para dentro, tus estudios, tus
oraciones, tus labores. En el Convento que tiene función pastoral vives una
parte para dentro, la contemplativa, y otra para fuera, la vida activa, Es el
lema de nuestra Orden: “Contemplar para dar de lo contemplado”. No puedes decir
cuál de las dos es la mejor, las dos son importantes, las dos te llevan a Dios.
En la contemplativa a través de la oración, la meditación de la Palabra, el
estudio… En la Activa a través del apostolado, el trato con la gente, el
acercarse al dolor del que sufre cuando visitas a un enfermo en la casa o en el
hospital o cuando celebras un funeral en el templo o en el cementerio, te
mezclas con el dolor, muchas veces te atrapa, te afecta, te llena. También
compartiendo la alegría, el gozo que te contagia principalmente la gente joven,
te hacen sentir joven al estar entre jóvenes, te aporta mucho bienestar,
mucha alegría. Pero sobre todo cuando oras con la gente, cuando celebras la
Misa con ellos, cuando reúnes a un grupo que ves cómo se ponen de rodillas ante
Jesús Sacramentado, eso da mucha fuerza, mucha ilusión.
-La orden dominica tiene un papel importante en nuestra Semana Santa ya que preside una sede canónica que abarca a tres hermandades de penitencia y la hermandad de la copatrona de la ciudad, la Virgen del Rosario. ¿Cómo se vive el movimiento de las hermandades en un templo tan cofrade como Santo Domingo?
Dan su trabajo, eso no se puede negar, y alguna vez
algún disgustillo que otro, pero en las hermandades hay mucha gente buena que
caminan su vida de fe contigo, el cristiano siempre está en camino, y el
cofrade te acompaña en este caminar. Santo Domingo es cofrade por excelencia,
no me podría yo imaginar a Santo Domingo sin Hermandades, faltaría una parte
muy importante de nuestra vida de Parroquia, pero yo añoro de las Hermandades
algo más, que se involucren más y más en la vida de Parroquia, si no lo hacen
se van transformando en un “cortijo” aparte, y en la Iglesia eso de cortijos no
va, aquí vamos por el mismo camino y lo hacemos todos juntos aunque cada grupo,
cada Asociación, cada Hermandad, tiene su manera específica de hacer ese
camino. Pero tendemos, por ser Iglesia, a hacerlo juntos, respetando la
libertad y forma de ser de cada hermandad o asociación.
-Relación directa tiene con las cuatro hermandades que alberga su parroquia pero, ¿tiene relación con alguna hermandad más?
Yo diría que por desgracia sí, ya que de la Humildad
soy el Comisario Gestor de la Hermandad, pero esa etapa está a punto de
finalizar, espero que muy pronto tengamos elecciones y una nueva Junta de
Gobierno me saque de esa situación anómala. Por lo demás, por sentimientos, y
más ahora que soy párroco he de querer a todas lo mismo, para que ninguna se
vea apartada o abandonada. ¿Qué pasaría en una familia si el padre quiere más a
un hijo que a los otros?
-¿Qué papeles ha tomado en las diferentes hermandades de Santo Domingo a lo largo de estos años?
Cuando vine de Jerez me nombraron Consiliario de la
Cena, más tarde por edad el gran santo P. Gonzalo me dejó la Hermandad de la
Humildad, con ellos trabajé por seis años. En este tiempo me mandaron a Málaga
de Párroco, allí, en Santo Domingo -también- tenía con la Archicofradía tres
hermandades más, la del Cristo de Mena, la Estrella y la de Dolores del
Puente. Al regresar hace cuatro para cinco años ya me dio el P. Álvaro otra vez
las Hermandades de la Cena y de la Humildad y colaboraba mucho con la
Archicofradía de la Copatrona, la Virgen del Rosario.
-¿Cómo vive usted el papel de consiliario de una hermandad?
Acompaño que ya es bastante, quisiera hacer más, pero
por desgracia las Hermandades no se dejan formar, son muchos los que creen
saberlo todo, pero se hace lo que se puede, también ellos tienen el tiempo
apretado, tienen sus trabajos, luego aportan mucho tiempo a las cosas de la
Hermandad, no es tan fácil ni para ellos ni para los Consiliarios.
-De todos ellos el más llamativo ha sido el de presidente de la junta gestora de la hermandad del Señor de la Humildad durante éste último año. ¿Cómo ha sido para usted esta experiencia?
Ya he dicho algo al respecto, es un tiempo que quiero
que pase pronto y olvidarlo, no me ha gustado, no he visto la Hermandad unida,
creo que la solución son las elecciones libres y democráticas y un grupo de
valientes que se propongan levantar la Hermandad.
-Hace ya años que usted estaba destinado aquí en Granada pero durante unos años marchó a Málaga donde pudo estar muy cerca de la hermandad del cristo de la Buena Muerte. ¿Cómo fueron aquellos años? ¿Qué recuerdo tiene de la hermandad de la Legión y de cada Jueves Santo?
Fueron cinco años muy difíciles, Málaga es Málaga,
pero los recuerdos de las Hermandades y de la Legión maravillosos, sobre todo
de los legionarios. Me tocó confesar a bastantes de ellos antes de ir a
misiones muy arriesgadas en gestiones de paz, en ellos contemplé al hombre, al
joven amante de la Patria que no da migajas por España, se da y con gusto si
hace falta. Yo antes pensaba distinto sobre estos hombres, ahora los contemplo
con admiración y con mucho, mucho respeto.
-Volviendo a la actualidad, lamentablemente hace unas semanas sufrimos la pérdida del Padre Álvaro. ¿Cómo se ha vivido esta dura experiencia en el seno de la orden dominica y la parroquia de Santa Escolástica?
En ocasiones aún pienso que todo esto es una
pesadilla, algo que despertarás y todo volverá a la normalidad. Estaba mal, le
costaba respirar, era alergia, decía él. Ciertamente si tenía alergia era a los
médicos y hospitales, pero así son las cosas. Un famoso francés decía de los
religiosos: “Nacen sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse”, nada
más falso que esto, ciertamente cada uno procedemos de sitios distintos, pero
una vez que nos unimos sí que hay auténtico amor en nuestra vida común, y sí
que lloramos la pérdida de los Hermanos que nos van dejando. Esto es cierto,
pero que muy cierto.
-El Padre Álvaro, don Enrique o don Javier Alaminos. Son muchos los sacerdotes denominados cofrades que nos han dejado en los últimos meses. ¿Cree que hay rechazo a las hermandades y cofradías por parte de algunos sacerdotes, o por el contrario el rechazo es de algunos hermanos cofrades a aquellos sacerdotes no tan apegados a las hermandades?
Creo que mucho es de parte y parte, los sacerdotes
tienen que entender a las Hermandades y las Hermandades a los sacerdotes. La
religiosidad popular, con sus peculiaridades incluso con sus carencias son un
gran tesoro de la Iglesia y esta tiene en ellos un poder de convocatoria
inmenso, que no tienes en otras partes. En toda persona siempre hay mucho de
bueno, en los cofrades más.
-El fallecimiento del Padre Álvaro ha hecho que el prelado granadino, Monseñor Martínez, le nombre párroco. ¿Cómo vivió esa decisión y el día de su nombramiento?
Mi Superior de Madrid que es el que me nombró vio que
yo podía ser la persona que podía ocupar el cargo en este momento. El Sr.
Arzobispo vio bien este nombramiento y lo hizo efectivo, yo ya no tengo 40
años, en Marzo cumpliré los 65, me contemplo como un “Párroco de transición”.
-¿Al ser párroco tendrá menos implicación directa en las hermandades de Santo Domingo y lo hará de forma más general o seguirá como consiliario de alguna de ellas?
Afortunadamente Santo Domingo cuenta con un Vicario
Parroquial, entre los dos repartiremos las cargas, por ahora yo me encargaré de
todas ellas hasta llegados al mes de Septiembre que esperamos cambios y
nuevos nombramientos.
-La hermandad de la Virgen del Rosario Coronada es, por desgracia, una gran desconocida para muchos granadinos, a pesar de su importancia como Copatrona de la ciudad. ¿Qué les diría a aquellos que desconocen gran parte de la historia de esta titular mariana?
Que vengan por Santo Domingo, conozcan la casa de la
Virgen del Rosario, sin duda se enamoraran de ella, y cuando alguien ama
conoce, se preocupa por ver, por enterarse. Entre las muchas cosas buenas que
tiene esta Archicofradía es un Grupo Joven fenomenal, son quienes sábado tras
sábado están en la sabatina a la Virgen, tocan y cantan la Misa de las 8 y
todas las festividades, cultos, triduo de Fátima de la Virgen, además de
enseñar el Camarín los domingos y a los grupos cuando conciertan una visita.
Trabajan mucho, dedican muchas horas a la Virgen y a la Archicofradía, gente
así siempre es un tesoro.
-Aterrizando más en las hermandades de penitencia, queríamos saber cómo ha sido para usted la Semana Santa de 2016.
Casi como la de todos los años, aunque con matices:
Por parte de la Cena estaba muy presente la salida extraordinaria de la
Victoria, esto supuso una motivación muy buena para todos los hermanos, creo
que esta motivación se vivió de manera especial en esta Semana Santa. En cuanto
a la Humildad pues al ser Comisario Presidente de la misma me vi en la
obligación de salir con ellos, menos al Campo del Príncipe que no pudo ser pues
tenía por la tarde los Oficios en el Monasterio de las Dominicas de calle
Zafra. Esto también hizo que fuera un tanto especial este año.
-¿Cómo vive el Padre Patxi el trasiego de las hermandades en su parroquia y la preparación y celebración del Triduo Pascual cada Semana Santa?
Me centro todo lo que puedo en prepararme para los
Cultos de cada Hermandad y luego acompañar en esa semana tan cargada de montaje
antes de la salida. Estar con ellos, pero ciertamente son días que me canso
mucho.
-Además de las hermandades de Santo Domingo, ¿disfruta usted de alguna salida procesional más?
Ya la verdad es que no, creo que con lo que tengo en
casa es suficiente. En Semana Santa, con el trabajo propio de los cultos del
Triduo Pascual y las que salen de casa ya me basta. Puede ser que camino de
Zafra, por Santa Ana o llegando al Monasterio de las Dominicas un poco antes de
la Parroquia de San Pedro me encuentre a la ida o al regreso a alguna y me
quede un rato para mirar a los Sagrados Titulares, pero nada más.
-Como sacerdote y cofrade, ¿cómo definiría nuestra semana mayor?
La Semana Santa en la calle siempre ha sido, para eso
se empezó a hacerse, una catequesis. Creo que hay que insistir mucho en esto,
no se sale porque es tradición, o parte de nuestra cultura o historia, es un
momento de fe, de Iglesia en la calle, de religiosidad popular. Creo que de
esto tienen que ser más conscientes las Hermandades y la misma Iglesia. Las
Hermandades necesitan sentirse Iglesia y la Iglesia necesita acompañar,
adoctrinar, vivir con las Hermandades.
Y para conocerle un poco más de cerca:
- Un recuerdo de su infancia en relación a las
cofradías o a la Iglesia: Con las cofradías ninguno.
Con la Iglesia unas misiones cuando tenía 4 años, me impactó el misionero
Redentorista que predicó en el pueblo de mis abuelos.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa: Un
Cristo atado a la Columna que hizo hace unos años un buen amigo mío: Ruiz
Montes, de Málaga, y que es un gran joven talentoso.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa: La
Soledad de Santo Domingo.
- Su mejor recuerdo como cofrade: Los
minutos previos antes de las salidas.
- Un momento especial de la Semana Santa: Las
bullas. Me encantan, esa aglomeración contagia fervor.
- Su rincón para ver cofradías: El
encierro.
- Su momento más feliz como cofrade: Ver
crecer espiritualmente a una hermandad.
- Y el que le hubiera gustado no vivir: Para
no hacer daño a nadie no lo diré, pero es uno bastante reciente y que creo ha
hecho sufrir mucho a una gran persona cofrade de toda la vida.
- ¿Con que adjetivos definiría nuestra Semana Santa? Conozco
lo de casa, no me siento capacitado para hacer juicios sobre toda la Semana
Santa de Granada, pero sí que considero que es una de las más profundas de las
que he visto.
- Cuéntenos alguna anécdota cofrade que haya vivido: Las
peleas que tenía en la Hermandad del Huerto de Jerez con un joven que se
confesaba no creyente, ni siquiera creía en Cristo, pero que era cofrade por
tradición, según él. En el fondo, con él descubrí que muchos niegan a Jesús por
presumir ante otros jóvenes, pero creen más de lo que dicen.
Muchas gracias padre por esta entrevista y por su labor pastoral en la Iglesia y muy especialmente en nuestras hermandades y cofradías.