Aunque como suelen decir
‘hasta San Antón, Pascuas son’, la
Navidad ha llegado a su fin litúrgicamente con la celebración del bautismo del
Señor y nos adentramos de nuevo en el Tiempo Ordinario, el cual nos llevará al
próximo Miércoles de Ceniza, aún lejano en el calendario.
Desde nuestra sección de
entrevistas en Cruz de Guía, queremos felicitaros el año 2017 en el que
esperamos que todas las hermandades realicen sus estaciones de penitencia y
hagan llegar el Evangelio con buen ejemplo a todas las personas que les rodean.
Además queremos que en este nuevo año sigamos descubriendo y conociendo
#DeCerca a muchos cofrades de nuestra Semana Santa.
En esta ocasión vamos a
tener como protagonista a todo un amante de nuestra semana grande, pero
sobretodo de la imagen de María, pues con sus manos hace del trabajo todo un
arte a la hora de vestir a muchas de las sagradas titulares de nuestras
corporaciones. Hoy conocemos #DeCerca a Paco Garví.
-Paco Garví,
un nombre que suena en todo el movimiento cofrade de Granada por su excelente y
constante trabajo en la vestimenta de multitud de imágenes marianas. ¿Cuándo
descubriste tu don especial a la hora de engalanar a María?
La inquietud
por vestir me viene desde muy pequeño, cuando en la localidad granadina de
Lanjarón, lugar de nacimiento de mi madre y de mi abuela, asistía de la mano de
mi abuela Laura, a las procesiones de Semana Santa de este bello pueblo de la
Alpujarra granadina.
En concreto
a la procesión de la Soledad de Nuestra Señora, cuando momentos previos a su
salida en la madrugada del Sábado Santo, las camareras de la Hermandad
cambiaban de saya a la Virgen por una negra sin bordados, y quitaban su corona,
para acentuar el dolor y el duelo de la Madre, que salía en busca del sepulcro
de su Hijo Amado. Es ahí cuando despierta en mí el deseo por vestir y aderezar
la Imagen de la Madre de Dios.
Pero no será
hasta el año 1999, cuando vistiendo mi pequeña imagen de devoción particular,
Nuestra Señora de Consolación y Lágrimas, descubra este don, y lo pueda llevar
a cabo en la primera imagen que tuve la dicha de terminar de vestir, o más bien
retocar, que fue precisamente la Titular mariana de mi Hermandad, Nuestra Madre
y Señora de la Consolación, cuando entro como hermano de la Hermandad del
Sagrado Protector en el año 2001. Una satisfacción que no puedo narrar con
palabras, el tener tan cerca la Virgen de la que llevaba enamorado desde 1995,
el poder tocarla, aderezarla…es algo que guardo en mi corazón, y aunque aún no
era su vestidor, el poder hacer los pliegues de su manto, o terminar algunos
detalles, para mi ya era suficiente…mi sueño se había cumplido en Consolación,
ni más ni menos que en mi Madre, en mi Reina.
-Indudable
cofrade granadino pero natural de Talará, en el Valle de Lecrín. ¿Cómo llegó a
ti la pasión por las hermandades y cofradías?
Digamos que
llegó a mí el día 15 de agosto de 1980, el día de mi nacimiento, pues desde
aquél día ya fui tocado por esa gracia especial de ser mariano, pues en el día
de la Virgen nací, y por y para Ella vivo. Ya desde niño, en brazos de mi madre
Rosario, me quedaba embelesado al paso de las Hermandades, especialmente si el
paso era mariano. Ese amor por la Virgen, y ese amor por las Imágenes que La
representan, me viene desde la cuna.
-Hablando de
tu lugar de origen, queremos conocer no sólo lo cofrade, sino también lo
personal: ¿cómo fue tu infancia?
Fue una
infancia un tanto peculiar, similiar a la de todos los niños, rodeado del amor
de mis padres, de mis hermanas, de mis abuelos, de mis maestros…pero mientras
los niños jugaban al balón en las calles de mi pueblo de Talará, o en el
colegio, yo me dedicaba a rezar el Rosario a la Virgen, a procesionar mis
pequeñas imágenes de la Madre de Dios, por el patio de mi casa, y no cansaban
las horas ni el frío, pues no había nada que me ilusionara más, que poder
procesionar y rezar a aquellas pequeñas imágenes de la Virgen, que aún conservo
con muchísimo amor.
-Muchos de
los amantes de las cofradías en nuestra ciudad conocemos tu entrega por la que
es tu hermandad, la del Cristo de San Agustín y la Virgen de la Consolación
pero, ¿hay alguna hermandad más que te tenga en su nómina de hermanos?
Sí, en
Granada capital, la Hermandad de la Soledad de San Jerónimo, una de mis
principales devociones de la Semana Santa granadina, y en mi pueblo de Talará
la Hermandad patronal de la Purísima Concepción y el Santo Cristo del Zapato,
mis dos principales devociones, que ocupan el centro de mi corazón. También soy
hermano de la Hermandad de la Virgen de los Remedios, Patrona de Iznalloz, y de
la bellísima Virgen del Carmen de Cádiz capital.
-Lo que sí
podemos hacer con seguridad es enumerar una larga lista de hermandades, y por
tanto de sus titulares marianas, en las que inviertes horas y trabajo para
engalanar a María de cara a desfiles procesionales o cultos. ¿Cómo nos
describirías toda tu labor, todo el trabajo que tiene el vestir a una sagrada
imagen?
Es una labor
bellísima, a veces muy dura, por la cantidad de horas invertidas, y por el frío
de los templos, pero de una satisfacción inmensa. El poder tener tan cerca a la
Virgen, tocarla, perfumarla, aderezarla…es algo que sólo puede entender quien
viste por devoción y dedica su vida y su trabajo a ello. Desde el cambio íntimo
de las enaguas de la imagen, a los últimos retoques del rostrillo, o la
colocación de las alhajas, es todo un bellísimo ritual de amor y mimo a la
Madre de Dios, en todas y cada una de las imágenes que tengo la suerte y
privilegio de vestir.
A veces el
cansancio, o las circunstancias, dificultan el trabajo, a veces las pocas
facilidades de trabajo en algunos templos por parte de sus párrocos, o las propias
idiosincrasias de algunas hermandades, ponen algunas barreras en el trabajo de
los vestidores, pero la Madre de Dios todo lo cura y todo lo sana, y cuando La
tienes en tus manos, se olvida el frío, el cansancio, el dolor de espalda, y
cualquier otra circunstancia, al final sólo queda el amor y la gratitud a la
Virgen por tenerla de nuevo frente a frente, y poder hacer historia en cada uno
de sus cambios.
-Me lanzo a
la piscina a la hora de decir, de memoria, algunas de las titulares marianas
que lucen tu trabajo: Consolación, Amargura, Dolores, Penas, Estrella, Mayor
Dolor, Soledad de San Jerónimo, Dulce Nombre, Maravillas o la misma Novia del
Realejo, la Virgen de la Victoria. Debe ser difícil quedarte con alguna en
especial. ¿Qué nos puedes destacar de algunas de ellas?
Mejor qué os
destaco de cada una de Ellas, pues todas tienen algo que destacar. De mi
Consolación podría destacar su enorme afinidad a mí, dijéramos que es la horma
del vestidor, es vestir en casa, es el amor infinito y absoluto a la Madre,
donde cualquier detalle se queda corto para engalanar la eterna belleza de La
que es la musa de mi inspiración.
Amargura es
la belleza, la profundidad de la contemplación del misterio, toda finura y
elegancia, donde la vestimenta se hace exquisitez. Dolores es un aire renovado,
es la frescura de la creación de nuevo estilo donde disfruto plenamente. Penas
es la ternura, el cariño y la gratitud consumadas en dar paso a una nueva
etapa, donde el vestidor se siente privilegiado de hacer historia, haciendo
brillar a la Emperatriz de San Matías.
La Estrella
es como vestir en casa, un nuevo estilo, un aire de barrio que brilla en cada
cambio, es la belleza de un Albaicín que ya no se entendería sin Ella. Mayor
Dolor es el clasicismo de una Dolorosa andaluza, donde la belleza alcanza una
de sus cotas máximas, y sin necesidad de innovar, pues no lo necesita. La
Soledad de San Jerónimo es el señorío, la aristocracia granadina, la gravedad y
la serenidad del más puro estilo granadino, es la belleza desbordada. Dulce
Nombre es la sencillez, es resaltar su belleza innata con menos, es serenidad,
toda dulzura. Maravillas es el compendio de todas las maravillas de Granada
bajo palio, es la candidez de la belleza y la feminidad, es el cariño y la
gratitud, es la libertad creadora del vestidor.
Y Victoria
es el barrio en estado puro, clasicismo glorioso, belleza de la juventud,
dulzura y elegancia. Con cada una hay vivencias únicas y personales, que esas
si guardo en mi corazón, verdaderas historias de amor del vestidor por todas y
cada una de sus Vírgenes, historias muy diferentes, pero todas con el mismo
amor y devoción a la Madre de Dios.
-Además de
las hermandades en las que trabajas en nuestra Semana Santa, ¿hay alguna
corporación fuera de la capital en la que vistas a sus sagradas imágenes?
Sí, la
Hermandad del Ecce Homo y la Virgen de la Esperanza de Lanjarón, la Hermandad
de Santiago de Baza, y en Jaén capital, la Hermandad de la Amargura.
También
tengo el honor de vestir la Virgen de las Angustias de la Hermandad de la Purísima
de Talará, y la Virgen del Rosario, Patrona de Chite, en el Valle de Lecrín, mi
tierra. Y en la Comarca de los Montes Orientales, a la Virgen de los Remedios,
Patrona de la Villa de Iznalloz.
-Llevamos un
rato hablando de la gran labor que llevas a cabo, tú y todos aquellos cofrades
que se disponen a realizar algo tan difícil, e incluso me atrevo a describir
como técnico. ¿Crees que los cofrades de nuestra ciudad conocen verdaderamente
esta labor y saben valorarlo en las diferentes imágenes?
Cada vez se
valora más, y Granada de un tiempo acá lo está demostrando, pero todavía queda
mucho por andar, sobre todo en el campo del respeto, donde a veces ciertos
sectores de la juventud no están a la altura de las circunstancias, y olvidan
que las imágenes sagradas representan a la mismísima Madre de Dios.
-Muchos
cofrades pueden desconocer gran parte de vuestro trabajo, entre otras cosas el
tiempo que empleáis en ello. ¿Cuánto tiempo se ha de invertir en vestir una
imagen?
Cada
vestidor necesita el suyo, pero sí es cierto que una imagen no se viste en una
hora, son tres, cuatro o cinco, para un cambio de capilla y según la imagen y
el tipo de vestimenta, y de siete en adelante para una vestimenta de palio, que
algunas hermandades puede llegar a abarcar la mañana y gran parte de la tarde.
Todo depende de la imagen en cuestión, del tipo o estilo de vestimenta, y de la
limitación que pueda existir de tiempo, pues donde no la hay no es necesario
correr, sino disfrutar.
-Las
imágenes quedan vestidas para altares de cultos o los propios desfiles
procesionales. Cuando recibes la llamada de la hermandad para vestir a su
Virgen, ¿Cómo creas el diseño? ¿De dónde sacas la inspiración?
El estilo y
la idiosincrasia propios de cada hermandad ya te marcan unos parámetros a la
hora del vestir. En muchas hermandades hay libertad al vestidor, que dentro de
una línea crea sobre la imagen, en otras son las priostías quienes deciden el
tipo de vestimenta, y todo está mucho más limitado a su gusto. Lo que sí es
cierto, que cuando una hermandad cuenta con buen vestidor, cuanta más
limitación a la hora de vestir, peor es el resultado.
Todas las
opciones son válidas, pero el resultado tanto si es satisfactorio como si no lo
es, será mérito o fracaso del vestidor donde posea dicha libertad, y no será
responsabilidad suya donde no tenga esa libertad. Si una persona no sabe vestir
muy bien, hay que guiarla, pero si sabe hacerlo, decidir por él pienso que es
un fracaso, porque aunque en técnica esté impecable, seguramente no será lo más
favorecedor para la imagen.
Afortunadamente
cada vez son más las hermandades que se preocupan de tener un buen vestidor, y
no de decidir la vestimenta.
-Está claro
que vestir imágenes puede quedar declarado, de forma coloquial tras esta
entrevista, como un arte, sobretodo cofrade. ¿Esta labor está reconocida y
remunerada en el mundo de las cofradías en general, y en particular en nuestra
provincia?
Se está
empezando a valorar y a remunerar ahora. Afortunadamente nuestras juntas de gobierno
se han dado cuenta de que este arte es un trabajo, y lo están empezando a
valorar como tal. Y cada vez son más las hermandades que se preocupan por la
vestimenta de sus imágenes, dándole la importancia que requiere, aunque todavía
quedan algunas que no lo hacen, y es una pena, porque esas imágenes no brillan.
Otras
corporaciones consideran que este arte debe estar a su servicio gratuitamente,
pero seguramente que quieren que cuando sus hijos trabajen tengan una nómina
para poder vivir dignamente, y no vivir por al amor al arte. Es momento de
reflexión. Desde aquí mi más sincera gratitud a todas mis hermandades, por su
saber estar y su cariño al vestidor, que es recíproco.
-Anteriormente
hablábamos de la técnica y del estilo a la hora de vestir, y es verdad que
cualquier cofrade de a pie, poro poco que sepa, puede reconocer diferentes
estilos a la hora de engalanar la vestimenta de una sagrada imagen. ¿Crees que
los cambios de vestidores en las hermandades vienen dados por modas e relación
a esos diferentes estilos?
En algunos
casos sí, vienen dados por modas. En otros casos por estar descontentos con el
trabajo de esa persona, cosa que es lógica, y en otros casos muy desafortunados
por amiguismos o conseguir un trabajo gratuito, muy triste.
-¿Cómo
definirías el estado actual de la labor de vestir sagradas imágenes en nuestra
Semana Santa?
Progresa
adecuadamente, a los medios que disponemos. Falta mucho por hacer, para lo que
Granada merece, pero también es cierto que con poco se hace mucho, y que somos
referente del vestir para toda Andalucía. Lo que aún falta es compromiso y
tesón.
-¿Y el de la
Semana Santa en general?
Notable en
muchos casos, otros muy por debajo, pero Granada merece mucho más, porque somos
capaces y “tenemos”. Hay que trabajar más, respetar más y darse más. Merece la
pena trabajar por Ellos, Él dio su vida por nosotros y Ella estuvo firme a su
lado. Menos protagonismos, que los protagonistas de esta historia son Jesús y
María.
-Una de las
grandes novedades en los últimos tiempos ha sido el cambio en la imagen de
María Santísima de las Penas y es ahora cuando tú estás vistiendo a esta
titular mariana. ¿Cómo se está viviendo todo esto en el seno de la hermandad y
alrededor de tu trabajo?
Increíblemente
bien, la restauración de la imagen ha ganado para Granada una Virgen bellísima,
con su mismo sello, y entorno a mi trabajo con muchísimo cariño y gratitud. Yo
estoy encantado, son una Hermandad muy acogedora, muy Hermandad, y he tenido
una acogida excepcional. Mi más sincera gratitud y afecto para mis queridos
hermanos de las Penas.
-Y en el
entorno más personal, ¿cómo vive tu familia tu labor de vestidor y tu pasión
cofrade?
Lo disfrutan
conmigo, y a veces también lo sufren. Son muchas las satisfacciones que se
viven en el seno de la familia, pero los malos ratos también los sufren, aunque
intento que sólo vivan lo bueno.
-Aunque
supongo que con estrés y la vista puesta en cada ‘puntada’, ¿cómo vive Paco
Garví la semana grande desde que sale la Borriquilla el Domingo de Ramos?
Muy
intensamente, sin querer perderme cada detalle, cada rincón, cada momento
especial, porque nuestra Semana Santa es maravillosa. A veces me gustaría estar
en varios sitios a la vez, y aunque llego muy cansado al Domingo de Ramos, me
parece una semana muy corta y me faltan horas para disfrutar lo que
verdaderamente me gustaría.
-Y durante
el año, ¿cómo vives tu fe y devoción hacia tus sagrados titulares?
Al 100%, he
dado todo por mi hermandad y por mis Sagrados Titulares, quien realmente me
conoce lo sabe.
-Una vez
pasada la Navidad, encaramos el tiempo previo a la Cuaresma en la que tanto
habrá que preparar y soñar para una nueva Semana Santa. ¿Cuál es tu deseo para
la próxima Pasión y Resurrección?
Que las hermandades
se preocupen más de formar a sus hermanos que de crecer, que trabajen
incansablemente por Jesucristo y por su Madre, por evangelizar y ayudar al que
lo necesita, que haya más humildad, más diálogo, más unión y más perdón. El
resto es secundario.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade: La salida de la procesión de la Soledad de Lanjarón a las 6 de la mañana del Sábado Santo. Maravilloso.
- Una imagen
de Cristo de nuestra Semana Santa: El Santísimo
Cristo de San Agustín, Sagrado Protector de Granada.
- Una imagen
mariana de nuestra Semana Santa: Mi bendita Madre, Nuestra Madre y Señora de la
Consolación.
- Tu mejor
recuerdo como cofrade: La
Coronación Canónica de Nuestra Señora de las Angustias de la Alhambra.
- Un momento
especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas): La bajada
del palio de las Maravillas por la Carrera del Darro, bajo un sol radiante de
Domingo de Ramos.
- Tu rincón
para ver cofradías: La Carrera del
Darro.
- Tu momento
más feliz como cofrade: Mi primera
vestimenta como vestidor oficial de Nuestra Madre y Señora de la Consolación.
- Y el que
te hubiera gustado no vivir: Mi
cese como vestidor de mi querida Virgen del Amor y del Trabajo.
- ¿Con que
adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Maravillosa, en general en una constante
evolución.
- Cuéntanos
alguna anécdota cofrade que hayas vivido: Más que
anécdota, destacar que como vestidor, una de las experiencias más bellas que he
vivido aderezando a la Madre de Dios, fue la Coronación Canónica de María
Santísima de la Amargura, formando parte de esa bella historia, y al lado de la
cual espero estar por siempre.
Muchas
gracias Paco, de parte de todo el equipo.
Muchísimas
gracias a vosotros por vuestro excelente trabajo en pro de nuestras hermandades
y cofradías de Semana Santa.