sábado, 5 de mayo de 2012

EL COSTALERO EN GRANADA, AYER Y HOY

 



Comenzamos esta nueva sección, al objeto de reflejar en este espacio web, otro aspecto relevante de la vida de las hermandades de Granada, y que últimamente se encuentra en pleno apogeo, que no es otro que el mundo costalero, y todo lo que conlleva a su alrededor. Esperamos desde estas líneas, acercar al usuario los aspectos más destacados de este sector cofrade, e ir desgranándole todo lo que vaya aconteciendo, que pueda ser de interés o pueda llamar la atención al que se acerque a este medio informativo.

Para arrancar, vamos a hacer un brevísimo análisis de la situación pasada y la actual de las cuadrillas de costaleros, dejando un poco en el punto de mira, una reflexión que creo sería conveniente no pasar por alto, para en sucesivos artículos, ir entrando con más profundidad en los diversos aspectos que engloba el mundo del trabajo bajo los pasos.

Dicho esto, pasamos a destacar lo verdaderamente gratificante que resulta la salud con que cuentan las cuadrillas de costaleros hoy en día, y la cantidad de jóvenes que conforman los cuerpos de costaleros de nuestras hermandades. Tan es así, que podemos ver cuadrillas dobladas para uno o ambos pasos de una misma hermandad, e incluso dobladas con picos, siendo cada vez más difícil de encontrar hermandades con problemas de costaleros en nuestra ciudad, aunque pueda aún haber alguna que los tenga.


 Esto, hace que el momento actual, sea una buena ocasión para echar la vista atrás y recordar los tiempos en que no se daba esta circunstancia.

Somos muchos los que hemos vivido esos años de innumerables ensayos, haciéndose un ensayo por semana desde pocos días después de las fechas navideñas; de suspensiones de ensayos por falta de asistencia o por falta de tener completa la cuadrilla; de ensayos con gran cantidad de huecos en las trabajaderas; de igualás impensables por escasez de costaleros; de estaciones de penitencia con los costaleros justos o con huecos; de sufridas chicotás por el cansancio del sobreesfuerzo que conllevaba una salida, como hoy solemos decir, “de mármol a mármol”; y por los interminables inconvenientes que todas estas circunstancias llevaban consigo.

De aquellos años tan duros para el mundo del trabajo bajo los pasos, se podría sacar en claro que aquellos costaleros eran unos costaleros comprometidos y responsables, con grandes tintes devocionales y, sobre todo, con un enorme espíritu de sacrificio que en algunos casos podía llegar incluso a la locura.

En nuestros días, debido a la demanda de trabajo, podríamos decir que se ha pasado a una época más aliviada desde el punto de vista a que antes nos referíamos de sacrificio, y más cargada de visión técnica y estética, indudablemente viéndose favorecido el aspecto médico, que por supuesto, es el que más debe preocupar al costalero de cara a prolongar su vida bajo las trabajaderas.


Por todo ello, debemos observar que gracias a Dios, nos encontramos en una época de auge costalero, que nos ha permitido superar los avatares de aquellos años pasados, lo cual es señal incuestionable de que el mundo de la trabajadera está en constante evolución, y en continuo aprendizaje por una senda muy buena de trabajo, pero de los que tampoco debemos desechar aquel espíritu devocional y de sacrificio que nos hizo aguantar bajo los pasos esperando que llegara esta brisa de bonanza que tanto y tan bien nos permite disfrutar de nuestra Semana Santa de la forma que más nos gusta, que no es otra, que la de portar a nuestros Titulares y entregarles nuestro trabajo bajo sus pies.