La procesión de la Virgen de las Angustias se convirtió en una multitudinaria manifestación popular en torno a la Patrona de Granada. Si habitualmente la multitud contempla el paso de la Sagrada Imagen, en esta ocasión la presencia de público fue espectacular. Hacía mucho tiempo que no se recordaba algo así. Ha sido la mayor concentración de personas registrada en los últimos años. El haberse disminuido el recorrido ya que partió desde la Catedral, la temprana hora en la que el cortejo regresaba a la Carrera, estando la Virgen en la Basílica antes de las diez de la noche, y también las especiales circunstancias socio-económicas que acrecientan las súplicas a las Angustias, pudieron ser las causas de que esto sucediera así.
Los ¡vivas! espontáneos del pueblo y las salvas de aplausos, se iban sucediendo a su paso de una manera tan contnuada que no se recuerda algo similar en los últimos tiempos. El fervor de público de todas las edades y condiciones fue la nota predominante en una jornada inolvidable.
Cuando la Patrona iba por Reyes Católicos se le desprendió la mano derecha, que desde ese momento quedó depositada junto al Señor y así transcurrió el resto de la procesión. A pesar de la evidencia de esta circunstancia, no todos los que contemplaban la escena percibían ese detalle que de hecho para muchos pasó absolutamente desapercibido. En la imagen que ilustra esta información, debida a José Ávila, se puede percibir el detalle que apuntamos.
Las manos que actualmente tiene la Virgen son un añadido del XVIII, realizado por Duque Cornejo. Los originales se recogían a la altura de pecho. Francisco Salazar, Hermano Mayor de la corporación, nos comentó al término de la procesión que "estas manos son articuladas y no sabemos por qué ha pasado esto; tal vez algún movimiento o la forma en la que estaban colocadas".
Fue la anécdota de un día en el que quedó de manifiesto la filialidad de Granada con su Patrona.