miércoles, 1 de abril de 2015

UN MARTES SANTO MUY COFRADE

Las cuatro cofradías de Martes Santo expusieron cada una sus acentuadas personalidades. La Lanzada trajo el sabor de barrio propio de la corporación del Zaidín y fue la última en terminar su estación de penitencia, no faltándole saetas, incluso el canto de una salve aflamencada, en su encierro. El Vía Crucis acentúa cada vez más su sabor decimonónico y un cortejo repleto de detalles de un encanto pintoresco. La Esperanza presentó un "corralito" con los más pequeños de la Cofradía repleto de ilusionados niños que se inician en el mundo cofrade. Tuvo un incidente cuando se le cayó parte de la crestería y retrasó su paso por la Carrera Oficial, ocasionando algunos retraso, a partir de ese momento, en las procesiones que le seguían. Finalmente no pudo estrenar su Guión de la Expectación, al no estar todavía concluido. Y la Soledad de Santo Domingo representó en esta jornada al Realejo, de acuerdo con lo que se espera de una corporación con tanta solera.
En suma, un día extraordinario, en el que no faltó por momento el mismo calor que en jornadas precedentes y que nos acerca al ecuador de esta Semana Santa.