El barrio de la Manigua en Granada, durante el segundo tercio
del siglo XX,tenía enormes problemas de pobreza e insalubridad, algo común en
general a otros barrios granadinos como el de San Antón, San Lázaro o el propio
Albaicín. Sin embargo, su localización lo hacía muy deseable: en pleno centro
de la Granada comercial y administrativa, al poner en el mercado una gran
superficie de solares, el Ayuntamiento se garantizaba el saneamiento de sus
cuentas. Y es que es importante tener en cuenta que tras la Guerra el
Ayuntamiento se encuentra en una situación de ruina y la reforma de la Manigua
con la apertura de Ganivet podía conseguir que recuperase su capacidad
inversora. Es desde luego un dato que se debe tener en cuenta a la hora de
analizar este momento histórico y esta reforma urbana.
Se buscaba una reforma integral con el pretexto de un doble
saneamiento del barrio: por una parte un entramado de calles estrechas e
intrincadas poco salubres y la mala reputación por tener conocidos prostíbulos
en la zona. No era ésta una realidad ajena al resto de barrios granadinos. De
hecho, la prostitución fue legal hasta 1956 y muy generalizada en los centros
de las ciudades históricas españolas. Pero fue uno de los principales
argumentos que se esgrimieron en ese momento para la demolición de una parte
del barrio.
Es tras la consigna de regeneración moral y de
modernización de la ciudad, bajo la que se ejecuta una demolición masiva en un
barrio histórico de Granada. Guarda en cierta manera muchas similitudes con la
apertura de la Gran Vía: abrir una calle ancha a costa de una gran demolición y
la especulación con los solares adyacentes para hacer frente a la ruina del
Ayuntamiento. Llevada a cabo por el alcalde Gallego Burín, con su ejecución se
incluye también el replanteamiento de alineaciones con nuevas calles paralelas
y ortogonales enfrentadas a la trama original y la concesión de mayores
volúmenes edificables que garantizan la rentabilidad de la operación, bloques
de viviendas para las clases altas granadinas con un lenguaje arquitectónico
historicista,recuperado durante estos años.
Se inicia el proyecto en el mes de junio de 1940, y el 26 de
septiembre del mismo año se aprueba el definitivo desalojo de todos los vecinos
de la barriada. En un mes debía hacerse efectivo el desahucio de las viviendas.
Los vecinos desalojados tuvieron enormes problemas en su reubicación y la
esperada reforma moral de la zona tuvo escaso éxito, ya que no será hasta
finales del siglo XX que se consiga erradicar la prostitución en la zona.
Las obras, con el
derribo de decenas de edificios y la apertura de la calle, se prolongaron
durante tres años. La moderna Ángel Ganivet se llamó en
principio Alcalde Antonio Gallego en honor a su promotor, y así fue
inaugurada el 10 de mayo de 1943 con la presencia deFrancisco Franco.Poco
después el mismo alcalde cambiaría el nombre por el del “ilustre escritor y
filósofo granadino don Ángel Ganivet”. El nombre que se le da a la calle es
completamente irónico e incluso roza el sarcasmo más granadino. Paradójicamente
recibe el nombre de Ángel Ganivet, escritor nacido en 1865 que critica
duramente la reforma burguesa de finales del XIX, que acarrea cambios urbanos
que, a su entender, destrozan la imagen romántica de Granada. Ganivet era un
declarado defensor del urbanismo medieval y las calles pequeñas, y enemigo
acérrimo del urbanismo racionalista, por considerarlo “aburrido, monótono y
triste”. Es un hecho que la demolición de parte de la ciudad para la apertura
de esta calle junto con la construcción de los bloques que la acompañan hubiera
sido objeto de la crítica más mordaz y violenta del escritor granadino.
Se tarda más de una década en completar la remodelacióncon la
construcción de los edificios y esto convierte a la calle Ganivet en un buen
exponente de la arquitectura de la posguerra española. Los edificios de los
números cinco, siete y nueve son ejemplos de un nuevo lenguajeque tiene por
referente el Estilo Internacional: el pórtico continuo, los grandes paños
acristalados ylas terrazas corridas.La calle Ganivet es un espacio de
experimentación para los arquitectos locales de la época, algo que no sucedía
desde la operación de la Gran Vía. Es llamativo también el proyecto en sí y su
proceso ya que se firma conjuntamente por Castillo Moreno, el arquitecto más
influyente y con más encargos de la ciudad, y Olmedo Collantes, el arquitecto
municipal, clave para entender las actuaciones urbanas granadinasen estos años
de posguerra.
Afortunadamente
el Plan de Alineaciones de 1951 no se llevó a cabo en su totalidad, ya que
incluía el proyecto de ensanche de la calle San Matías para realizar la
conexión con la calle Ganivet. Esto hubiera implicado la demolición de San
Matías y zonas adyacentes para levantar bloques de la época, alterando
dramáticamente la configuración urbana del entorno.