Representa el momento de la Purificación del Templo: Jn 2 13-22; Mt 21 12-13; Mc 11 15-17; Lc 19 45-46.
"Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí, no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado". Jesús intenta purificar el templo y para ello lo limpia de comerciantes, al mismo tiempo, indica a los judíos su poder de destruir el Templo y levantarlo en tres días, algo que lejos de interpretarse literalmente lo debemos entender como un anuncio de la salvación.
Nos encontramos ante la versión más violenta que el Evangelio nos da de Jesús, sin duda su simbología es muy bien interpretado por la artista. Esta composición escultórica está formada por cinco figuras, siendo de mayor tamaño la más próximas a nosotros y de mayor significación, aquí Encarnación Hurtado juega al mismo tiempo con la perspectiva, al ser menores aquellas que físicamente están más alejadas. Esculturas de gran fuerza anatómica, en ellas destaca la riqueza de sus estofados.
En primer plano un Jesús muy expresivo prende con un látigo a un comerciante, el cual intenta defenderse con una mano, mientras con la otra sustenta un cofre con monedas de oro.
Entre los símbolos aquí representados llama nuestra atención la columna del Templo, detrás de la que se esconde uno de los mercaderes, y el cordero degollado de la Pascua Judía, prefiguración de la Pasión de Jesús.
4) Jesús lava los pies a San Pedro:
La escena representada es el lavatorio de los pies: Jn 13 1-20.
"Antes de la fiesta de la Pascua...se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos..." Este momento se encuadra en la Última Cena, aquí Jesús en su lado más humano lava los pies a los suyos, indicando que su papel en el mundo no es ser servido sino servir, al mismo tiempo llama a los suyos a servir a los demás. En el lavatorio de pies San Pedro va a ocupar un papel primordial, ya que se negó a que Jesús le lavase los pies, tras sentirse obligado por Jesús le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza..."
Jesús se nos presenta en un escorzo, mientras su cabeza es sustentada por la mano del Apóstol. Ambas figuras son de gran fuerza y dignidad, adaptándose en modo sublime al marco. La inestabilidad acusada en Pedro queda curada por la seguridad impuesta por Jesús. El fondo es en tonos azulados, no debemos olvidar el pasado de Pedro como pescador, el agua al mismo tiempo es un elemento purificador.
Queremos agradecer a la Ilustre Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz su amable colaboración.
Texto: José María Valverde Tercedor.
Imágenes: Luis María Contreras.