jueves, 1 de marzo de 2012

DIARIO PARA UNA CUARESMA- JUEVES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA - 1 DE MARZO

Es grande la devoción que se le tiene a la Virgen entre los cofrades. De hecho, en la actual concepción de cofradía dual, algo relativamente reciente en la historia cofrade como rasgo tan común, lo habitual es tener un titiular cristífero y otro mariano. Esa especialísima devoción a María, constituye uno de los grandes tesoros de las hermandades. En este Diario para una Cuaresma, deseo compartir una de las más bellas oraciones que se le han dedicado. Su autor es San Bernardo, sobresaliente monje cisterciense francés, una de las personalidades de más relevantes del siglo XIII. Entre sus grandes devociones está la mariana. Esta oración es la siguiente:


"Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamas se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las Vírgenes! Y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis súplicas, ¡Oh Madre de Dios! antes bien, inclina a ellas tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén",


Es fácil estar de acuerdo en afirmar no solo su belleza, sino me atrevo incluso a citar su utilidad práctica, como una piadosa oración que puede sernos de gran utilidad.