jueves, 29 de marzo de 2012

DIARIO PARA UNA CUARESMA - JUEVES DE LA QUINTA SEMANA - 29 MARZO

Uno de los aspectos que nos propusimos hace unos capítulos abordar en este Diario fue el de la Redención, por cuanto es un asunto fundamental de nuestra Fe. Debemos al cofrade y sacerdote salesiano D. Rafael Soldevilla, el que uno de los crucificados de nuestra Semana Santa, lleve este título. Cuando en 1983 se decidió la fundación de la Cofradía de los Salesianos, sugirió como Consiliario las advocaciones de los titulares de la Hermandad, siendo aceptada su propuesta. Se nos ofrece así, una oportunidad extraordinaria para acercarnos a la Redención. Aquí lo vamos a hacer, dada nuestra vocación periodística, a los antiguas páginas del Catecismo de Segundo Grado, editado a principios de la década de los sesenta por la Comisión Episcopal de Enseñanza, a través del Secretariado Catequético Nacional, sin perjuicio de apuntar que sobre el tema se puede profundizar mucho más. De él hemos extraído las siguiente ideas.
Jesucristo vino al mundo a redimirnos, esto es, a otorgarnos el perdón. Hasta ese momento, los justos no estaban en el cielo. Ese es el motivo por el que en el Credo decimos: Descendió a los infiernos. Pero el mismo catecismo, matiza esa referencia al infierno de los justos, al indicar que ese descenso a los infiernos consistió en que "fue al encuentro de las almas santas que esperaban su venida en el limbo de los justos, para anunciarles la redención y llevarlas al cielo". Por tanto de la bondad y justicia de Dios se deprende que no era exactamente el mismo infierno donde los malos viven penas eternas y que aquellos justos a los que llevó al cielo Jesús después de su muerte, esperaban su venida, estos es, eran cde alguna manera conscientes de que esto iba a producirse. La Redención que nos ofreció desde su muerte en la Cruz, posibilita que desde entonces, los justos al morir se dirijan directamente al cielo.
El asunto es muy importante, pero a la vez de una complejidad, que de manera muy sintética, hemos tratado aquí de reflejar.
En el día de ayer, por razones ajenas a nuestra voluntad, no pudimos editar nuestro habitual Diario de la Cuaresma. Rogamos acepten las disculpas.