Como un acontecimiento sobresaliente cabe calificar las JMJ (Jornadas Mundiales de la Juventud), celebradas durante el pasado verano. Los organizadores quisieron tener en cuenta a ese gran número de jóvenes que viven su fe en el seno de las hermandades y cofradías, y los invitaron a participar, entre otras, de una forma muy concreta: instalando sus pasos en el Paseo de la Castellana de Madrid, para ilustrar el Via Crucis que presidió su Santidad El Papa. Granada tuvo la enorme fortuna de estar representada por la Cofradía de Jesús Despojado que fue la encargada de escenificar, lo que de acuerdo con el texto preparado para la ocasión por las Hermanas de la Cruz, ocupaba la novena estación. Aconteció el 19 de agosto de 2011. Sin duda otra fecha destacadísima para los anales de las cofradías granadinas.
Con indudable acierto, ha sido este mismo texto el utilizado con motivo del Vía Crucis en la Catedral de la Federación de Cofradías, habiéndose editado también de manera impresa, tal y como hemos informado en este blog. Hoy hemos querido detenernos en el comentario final a esta escena que figura en este publicación: "¡Cuántas personas desnudas de su dignidad, de su inocencia, de su confianza en el hombre!". En efecto, muchos perdemos la dignidad con nuestras actitudes, asunto gravisimo y contra el que merece la pena luchar; la inocencia, que bien entendida, hace al ser humano mucho mejor, parece está muy lejos de los valores imperantes en la sociedad actual y, a veces, casi la despreciamos; y qué decir de la confianza en el hombre, a veces perdida, ignorando de que Dios ha depositado en nosotros capacidades y valores, como para merecerla. Son algunas de la reflexiones que se me vienen a la mente repasando lo que se escuchó este verano en Madrid, muestra de que el eco de la JMJ, con todos sus mensajes y enseñanzas, es una expresión que nos enriquece de manera evidente. Un acontecimiento en suma, en el que los cofrades de Granada, en particular los hermanos del Despojado, tuvieron un papel relevante del que debemos sentirnos orgullosos y cuyos frutos debemos saber aprovechar.