Volvemos hoy a dedicar nuestro Diario de la Cuaresma al Mensaje de Benedicto XVI con motivo de esta Cuaresma. Recordemos que la reflexión que el Papa comparte con nosotros nace de una frase de la Carta a los Hebreros: "Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras" 10, 24. Ese fijarse, como dijimos, significa nos ser indiferente ante los demás, especialmente en lo referente a sus sufrimientos y actuar en consecuencia. Pera el Pontífice da un paso más y habla de la necesidad de practicar la corrección fraterna. Sin duda una muestra de valentía, por cuanto no es precisamente un tema de moda. La corrección fraterna, corregir al que se equivoca, es una de las obras de misericordia que nos propone la Iglesia, una manera en suma, para ayudar a los demás, de "fijarnos" en los demás. No es sencillo, porque en primer lugar no siempre será fácil saber con exactitud qué una actitud de un semejante está mal y podemos caer en el error de un juicio erróneo, pero coincidirán conmigo que en otras ocasiones es evidente que algo está mal, y como señala Su Santidad: "Frente al mal no hay que callar". Nos frece este texto papal además una fórmula para practicar de manera correcta esa corrección al que yerra. Debemos hacer abandonando cualquier espíritu de condena y de recriminación. Por tanto, la enseñanza es clara, no olvidar la práctica de la corrección fraterna.
Quisiera añadir la final del Diario de hoy mis disculpas por no haber podido atender esta sección en la jornada de ayer.