sábado, 18 de agosto de 2012

MADRID EN EL RECUERDO: PRIMER ANIVERSARIO DE LA JMJ


El mes de agosto del pasado año 2011 comenzaba su segunda quincena, y miles de jóvenes venidos de todo el mundo, llegaban a Madrid para formar parte de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Iniciaban entonces unos días intensos en los que se actualizaban unas jornadas ideadas por Juan Pablo II, con la intención de unir a los jóvenes con el Santo Padre durante unos días de convivencia.
Personas que llenaban Madrid de ilusión, alegría y buenos modos, dando ejemplo de cómo se deben hacer las cosas en un evento de masas. Sin duda eran palpables sus valores cristianos, valores evidentes en los cientos de voluntarios, los cuales guiados por una muy buena organización general hicieron que todo transcurriera de modo impecable.

Yo pude ir a Madrid gracias a una familia madrileña, que me acogió en su casa. Aunque mis vivencias en la JMJ fueron similares a las de cualquier joven católico, mi ilusión estaba reforzada por un doble aliciente, al ser granadino y cofrade. Esto me hizo compaginar los eventos de la JMJ con las actividades propias de un cofrade. Así aprovechaba cualquier hueco, para ir a la Colegiata de San Isidro, y visitar el paso de mi ciudad, el paso de la Hermandad de Jesús Despojado, conjunto escultórico llamado a ser la IX estación del Vía Crucis del Papa.

Uno de los momentos más esperados lo vivimos, el jueves 18 en Recoletos: el recibimiento del Papa. Un ambiente festivo servía de prólogo a los acontecimientos más intensos. Emociones que viví junto a un amigo de Jaén y una amiga de Toledo, ejemplo del poder de la JMJ de juntar a amigos de distintas ciudades unidos por un mismo fin.

Y casi sin darnos cuenta llegaba la noche, iniciándose con uno de los traslados -el del Cristo de la Buena Muerte de Málaga desde la Catedral Castrense- la que algunos denominaron "madrugá de agosto". Más de 24 horas de intensas procesiones que daban colorido cofrade a las JMJ. De este modo España enseñaba al mundo su forma más peculiar de rezar. 
Allí estaba Granada, la Granada cofrade que ilusionada arropaba a Jesús Despojado. Las granadas y los madroños del exorno floral del paso simbolizaban dos ciudades, Madrid y Granada, unidas por Benedicto XVI. De todos los instantes vividos desde su traslado en la madrugada del viernes hasta el Paseo de la Castellana destaco la unión de los cofrades granadinos allí presentes. Aquel día todos fuimos una gran familia, la familia cofrade de Granada, más cristiana que nunca, recibía la bendición del Papa y enseñaba al mundo un trocito de su Semana Santa.

Ahora que ha pasado un año recordamos con nostalgia estos momentos, bien desde Granada o desde nuestros lugares de veraneo. El recuerdo de esta JMJ debe llevar a los cofrades a aumentar nuestro compromiso cristiano. En los tiempos en los que vivimos Granada necesita a los cofrades, las personas que sufren por enfermedad o falta de trabajo, necesitan nuestra ayuda y nosotros estamos obligados a arroparlos con nuestra alegría y trasmitirles esperanza, la misma que un día paseamos por Madrid en un histórico verano.

Un año después, con Madrid en el recuerdo animo a todos los cofrades granadinos a seguir: "arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe".

José María Valverde Tercedor.