La pasada
noche tuve la oportunidad de contemplar el ensayo de una cuadrilla de
costaleros. Soportando el frío y a altas horas de la madrugada, realizaban una
labor en la que el esfuerzo físico y la disciplina son fundamentales. Por
motivos obvios, se trata de jóvenes que dedican parte de su tiempo libre a esta
actividad. Cabría preguntarse los motivos que llevan a cada uno de ellos a
realizar esta actividad. La respuesta certera queda escrita en sus corazones,
pero en cualquier caso me llamaba la atención la seriedad, la entrega, incluso
los rostros de recogimiento que se veían. Bajo una parihuela, también se puede
rezar.