viernes, 17 de mayo de 2013

"MARÍA, REINA DE GRANADA" APUNTES DE ARTE E HISTORIA. PARTE VI.



María Santísima de la Misericordia Coronada (Granada)

Esta dolorosa del barrio del Realejo, procede del Convento de los Ángeles. Fue coronada canónicamente en mayo del 2007. Su autor Francisco Morales, es un imaginero granadino del siglo XIX, famoso por sus barros, en los que late la herencia del Barroco.


Es éste uno de los palios más completos de nuestra Semana Mayor. Iconográficamente destaco la gloria del techo de palio, tratándose la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, realizada por el pintor granadino Juan Díaz Losada. En este caso las figuras pintadas de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, interactúan con la dolorosa, en el gesto de imponerle una corona de estrellas.

Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos (Granada)

Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, es heredera en su advocación de la “Virgen de Lepanto”. Realizada por Zúñiga Navarro, ha sufrido varias intervenciones, la última de la mano de Antonio Bernal.


Tanto las caídas como el manto se caracterizan por sus ricos y suntuosos bordados, en los que se entremezcla el hilo de oro, con querubines en marfil. En cuanto a la orfebrería, destacamos los laterales de sus respiraderos, donde figuran la Virgen de las Angustias y la Virgen del Rosario “de plata”.

Nuestra Señora de la Victoria (Granada)

La Virgen de la Victoria debe su advocación al final de la Guerra Civil española. Esta singular imagen mariana fue tallada por Espinosa Cuadros, adaptándose muy bien al tipo procesional. Se trata de una de las más “gloriosas” dolorosas de la Semana Santa granadina, al no tener lágrimas.

Su paso de palio bordado en sedas, presenta la peculiaridad de poder ser leído, al ostentar tanto en las caídas, como en los respiraderos inscripciones laudatorias de María. En sus respiraderos hay escenas talladas en madera, representándose entre otras, la sagrada familia.

Soledad de Nuestra Señora (Granada)

Realizada por Manuel González Santos, a comienzos del siglo XIX. Es una dolorosa de las denominadas de talla completa, la cual conjuga a la perfección, el clasicismo propio del academicismo, con la herencia del barroco. Tiene una peculiar postura, mediante la cual expresa su dolor a través los brazos abiertos.


En su paso llama la atención la presencia de un pequeño relicario, a modo de templete en el entrecalle, con reliquias del Señor de la Humildad. En el canasto tiene relieves en orfebrería con escenas de la pasión.

Texto: José María Valverde Tercedor
Fotografías: Luis María Contreras