Se agotan las horas del mes de
septiembre, ese en el que toda una ciudad, toda una archidiócesis, se desborda
con su patrona, la madre de amores que con su llanto le da el amparo del mismo
Dios a todo un pueblo de fe. Pasa ya el mes de la Virgen, y con él inmensas ofrendas
de flores que perfuman todo una Carrera de ruegos, súplicas y amor. Pasa, se
agota y no queda más que el recuerdo.
Pero ocaso no hay en la vida
cofrade, pues hasta en el tiempo estival se buscan glorias, festividades y patronas
que procesionar para hacer de las calles el mejor marco de evangelización
catecumenal.
Bienhallado el otoño granadino, los cofrades de nuestra tierra comienzan el curso estrenando la agenda que a reventar tendrán desde el mismo inicio, y es que nuestras hermandades y cofradías han crecido tanto que van conociendo el camino de vida de hermandad, esa que se abre a todos los hermanos y donde comparten no solo pasiones, sino también inquietudes y experiencias de vida y fe.
Ya comienzan los cultos, charlas,
cabildos, encuentros, exposiciones, oraciones, besamanos, conciertos,
presentaciones, y un largo etcétera de lo que viene siendo la vida cofrade, ya
sea en casa de hermandad, en el templo parroquial o en la misma calle, todo sea
por vivir un sentimiento, una pasión, una fe verdadera.
Quizá toque mirar a otro lado. Si
eran los jóvenes los más señalados como falta de compromiso en las hermandades
y cofradías hace unos años, ahora toca mirar a los que no son tan jóvenes. No
hace falta más que mirar a las juntas de gobierno, cada vez más llenas de gente
joven con ilusión, muchas ideas y poca experiencia, pero que habiendo tomado
parte de una junta de forma tan jovial, hará que la experiencia se incremente a
pasos agigantados. Es ahora, me atrevo a decir, el momento de fortalecer a esos
jóvenes y que ellos lleguen a muchos más, pero más importante si cabe el tocar
a las puertas de los no tan jóvenes, de los que dejaron de serlo hace décadas y
se creen con todo hecho en una cofradía. Éstos son los que tienen que hacer
valer la edad y la experiencia, la tradición y la fe comprometiéndose y
participando en la que quizá sea la asignatura pendiente de nuestras hermandades,
los cultos mensuales.
Comienza un nuevo curso y la
ilusión debe seguir intacta hasta que éste llegue a su fin. La Federación ha
cortado la cinta del presente curso y los cofrades se tienen que desvivir por cada
momento. Este año será mariano por excelencia, donde entre tantas novedades y
presumibles efemérides, la salida extraordinaria de la Virgen de la Victoria
hará de octubre un mes repleto de María y el Realejo, más aún si cabe tras la
procesión de la Virgen del Rosario. También tendremos la llegada de María
Santísima de las Penas en la solemnidad de la Inmaculada tras el proceso de
restauración de Álvarez Duarte, un Vía Crucis oficial muy alhambreño y una
Virgen de los Remedios que con ilusión esperan todos los cofrades en las calles
de Granada el próximo Miércoles Santo.
El nuevo curso ha comenzado y en
unas semanas tendremos el Año Jubilar de la Misericordia proclamado por el Papa
Francisco para hacer llegar el perdón a todos los rincones. Ahora somos los
cofrades los que tenemos la palabra y las manos para hacer de nuestras mejores
ideas auténticas obras de caridad, amor y evangelización.