Todo se ha consumado, ha
terminado ‘tu gran Semana Santa’ y hasta el año que viene. Es momento de
guardar el capillo, devolver el hábito nazareno y dejar en el cajón tantas y
tantas estampas para la colección personal. Las marchas cofrades seguirán sonando
aún en tu recuerdo y en el día a día, pero cada vez con menos fuerza, hasta que
pienses que es mejor cambiar el chip por uno primavera-verano.
Te darás unos días más
para comentar con amigos y allegados las diferentes curiosidades y momentos de
la semana grande que acaba de finalizar. Comentarás con alegría que la
meteorología no es una ciencia exacta o que de lo contrario miles de
meteorólogos deben estar ahora en las filas, no de nazarenos, sino de las
oficinas del paro. Lamentarás que las nubes y tormentas de primavera aguaran la
fiesta a las hermandades de la Borriquilla, Sentencia o Lanzada.
Algún hermano cofrade te recordará las lágrimas de emoción que derramabas frente a tus titulares, alegría por la estación de penitencia entiendo yo, aunque quien no sea cofrade pudiera pensar que vayan a prohibirte visitar a tus titulares durante todo un año.
Pero todo eso desaparecerá en unos días, y entonces me pegunto: cofrade, ¿y ahora qué?
Ahora comienza todo, ahora es cuando comienza la Semana Santa del año 2017. Vuelve, llama, pregunta.
Una hermandad vive los trescientos sesenta y cinco días del año. Una cofradía es la comunidad cristiana que vive su fe entorno a unas sagradas imágenes, rodeada de hermanos y celebrando los sacramentos. La vida de hermandad va mucho más allá de la salida procesional. Sí, es su fin y parte más visible, pero la caridad o la formación son partes fundamentales dentro de éstas.
Ahora es cuando comienza todo porque desde los desmontajes y la limpieza ya se comienza a vislumbrar la próxima semana grande. Se hace balance de lo pasado, pero se sueña y trabaja con lo futuro.
Nuestras hermandades y cofradías no cesan su actividad en las casas de hermandad pero, ¿y los titulares? Pantanos como los de Canales o Cubillas podrían verse acrecentados con las lágrimas de todos aquellos hermanos que no cesan de llorar en cualquier encierro. La tristeza inunda a cualquiera cuando uno ve que gran parte de esos ojos que lloran no suelen volver a ver a sus titulares hasta la próxima semana de pasión. Hipocresía cofrade que se llama.
Ahora empieza todo, y los cofrades de verdad lo saben. Ahora comienza la vida de hermandad: los momentos de tertulias, grupo joven, obras de caridad, convivencias, cultos mensuales, celebraciones, encuentros lúdicos, momentos musicales, limpieza de enseres, catequesis…
Ahora toca descontar días o, por el contrario, vivirlos intensamente dentro de tu cofradía.
Por eso te pregunto:
cofrade, ¿y ahora qué?