La Casa de Hermandad de la Santa Cena se quedó pequeña ante el gran número de asistentes a la Tertulia Balance Costalero, que un año más organiza esta corporación. Comenzó el acto con la entrega del Premio Antoñín, que como ya dio a conocer CRUZ DE GUIA, distingue la labor del capataz de la Penas, Jorge Mario Martín. Fue Javier Pérez, Capataz del Cristo de San Agustín, el que aportó uno de los argumentos fundamentales que se debatieron en esta Tertulia. Para él, los recorridos de la mayoría de las cofradías granadinas, hacen innecesario que se produzcan relevos. Desde que hace dos años tomara el llamaor de este paso del Lunes Santo, su intención es que sean siempre los mismo costaleros los que estén debajo del Señor. Ya el año pasado que algunos lo hicieron y este año ha aumentado los que han realizado esta labor. Su deseo es que sean todos. Partiendo de esta premisa, le sobran costaleros.
El resto de los presentes no se opusieron a esta iniciativa, pero la pregunta es qué hacer con los que sobran. Ahí ya existieron distintas sensibilidades, como el caso de José Carvajal (hijos), quien señaló que hay que ir dando oportunidades a las personas que se acercan, aunque todos los presentes coincidieron en que hay que ser sinceros e indicar a algunos hermanos que carecen de las condiciones necesarias para ser costaleros. El mencionado capataz se refirió también, entre otros asuntos, al enorme peso del paso de Santa María de la Alhambra al que describió como "la muerte a pellizcos", subrayando también las dificultades de su recorrido, por los desniveles que ha de superar y el paso por la Puerta de la Justicia.
Joaquín Cros, hasta el año pasado capataz del Silencio y Pregonero del Costalero de 2016, en su calidad de moderador de la Tertulia, puso sobre la mesa la importancia que tiene le trabajo de los priostía para conseguir que el trabajo de los costaleros sea el correcto.
La mayoría de los asistentes mostraron su desacuerdo con la cuadrilla de Los Gitanos por haber incidido en los relevos que se han producido en poco tiempo en la dirección de la Cofradía. No faltaron alusiones a cuestiones técnicas, como las levantas y el caminar de distintos pasos o las diversas formas de efectuar las igualás, siendo la mayoría partidarios de confeccionar dos cuadrillas, dependiendo de las estaturas, en lugar de mezclarlos utilizando lo que en el argot costalero se conoce como la "uve".
En suma, se puso de manifiesto que el mundo de la costalería en Granada, lejos de estar en crisis, como se insinuó hace un par de años, atraviesa uno de sus mejores momentos. Tanto es así, que en un futuro inmediato, a tenor de los indicado, será muy difícil dar a cogida a todos lo que desean desarrollar esta actividad y aumentarán las listas de espera, al menos en las cuadrillas de mayor atractivo. Y queda abierto el debate sobre si debe o no de haber relevos, en aquellos recorridos que por su longitud, se crea oportuno hacerlo así.