Es Miércoles de Corpus,
día previo a la jornada más grande en la vida de los cristianos de Granada.
Antes de disfrutar del Jueves de Corpus, os ofrecemos la última edición de
nuestra sección #DeCerca en el presente curso que ya llega a su fin. Han sido
veinticinco los cofrades que os hemos querido hacer llegar, conociendo más
sobre sus vidas y experiencias cofrades, y dada la aceptación y el agrado con
el que habéis acogido esta sección de entrevistas en Cruz de Guía, volveremos
con muchos cofrades más a partir del mes de septiembre.
Para cerrar este primer
curso en #DeCerca queríamos tener un especial encuentro con el director del
programa Cruz de Guía en Cope Granada y a su vez el que rige este blog tan
especial desde el que intentamos informaros de todo lo relacionado con nuestra
semana mayo. Él es un experimentado periodista y cofrade que se desvive por
Granada, su cultura y los momentos de fe que ésta le regala a través de la
religiosidad popular y la vida de la Iglesia. Hoy conocemos #DeCerca a Jorge de
la Chica.
-Quizá tu
rostro es conocido para aquellos que han presenciado los tantos pregones que
has pronunciado o los que te ven en la tribuna radiando nuestra Semana Santa
año tras año, pero es tu voz la que seguro reconoce cualquier granadino, sea o
no cofrade. ¿Cómo fueron tus orígenes y niñez?
Mis primeros
años fueron en el barrio de la Virgen y poco después me mudé al Zaidín, donde
he vivido hasta hace 7 años. Mi infancia estuvo marcada por la profesión de mi
padre que me permitió conocer desde niño conocer muy de cerca algunas cosas de
Granada. Fue una infancia repleta de partidos de fútbol, corridas de toros,
conciertos de todo tipo de música. Gracias a él disponía de una biblioteca
nutrida y variada, una discoteca interesante y toda la prensa del día sobre la
mesa. Esperaba con ilusión a mi padre llegara a casa para leer los periódicos
del día. Pasé mi infancia soñando con ser músico, pero por circunstancias no
pude estudiar esta materia con la profundidad que merecía y se convirtió en mi
vocación frustrada. Tuve además la enorme fortuna de contar con unos amigos y
familiares extraordinarios que me permitieron desarrollarme en un buen entorno.
-Son muchos
años tras los micros pero pienso que la pasión cofrade llegó mucho antes. ¿Cómo
llegaron las cofradías a Jorge de la Chica?
Las
cofradías fueron para mí un flechazo desde el primer día en que tengo
conciencia de su existencia. En mi familia había poca tradición cofrade, pero
me solían llevar a ver las cofradías. Mi madre cuenta que se puso de parto
mientras veía una procesión de Semana Santa. Desde que tengo uso de razón me
producían una emoción inmensa, de esas de ponerte los bellos de punta. Soñaba
con participar en ellas, así que cuando mi edad me lo permitió, vencí mi
natural nitidez y no sin dificultad, averigüé gracias a amigos y familiares
cómo hacerlo. Mi primer hábito fue el del Huerto, aunque mi primera salida fue
como paje en la Santa Cena. Sentí una felicidad enorme. Compartí las filas con
la trabajadera en la cuadrilla de la Santa Cruz. Cuando comencé a trabajar en
la radio, esta otra vocación, no era compatible con la participación en los
desfiles procesionales, pues desde el principio atendía la información cofrade
y no era posible compaginarlo con participar en las estaciones de penitencia.
Pienso que mientras me lo permitan, mi sitio en Semana Santa, está junto a la
información.
-Y la radio,
¿cuándo descubriste que informar a través de las ondas era tu vida?
En mi casa escuchar
la radio era algo muy habitual. Yo pasaba las horas haciéndolo. Incluso en las
vacaciones de verano, trasnochaba hasta que las emisoras cesaban sus emisiones,
en torno a la 1 de la madrugada. Todavía recuerdo el día en que no se
interrumpieron las emisiones durante todo el día. Y jugaba a la radio,
grabándome mis programas o emitiéndolos con unos walki-talkis que escuchaba mi
abuela paterna, que fue, por tanto, mi primera oyente. Pero hubo un día que
puedo decir que cambio mi vida. Mi padre me estaba esperando después de salir
del instituto y me dijo que me iba a
llevar a una emisora de radio. Era curiosamente COPE-Granada, donde él solía
presentar un programa. Yo le había acompañado de niño, pero ese día, siendo
adolescente, la radio me cautivó definitivamente. Tomé la decisión de que ya
que no podía ser músico, iba a trabajar en la radio. En varias libretas iba
apuntando mis ideas sobre programas de radio.
Un buen día un amigo me informó que hacían pruebas para locutores y allí
que me presenté. Las superé, pero por mi edad, tuve que esperar casi un año
para comenzar a trabajar.
-No sólo
hermandades y cofradías, cultura, tauromaquia o vida de nuestra ciudad, el
deporte y el Granada CF más concretamente son parte central de tu trabajo y tu
pasión. ¿Cómo describes tu actividad como narrador de los partidos del equipo
de tu corazón?
Muy emotiva.
El Granada CF forma parte de las cosas que más quiero. Creo que no me he
perdido un partido de mi equipo, salvo causa de fuerza mayor. Controlar las
emociones durante las transmisiones, que ahora son muy corales, no es sencillo.
Además, creo que lo más difícil en la radio, es narrar un partido de fútbol. El
Granada CF es uno de las cosas más importantes de mi vida. Todavía me llego a
despertar a media noche soñando que me dan la oportunidad de debutar en el
primer equipo, recordando alguna jugada o ideando cuál será la alineación
idónea.
-¿Cuándo
comienzas a informar y divulgar noticias sobre la Semana Santa de Granada?
La primera
emisora donde trabajé era Radio Genil. Allí al llegar la Cuaresma me encargaron
una serie de entrevistas y la grabación de algunas salidas y encierros de las
procesiones, que llevábamos inmediatamente hasta los estudios para su emisión. A
los pocos meses de llegar a COPE-Granada. Allí de la mano de Juan de Loxa, que
acababa de recibir el Premio Ondas, conseguí gracias también al apoyo del
Director, Pedro Úbeda, presentar durante la Cuaresma una sección cofrade en un
programa titulado La calle de la hermana radio. Todavía recuerdo los montajes
geniales de Juan de Loxa dedicados a las cofradías, con una sensibilidad
extraordinaria. Al año siguiente me “emancipé” y recuperé la cabecera de Cruz
de Guía, del que yo había sido oyente.
-Internet
manda en la actualidad del periodismo y la información corre más rápido a
través de la red que por las ondas radiofónicas o televisivas. Un ejemplo de
ello es nuestro el propio blog donde estamos publicando esta entrevista,
nuestro Cruz de Guía. ¿Qué piensas de
este modo de periodismo?
La red es el
vehículo que ha permitido el nacimiento del cuarto medio de comunicación. Así
se une a la prensa escrita, la radio y la televisión. Debido a su juventud,
todavía creo que no hemos descubierto todas sus posibilidades, aunque como los
tiempos históricos se aceleran, estamos avanzando muchísimo. Considero que hay
que saber encontrar el lenguaje propio de la red. Por internet hacemos
periodismo escrito tradicional, televisión o radio y los resultados son espectaculares,
pero poco a poco, estamos, además, logrando encontrar ese lenguaje propio al
que aludía, porque la red además de un cauce para los tres medios de
comunicación anteriores, tiene sus posibilidades propias. Se trata de un medio
de comunicación que puede emplear cualquiera y podría existir el riesgo de
confundir el uso aficionado con los trabajos con carácter profesional. Pero el
público termina por saber discernir ambas cosas, cada una de las cuales tiene
un valor diferente.
-Un
periodista tiene sus propias armas para conseguir exclusivas o ser el primero
en hacer llegar la noticia. ¿Esa competición también existe en nuestro mundo
cofrade? ¿Es tanta la relevancia y difusión de la información en relación a las
hermandades?
La
información cofrade ocupa un lugar destacado dentro de nuestro periodismo.
Además lo hace por méritos propios. Las empresas de comunicación apuestan por
él y ello se debe al interés que suscita, incluso en los no cofrades. Por
supuesto que existe competencia, no sólo por las exclusivas, sino también por
hacerlo bien. Es una competencia que yo aprecio como sana. Los que nos
dedicamos a esta género solemos además mantener unas relaciones cordiales o de
amistad.
-En tantos
años de experiencia como periodista y cofrade seguro que les puedes desvelar
algún secreto o experiencia a todos los lectores de nuestro blog.
Creo que el
principal secreto es trabajar con mucha dedicación y querer, amor si se me
permite el término, mucho lo que se hace, pensando siempre en el receptor de
las informaciones.
-La palabra
la has tomado en múltiples ocasiones, no sólo a través de las ondas, sino en
multitud de pregones, de entre todos ellos siendo el más importante el oficial
de la Semana Santa de Granada del año 2003. ¿Cómo viviste aquella experiencia?
Fue el más
feliz de mi vida, después del día del nacimiento de mi hija. Con eso creo haber
respondido de forma concreta a la pregunta.
-Volviendo
al aspecto más puramente cofrade, conocemos de tu devoción por los titulares de
tu hermandad, la Soledad de San Jerónimo y el Descendimiento del Señor. ¿Hay
alguna hermandad más que cuente contigo en la nómina de hermanos?
Soy hermano
del Vía Crucis y de la Archicofradía del Rosario. La primera me ha ganado por
su estética, para mi muy cercana a una Semana Santa con sabor antiguo y de una
acentuada personalidad. A la segunda me llamaron tres cosas, mi devoción al
rezo del Rosario, su antigüedad, que esto de las cofradías suele ser un grado,
y también el que cuando me inscribí la corporación pasaba por un momento
difícil, con pocos hermanos.
-Tu
hermandad del Viernes Santo es un claro ejemplo de la singularidad de la Semana
Santa granadina. ¿Qué opinas de la importación de influencias y tendencias
artísticas en nuestra semana mayor?
Se han
importado cosas muy buenas. Eso es positivo y creo que cualquier Semana Santa
debe de estar dispuesto a hacerlo. El límite es no perder la personalidad y no
ahogar las creaciones propias. Caminamos en muchos sentidos hacia una estética
cofrade uniforme y eso supone un empobrecimiento muy grave. Y sobre todo no
entiendo cuando se copia por el simple hecho de copiar, y me molestaba bastante
cuando se tiene desconocimiento de nuestra historia y tradiciones. Creo que en
Granada hace falta profundizar mucho sobre el conocimiento de nuestro pasado y
nuestras tradiciones. Es necesario conocer los fundamentos centenarios de
nuestra Semana Santa. También en eso, veo que avanzamos positivamente, pero ya
se han cometido algunos errores graves con las importaciones no adecuadas y me
parecen van a ser irremediables porque se han terminado asumiendo como propias.
La solución a esto podría estar en la formación, no sólo espiritual, sino
también estética e histórica. Y siempre llamo la atención sobre algunos asuntos
que llamamos tradición y que posiblemente no sean tales, sino fruto de la
penuria. Merecen el reconocimiento de la manera de superar esta dificultad, que
ha existido, y habría que estudiar con detenimiento qué papel deben jugar en
una definición estética y cultural genuina.
-La Semana
Santa de Granada es rica y variada en patrimonio artístico y humano, pero no es
sólo cuestión de unos días. ¿Qué opinas de la vida cofrade en nuestra ciudad
durante el resto del año?
Extraordinaria,
sobre todo para lo que ya acumulamos memoria, porque nos acordamos de tiempos
relativamente cercanos, donde no se podía decir lo mismo, a pesar del esfuerzo
de los cofrades de aquellos tiempos. La cantidad de actos cofrades y en muchos
casos su calidad, merecen para mí un reconocimiento a la labor de las
hermandades. Ahora bien, no conviene dormirse en los laureles. Hay que procurar
mantener el nivel, si es posible superarlo, e innovar, no caer en la monotonía.
Esa innovación debe tener en cuenta el respeto que merece algo que bebe tan en
la tradición, como es el mundo cofrade.
-Como
cofrade de a pie, ¿cómo definirías nuestra semana mayor?
Una Semana
Santa con momentos de una belleza sublime, por los paisajes urbanos, la
categoría de algunas tallas y la expresión de la religiosidad popular que
podemos percibir. Y muestra de unas asociaciones, en la mayoría de los casos,
dinámicas, con una notable participación social. Lo que sucede en la Semana
Santa es, en parte, fruto de la herencia, pero también del actual trabajo
permanente y digno de alabanza de las hermandades.
-¿Qué
mejorarías en el discurrir de las treinta y dos corporaciones?
Una es
sencilla: que las procesiones no discurran con tanta lentitud. No le encuentro
sentido a esta circunstancia y creo que se puede evitar. La segunda es que
algunas cofradías presenten más hermanos en filas. Esto se podría lograr, entre
otras formas, si las estaciones de penitencia fueran más rápidas. Los hermanos
de fila sufren muchísimo, de forma innecesaria, con los parones. También creo
que para lograr una mayor presencia en los cortejos, sería conveniente que la
vida de las hermandades durante el año, fuera la propicia para lograrlo. Hay
veces que sucede así. Me consta que en ello se trabaja y en muchos casos se
están recogiendo los frutos.
-El pasado
año pregonaste a las hermandades de Gloria de la ciudad, ¿cómo defines a las
mismas dentro de la vida de la Iglesia y del mundo cofrade?
Necesarias
para que el ritmo del calendario cofrade mantenga un punto adecuado,
depositarias de grandes devociones que son menos conocidas por el gran público.
Creo que tienen un futuro por delante prometedor porque todavía tiene mucho
espacio para un crecimiento natural de sus actividades.
-El
micrófono es la herramienta principal en tus manos de Domingo de Ramos al de
Resurrección, pero dejando lo periodístico a un lado, ¿cómo vive Jorge de la
Chica la Semana Santa desde que los pequeños hebreos se abren camino entre el
primer bullicio cofrade?
Es un tiempo
de trabajo intenso, donde se desarrolla una labor preparada durante meses.
Supone un esfuerzo laboral que se hace con cariño por lo que significan para mí
las hermandades. Incluso a veces saco un momento para verlas en intimidad, sin
un micrófono delante, pero también en esos instantes es difícil dejar de pensar
en tu profesión, porque ser periodista, en mi concepto, es algo que se ejerce
durante las 24 horas de la jornada, todos los días del año. Y no es una
exageración, porque hasta el descanso o la comida, se deben de hacer en función
de ese trabajo.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia en relación a las cofradías o a la Iglesia: Muchos, pero uno que me marcó, fue la primera vez que vi venir desde Plaza Nueva a Los Dolores por la Carrera del Darro. Su estandarte en forma de vela de barco y el color salmón de los tejidos del paso de Virgen, quedaron en mi retinas casi como un sueño maravillso y a la vez real. Hasta recuerdo con exactitud que era una tarde nublada, con algún viento y algo de frío, lo que para mí, dio si cabe mayor belleza a la estampa.
- Una imagen
de Cristo de nuestra Semana Santa: Desde hace
años me acompaña en mi cama, a mi diestra, el Señor del Huerto. Está al lado de
Fray Leopoldo y me recuerda uno de los momentos más significativos de la Pasión
del Señor, que desde que tuve la fortuna de profundizar en él, con motivo de un
viaje a Tierra Santa, me ha calado muy hondo.
- Una imagen
mariana de nuestra Semana Santa: La Soledad
de San Jerónimo.
- Tu mejor
recuerdo como cofrade: El Pregón
Oficinal que pronuncié en 2003.
- Un momento
especial de la Semana Santa: Dos: la
salida de la Borriquilla y la visión de la chías. Me cuesta trabajo reprimir
las lágrimas en esos momentos.
- Tu rincón
para ver cofradías: Mientras
Dios lo quiera, allá donde tenga un micrófono.
- Tu momento
más feliz como cofrade: Dos, de
nuevo el Pregón de 2003 y cuando pude ver a la Soledad de San Jerónimo saliendo
de la Catedral, cerrando la Passio Granatensis, mientras sonaba la marcha del
mismo título de López Carreño.
- ¿Con que
adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Religiosidad
profunda, así la percibo en los corazones de muchos creyentes, y belleza
simpar.
- Cuéntanos
alguna anécdota cofrade que haya vivido:
Son muchas.
Por citar alguna, cuando antes de un concierto de la Banda Municipal vimos a
parecer a un tipo solitario que se parecía al Rey de Suecia. Estaba en la cola
y todos comentábamos lo que se asemejaba aquel señor al monarca. Finalmente
llegó la escolta, a la que había dejado atrás y descubrimos que el personaje
que hacía cola en Santa Isabel la Real, era en efecto él.
Muchas
gracias Jorge por esta entrevista y por hacer de tu vida pleno esfuerzo por informar.