miércoles, 14 de diciembre de 2016

Mª JOSÉ GARCÍA ESCOBAR #DeCerca


Pasado ya el tercer domingo de Adviento, Domingo de la Alegría, nos encontramos con un nuevo miércoles y así con otra oportunidad para conocer en profundidad a un cofrade de nuestra Semana Santa.
Hoy en #DeCerca conocemos a María José García Escobar, mujer ligada durante muchos años a la Federación de Cofradías.

-Sabemos bien que eres una fiel seguidora de Cruz de Guía y sobre todo de esta sección de entrevistas. ¿Pensabas que algún día te llegaría el momento de darte a conocer #DeCerca a nuestros lectores?
Esta sección siempre ha despertado mi interés, puesto que nos permite a quienes amamos la Semana Santa acercarnos a personajes interesantes de nuestra Semana Mayor. Por eso me satisface poner también mi granito de arena en ese panorama, pensando que quienes vayan a leer estas líneas puedan encontrar en ellas aspectos que les interesen, como a mí me han interesado los de otros personajes.

-Muchos te conocemos por tu incansable labor en la Federación, pero queremos conocer más sobre tu persona y tus inicios. ¿Cómo llegó Mª José al mundo cofrade?
Mi llegada al mundo cofrade fue una faceta más de mi actitud de servicio a la Iglesia. Yo pertenecía por entonces a Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), un movimiento católico juvenil extendido por todo el mundo. De modo que en la parroquia de Regina Mundi un nutrido grupo de unos doscientos jóvenes nos formábamos, orábamos y actuábamos al calor de una comunidad especialmente dinámica.
En ese clima, el por entonces párroco, padre Miguel Vita, propuso a las comunidades parroquiales el establecimiento de una cofradía. El 27 de noviembre de 1985 se aprobaban los Estatutos de la Cofradía del Stmo. Cristo Resucitado y Ntra. Sra. de la Alegría, promovida –como recuerdan nuestros Estatutos- por el Consejo Pastoral Parroquial, Juventudes Marianas Vicencianas y los padres Paúles de la parroquia “Santa María Regina Mundi”. Y allí estaba yo y muchos jóvenes de JMV que aún siguen, como también muchos adultos, hoy abuelos, que nos ha ido trazando el camino.
La verdad es que personalmente me alegra que nuestra cofradía tenga ese decidido sabor comunitario y ese campo de acción marcadamente parroquial, algo muy característico de las cofradías granadinas más jóvenes (como la Lanzada en la parroquia de los Dolores, o la del Trabajo en el Corpus Christi). Creo que respondemos así al signo de los tiempos y que así debe seguir siendo.


-Y sobre tu infancia en general, ¿cómo fueron tus orígenes y tus primeros pasos en este mundo?
Aunque mi compromiso con el mundo cofrade fue como te acabo de contar, evidentemente mis orígenes y primeros contactos con las cofradías vienen de la mano de mis padres. Como amantes de las tradiciones de Granada y católicos devotos, junto a ellos y al resto de mis hermanos asistíamos desde muy pequeños al paso de las Estaciones de Penitencia. No obstante, y de manera muy especial, nuestra vida cofrade siempre ha estado ligada a la procesión del Corpus, que ha sido y sigue siendo una solemnidad que ha aglutinado a toda mi familia.

-Te hemos podido ver acompañar a multitud de hermandades y actos cofrades por tus responsabilidades federativas, además de estar siempre junto a tu hermandad del Resucitado y la Virgen de la Alegría. ¿Alguna hermandad más cuenta contigo en su nómina de hermanos?
No, solo soy hermana del Resucitado y la Alegría. Y aunque no tengo ninguna razón especial para no ser hermana de otras cofradías, ciertamente me da la impresión de que prefiero no dispersarme en mis compromisos cofrades. Es verdad que hay Titulares a los que les profeso una especial devoción, pero también lo es que la certeza de vivir en fidelidad al Resucitado, con Alegría, como núcleo del Misterio de nuestra fe, posiblemente me ha llevado a ni siquiera planteármelo.

-La hermandad de Santa María de la Alhambra debe de ser muy especial para ti y tu marido Eduardo, pues la actual junta de gobierno tuvo a bien designaros como mayordomos sacramentales hace dos años. ¿Cómo vivisteis esa experiencia?
La llamada de Antonio Olivares comunicándonos la propuesta fue algo muy ilusionante, aparte de inesperado. Ten en cuenta, además, que entre esas devociones especiales a Titulares granadinos a los que antes me refería, Santa María de la Alhambra tiene un lugar especial. Tengo grandes amigos en la cofradía, con algunos de los cuales he vivido y aprendido experiencias cofrades muy importantes. Ocupar entre ellos, junto a esa Virgen con su Hijo muerto en el regazo, un lugar tan destacado como el de mayordomos sacramentales, es y sigue siendo un honor impagable.

-Volviendo a los años en Federación, algunos de ellos, con Gerardo Sabador como presidente, donde ejercías el papel de secretaria, y otros cuatro años más con Antonio Martín, en la que ejercías de vicepresidenta. ¿Cómo fue para ti todo ese periodo en el ente federativo? ¿Qué ha significado en tu vida?
Puffff. (Sonríe) ¿Qué decir? Han sido años emocionantes, edificantes, vivificantes. Las emociones que la Federación me ha permitido experimentar desde que me reclamó como vicesecretaria mi querido José María Ortiz, que fue el primer presidente en cuya Junta estuve, han sido innumerables y hondamente humanas. La experiencia de conocer a tantos cofrades tan entregados, a esas cofradías donde se hace una labor pastoral con los alejados tan callada y poco reconocida, ha hecho de mí una defensora acérrima de estas asociaciones eclesiales de las que tan poco sabía antes de aproximarme a ellas. Y todo ello me ha dado una vida personal y comunitaria que me enriquecieron durante aquellos quince años y me han construido entonces y ahora como persona.
Institucionalmente, además, me ha permitido comprender a una Federación muchas veces desconocida y a las personas que trabajan por ella, que es lo mismo que decir por nuestra Semana Santa. Es una labor generosa, muy generosa, puesto que exige una entrega a veces difícil, que no siempre la sociedad –ni siquiera las propias cofradías– es capaz de reconocer y que exige de las familias una comprensión también difícil. La Federación es, en ese sentido, una auténtica escuela de aprendizaje cofrade, como tú bien sabes (ríe), ya que fuimos compañeros de fatigas, ¿verdad?
Permíteme precisamente que concluya esta respuesta con mi agradecimiento a quienes fueron mis Presidentes: José María Ortiz, que nos mira desde el Cielo con su Cristo de la Misericordia bien cerca; mi amigo y hermano de tantos años, Gerardo Sabador, el más discreto de los cofrades de Granada; y Antonio Martín, que siguió confiando en mí al asumir la presidencia. Mi gratitud y cariño también para un hombre en la sombra, pero indispensable, como es Jacinto Morente. Y a todos mis compañeros, por supuesto, con un recuerdo muy especial para mi queridísimo y añorado José Luis Clements.

-El papel de la mujer en el mundo cofrade ha ido tomando protagonismo con el paso de los años, y tú has sido claro ejemplo de ello. En ocasiones se rumoreaba que pudieses presentar tu candidatura para presidir la Real Federación. ¿Ha estado o está esa opción en tus planes de vida cofrade?
(Sonríe) Los rumores son algo con lo que los cofrades estamos muy acostumbrados a convivir. Yo no había oído nada (Ríe). En fin, ya en serio, siempre he sido una persona a la que le ha costado mucho hacer planes en frío. Quiero decir con eso que este tipo de decisiones las marca la propia marcha de los acontecimientos. Como ya he dicho en otros momentos de esta entrevista, mi planteamiento de la vida cofrade es el servicio a la Iglesia. De modo que, si en un momento determinado ese servicio fuera exigido por las circunstancias, en mí solo se encontraría a una persona con ilusión y ganas de trabajar. Siempre he intentado hacerlo así.
Respecto a lo del papel de la mujer, me parece innecesario caer en la obviedad de que hombres y mujeres somos, y que así lo quiso Dios. Que cofrades somos porque Él nos ha llamado a servir entre flores, incienso y flor. Y que también Él nos va poniendo ante decisiones de vida a las que hay que responder. No creo que Dios se pare a pensar si somos hombres o mujeres, sino sencillamente si vamos a ser un instrumento en sus manos.

-Y sobre dirigir tu cofradía, ¿te gustaría tomarle el relevo en casa al que fuese elegido hace un par de años hermano mayor, tu marido Eduardo?
En ese caso, me reitero en lo que acabo de decirte. Serían los acontecimientos los que deberían marcar esa decisión. De hecho, ya hace años el cabildo de hermanos así me lo propuso, pero estaba convencida de que ni era mi momento ni era la persona adecuada a las circunstancias. ¿Vendrán otras circunstancias, otra situación a la que deba responder en otro sentido? No lo sé. Está por ver. Abierta a ese servicio, como a cualquier otro, siempre lo estaré. Pero tampoco hay planes.

-Vuestra hermandad tiene algo especial que desconoce gran parte del mundo cofrade, un movimiento juvenil en torno a María. ¿Cómo viven esto los jóvenes que están inmersos en este grupo?
Por nuestros propios orígenes, la devoción mariana está en efecto muy presente en nuestra cofradía. Fíjate que este año, si Dios quiere, podremos estrenar nuestro nuevo simpecado diseñado por Benjamín Rodríguez y realizado por Jesús Arco en los bordados y Alberto Quirós en la orfebrería. El centro simbólico del simpecado es la Medalla Milagrosa, porque en gran medida es también el centro de nuestro origen cofrade y nuestro aglutinante como comunidad parroquial. ¿Y qué tiene que ver esto con nuestros jóvenes? –te preguntarás. Pues fácil: que casi todos ellos provienen de esa devoción, de esa formación y ese espíritu mariano y vicenciano que fue germen de la cofradía y sigue impregnando a nuestros jóvenes en su paso por Regina Mundi, sea la parroquia, la cofradía o el colegio… En nuestro caso, el Grupo Joven debe ser no solo esa ‘escuela’ o ‘cantera’ cofrade que siempre se señala, sino algo más: el referente y la llamada permanente a recordar nuestros orígenes, porque en ellos está nuestro fin.

-La corporación conocida como Regina Mundi ha tenido diversos cambios a lo largo de su historia. Ahora se encuentra ante otro paso para mejorar con el nuevo conjunto escultórico que acompañará a los sagrados titulares. ¿Cómo se afronta este nuevo reto?
Con mucha ilusión, como supongo que le sucede a cualquier cofradía que aborde lo que cree que es una mejora para su patrimonio. Ya en su momento acometer el conjunto escultórico del paso de misterio fue un reto, disponiendo los dos Titulares en una nueva escena plástica. Ahora se trata precisamente de volver al planteamiento original, incorporando a san Pedro y encargando todas las imágenes secundarias a un artista como Israel Cornejo. Creo que ha sido un acierto de la nueva junta, a la que no pertenezco, la cual ha actuado con valentía y decisión.

-Ésta no va a ser la primera remodelación en lo que a imaginería se refiere en la hermandad, pues la Virgen de la Alegría fue restaurada. En ocasiones, los corrillos cofrades cuentan que fue orden expresa del entonces arzobispo de Granada, monseñor Cañizares, para que retallasen el busto de la imagen mariana por el volumen del mismo. ¿Qué hay de verdad y de leyenda en esta restauración?
(Sorprendida) No tengo ni idea de lo que me estás planteando. Está claro que me hablas de una leyenda, pero con datos tan erróneos que no dejan lugar ni a la imaginación. Me explico: la única restauración que se ha acometido de la Virgen de la Alegría acaba de concluir este mes de diciembre y la ha llevado a cabo María de Haro. Se ha tratado de un proceso de conservación y limpieza, solo eso.
En tiempos de don Antonio Cañizares no se hizo nada en la Virgen. Y la única acción anterior fue llevada a cabo por el propio artista, Antonio Barbero, al año siguiente de la bendición en 1992 –cuando era arzobispo don José Méndez–, limitándose a sustituir la policromía del manto de la Virgen, para que este tuviera el color deseado por la hermandad: ese azul cobalto, enmarcado por el estofado dorado, que la Virgen lleva luciendo 24 años y cuyo esplendor ha devuelto la magnífica restauración de María de Haro. Todo lo demás que me cuentas, esa historia que desconocía en absoluto, no tiene ni un ápice de verdad, es una leyenda, una leyenda urbana.

-Volviendo a la actualidad cofrade, la hermandad procesiona desde la Iglesia del Sagrario. ¿Seguirá haciéndolo así o cabe la posibilidad de volver a salir desde el colegio?
Bueno, Manolo, lo primero que hay que aclarar –esto sí que parece una leyenda– es que nosotros nunca hemos salido del colegio Regina Mundi. La hermandad salía de nuestra parroquia de Regina Mundi. En cuanto a la posibilidad de salir nuevamente desde allí, será cuestión que deberá abordar la Junta de Gobierno y el Cabildo de hermanos. Personalmente, creo que mucho tendría que cambiar la cosa para hacerlo posible, ya que las condiciones físicas del recinto hacen imposible hoy por hoy una salida acorde con los tiempos.

-En el ámbito más personal, ¿cómo vive tu familia y personas más cercanas tu pasión por tu hermandad y por la Semana Santa de Granada?
Como te he dicho anteriormente, y como tú mismo has señalado, mi familia vive conmigo esa pasión por mi hermandad y por la Semana Santa. Eduardo es el hermano mayor de la cofradía y mi hijo es miembro de la junta. Mi marido y yo vivimos y participamos en la fundación de la cofradía y mi hijo es miembro de la cofradía desde que nació y ha sido campanillo, monaguillo, aguador, penitente, mayordomo y ahora costalero.

-¿Cómo definirías el estado actual del mundo cofrade en nuestra ciudad?
Creo que actualmente no estamos en una fase casi óptima, como la que quizá vivíamos hace unos años, pero precisamente lo que se hizo entonces nos permite vivir ahora un ambiente saludable en nuestras hermandades. Patrimonial e institucionalmente estamos mejor que hace años, y eso nos permite cierta soltura y confianza. Pero echo de menos un compromiso personal de los cofrades que quizá se ha ido perdiendo. En los actos federativos y los de las propias cofradías la presencia e implicación me parece cada vez menor, y eso no es bueno. Los hermanos cofrades han de estar con y en sus cofradías, y los hermanos mayores con y en la Federación. Si no se hace así, creo que todo se empobrece y pierde su sentido.

- Eres hermana del Domingo de Resurrección, el culmen de la fe y la semana mayor en la Iglesia Universal, pero ¿cómo vives la Semana Santa desde que da comienzo el Domingo de Ramos?
Ahora la vivo intentando adaptarme a ‘ver los toros desde la barrera’, después de quince años en la Federación, que me han permitido vivirla más de cerca, aunque trabajando muchas horas y a veces con situaciones difíciles. Así que esta vuelta a la ‘normalidad’ la vivo aún con cierta perplejidad, aunque la familia la agradece. El retorno al palco en Pasiegas y a las calles de Granada para encontrar momentos más íntimos de las hermandades me hace retornar a mis orígenes cofrades y a los sentimientos quizá más puros y auténticos.

-Aún nos queda una gran espera para la llegada de un nuevo Domingo de Ramos, pero ¿qué deseas para la Semana Santa de 2017?
En primer lugar, lo que deseamos todos los cofrades: que salgan a la calle las treinta y dos federadas y que celebren su Estación de Penitencia sin incidencias. En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, que los cofrades lleven a las calles el clamor de su oración, de sus silencios, de sus promesas. Y, finalmente, que de ese modo las cofradías sean lo que tienen que ser: catequesis trasladadas plásticamente a las calles para acercar a todos –los más convencidos y aquellos que aún dudan– la verdad de nuestra fe: que Cristo vive, Resucitado por el Padre, por todos nosotros. Sin excepción.

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de tu infancia como cofrade: El poyete de las farolas de la plaza del Carmen, donde mis padres nos sentaban a los hermanos para ver el paso de las cofradías, cuando la plaza no era Tribuna Oficial en su totalidad.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa: O dos: Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, en su Pasión; y el Santísimo Cristo Resucitado, en su Gloria.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa: Santa María de la Alhambra.
- Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde procesionas): La oración de las tres de la tarde en el Campo del Príncipe.
- Tu rincón para ver cofradías: La plaza de las Pasiegas.
- Una marcha cofrade: Passio Granatensis, de Ángel López Carreño.
- Tu momento más feliz como cofrade: Cuando el arzobispo don Antonio Cañizares anunció, tras el pregón de Ángel Luis Sabador, que se abrirían las puertas de la Catedral para el paso de las hermandades.
- Y el que te hubiera gustado no vivir: Los dos momentos de crisis de las cofradías del Nazareno y de los Estudiantes que motivaron episodios personales e institucionales que nunca deberían darse en una hermandad.
- ¿Con qué adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Íntima, recoleta y única.
- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido: He tenido muchas, pero algunas de ellas no se deben contar en este medio –te las cuento después off the record–.
Una que me parece entrañable y divertida no tiene que ver con la Semana Santa, sino con nuestra Patrona. Mi hijo Luis tenía dos años y habíamos salido a ver a la Virgen de las Angustias. Eduardo lo llevaba sobre los hombros, como suelen hacer los padres granadinos con sus vástagos. Al paso de la Patrona, los gritos tradicionales surgieron por aquí y por allá: “¡Viva la Virgen de las Angustias! ¡Vivaaa!” “¡Viva la Patrona! ¡Vivaaa!”. Por razones que aún ignoramos, nuestro hijo, que no era excesivamente efusivo, se contagió del ambiente y en un silencio de esos extraños que se producen, gritó con su vocecita: “¡Viva la Virgen de las Tortas!”. La carcajada y las caras de sorpresa fueron mayúsculas, por supuesto. Es más que probable que fuera su abuelo Manolo, que siempre fomentó el consumo familiar de las tortas de la Virgen, el culpable de su súbita y tierna devoción mariana.


Muchas gracias Mª José, de parte de todo el equipo.

Gracias a vosotros, querido Manolo, por pensar que lo que hoy te he ido contando aquí pueda tener interés para los cofrades granadinos. Y también gracias a quienes lean estas palabras, por su paciencia y su cariño. Un saludo para todos.