miércoles, 18 de octubre de 2017

ANTONIO PADIAL BAILÓN #DeCerca


Adentrados de lleno en el mes de octubre, iniciado el curso cofrade que comienza como cada año tímido y frío en actividad, que no en temperatura, pues pareciera que viviéramos aún en la pascua florida rememorando momentos de la pasada semana mayor. Un miércoles más nos encontramos con una nueva ocasión para conocer más profundamente a un enamorado de nuestras hermandades y cofradías.
Si la pasada semana dimos la palabra a la juventud, en esta ocasión abrimos las puertas de Cruz de Guía a un cofrade que da voz a la historia de nuestras hermandades. Hoy conocemos #DeCerca a Antonio Padial Bailón.

-Hay ciertas personas en nuestro mundo cofrade que pueden ser consideradas auténticas enciclopedias andantes, historia viva de nuestras hermandades. Sin lugar a dudas Antonio, tú eres uno de ellos. Pero antes de indagar en tu visión y experiencia a través de los orígenes de las corporaciones granadinas, queremos conocer de ti: ¿cómo fueron los orígenes de Antonio Padial, su infancia y primeros años?
Soy granadino, muy granadino, mi primer apellido procede del Valle de Lecrín y Bailón de Peligros. Nací en el Barrio de San Lázaro, aunque con 6 años se mudaron mis padres a la calle de Duquesa. Allí me crie, en el Barrio de la Universidad.

-La Historia, al tratarse de una de tus pasiones, entiendo que por ser área de estudio llegara años más tarde que tu devoción y entrega por la Semana Santa de Granada. ¿Cuándo empezaste a reconocer tu pasión cofrade?
A los 17 años me matriculé en la Facultad de Letras, para desarrollar una de mis pasiones: la Historia. Pero mi padre, que era militar y abogado (esta era su pasión) me borró y me cambió a Derecho. Gracias a Dios me he defendido muy bien en esta materia, pero no era mi vocación. Después, en mi tiempo libre, me planteé investigar en un tema histórico, mi verdadera vocación, y elegí la Historia de la Semana Santa en sus antiguas hermandades, un tema casi desconocido hasta hace no mucho tiempo. También en otros temas de la historia granadina.


-Dentro de la religiosidad popular y el ámbito cofrade, la parcela de la imaginería es sin duda tu debilidad. ¿Por qué fue éste, sin duda el apartado más artístico e histórico, el que decidiste por elegir como afición personal?
El Arte siempre me ha apasionado, también, pero no se puede decir que sea un experto en él, desde un punto de vista técnico. Sí, que he visto muchas obras artísticas de escultura religiosa, podría decir que miles, al natural y en fotos. Tengo en ello los conocimientos que da la experiencia. Las documentaciones que he encontrado sobre algunas imágenes me la he encontrado investigando la historia de las cofradías.


-Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, nos preguntamos si tu vocación por el ámbito legislativo compagina bien con tus labores de historiador cofrade, religioso y también cultural.
Creo que he contestado algo de esta pregunta. Desgraciadamente, en mi época laboral tuve poco tiempo para investigar; lo hacía en ratos de ocio, pero sobre 1998, la Caixa cerró la Asesoría Jurídica de Granada y elegí, aún joven, la prejubilación con sueldo. La investigación de las cofradías en los archivos se habría ante mí de forma más libre.

-La fe no es algo de quita y pon, y los cofrades de corazón la llevan bien adentro para poder sacarla en cualquier parcela de sus vidas, ya sea en familia, trabajo o diferentes ámbitos sociales. ¿Cómo has vivido tus años de labor profesional en la abogacía llevando dentro el sello de la fe y la pasión de nuestras hermandades?
Pregunta difícil. La fe, como tantas cosas en la vida, es algo que no te deporta la razón… es como una especie de inspiración de Dios, es la confianza y esperanza en el Ser Supremo. Pero también la razón te ayuda. No tienes más que abrir los ojos y razonar sobre lo que ves. El Universo, el inconmensurable y el cercano, está regido por leyes inteligentes, todas las cosas llevan el toque de una Inteligencia Suprema e Inconmensurable, desde la belleza de una sencilla flor a un complicado Universo.
Y la “guinda” es que ese Supremo Ser, que ha creado el Universo o Universos, comprendió que de nada serviría su Creación sin unas inteligencias que lo comprendieran y fueran descubriéndolo poco a poco. Por eso, creó al hombre como especie y, posiblemente, a otros seres inteligentes en ese Universo; un perro o un caballo jamás podrá comprender su Obra, y sin un ser que la comprenda, el Universo sería como si no existiera… de nada serviría. Luego, las leyes morales (amor a Dios y amor al prójimo) nos las envió, en nuestro caso los cristianos, a través de Ntro. Señor Jesucristo, parte de su misma Esencia Divina. No comprendo que haya ateos, si no es por la soberbia o porque no han profundizado en esto demasiado.

-Cuando de investigación cofrade se trata en la actualidad es extraño, por no decir casi improbable, que tu nombre no aparezca en estudios, documentos, libros y publicaciones. Hasta el ente federativo tiene en personas como tu una fuente inagotable de recursos históricos. Además, eres un tradicional de la información a través de los nuevos medios y redes sociales como tus blogs o tu propia cuenta de Facebook.  ¿Por qué de tu entrega al estudio y publicación sobre el origen y pasado de nuestras hermandades y cofradías?
Primero, que este ámbito de investigación cofrade es escaso y relativamente reciente, pero sí hay obras en las que se me cita, e incluso, en algunas sobre arte religioso. Luego está el criterio, no siempre justo, de autoridad; en las escasas investigaciones sobre este tema que publica la Universidad da la impresión de que hay un cierto espíritu corporativo, tienes que tener el título de historiador o licenciado y yo soy abogado. No tengo acceso a esas escasas publicaciones, y la verdad es que tampoco me he interesado por tener dicho acceso. Yo escribo en libros, revistas y otras publicaciones que me encargan las cofradías y la Federación, y no estoy seguro de que los editores de la Universidad las lean, aunque si son profesionales en esto deberían de hacerlo. Yo, por mi cuenta, empleo la difusión que creo que tiene futuro, y son los medios que te ofrece la Informática, mis blogs de Google, que son relativamente recientes, uno de ellos, el más antiguo, lleva cerca de 70.000 visitas. Pocos libros de este tema tienen una tirada de esa envergadura. No obstante, a mí me gusta leer en papel.
Mi entrega al estudio del pasado de nuestras cofradías es algo de vocación, más que de deseos de que se me lea, que también los tengo. Quiero que se conozca la historia de ellas, porque hace falta una cultura cofrade a los granadinos para que valoremos la importancia que tuvo y tiene. No hay que tener ningún complejo con otras ciudades.

-Internet es esa ventana a un enorme archivo digital donde queda todo reflejado, pero también aquellas cosas que pueden contener poca credibilidad. Desde siempre la información impresa ha cimentado los estudios históricos. Es por ello que también has publicado y no dejas de publicar numerosos artículos, documentos y libros, desde manuales de historia cofrade en general, pasando por específicos de ciertas hermandades, hasta numerosos artículos en revistas y boletines, como lo es de manera tradicional en la revista Gólgota.
Es que me baso en diversas fuentes; las más ciertas son los archivos manuscritos; luego está la prensa, que aunque con algunos errores, debemos darle en general cierta credibilidad. Yo, a través de Internet, poco investigo, como no sean cosas acreditadas y datos de apoyo. Las revistas o en libros que piden mi colaboración son un medio de difundir, aunque no completo, nuestra historia cofrade, también, las charlas y conferencias, que procuro hacerlas amenas y con material fotográfico. Pero aún nuestros cofrades no acuden masivamente a ellas, hay cosas que les interesa más, como la música cofrade, los enseres, los adornos de imágenes, los temas de conflictos cofrades…etc. pero se nota cada vez más interés por estos temas netamente culturales, sobre todo en la gente más joven.

 -No sé si sería posible enumerar hasta el momento cuantos libros y publicaciones has hecho ya para la historia de nuestras hermandades y cofradías.
No los he contado. Son 20 años dedicado, en revistas escribo 10 o 12 artículos cada año; libros, siete u ocho, más los que me encargan, y luego, por diversas circunstancias, a veces el dinero, no llegan a publicarse. El de Santa María de la Alhambra lo hice para la Coronación, y se publicó en 2016, pero lo importante es que se ha publicado. Espero que otros dos que tengo realizados se publiquen más o menos pronto. Y voy a empezar a realizar otro este año.

-De todas tus creaciones, ¿cuál ha sido para ti la más especial?
No sé qué deciros, en todas he puesto toda mi ilusión, quizá el primer libro que escribí en 2002 por encargo de la Federación: “La Semana Santa de Granada, a través de la Federación de Cofradías”. Es la historia de la Semana Santa de Granada basada en las actas de la sesiones de este organismo; viene ser la entraña de lo que ocurría en cada momento, aunque en ellas se suelen tratar los problemas con mucha discreción, la realidad era más dura que como se la describe. Normalmente, los conflictos eran más lacerantes que como se les describía. Había que “quitar hierro al asunto”, igual ocurre con las actas que redactan las hermandades.

-Los auténticos informadores no suelen desvelar sus fuentes, pero los historiadores estáis comprometidos con los estudios y formas de publicar. ¿Cuáles suelen ser las fuentes más habituales a las que sueles acudir para nutrir tus conocimientos cofrades?
Diversas: archivos del Arzobispado y parroquiales, de la Real Chancillería, Hemeroteca de los Tiros, actas de las hermandades, diversas publicaciones, notas de libretas que recogí en mi juventud en los años sesenta y setenta, conversaciones con cofrades ya desaparecidos y muchas más.

-Tu trayectoria en el mundo cofrade era el mejor aval posible para que las tablas del ‘Isabel la Católica’ te acogiesen, y así a tu pregón, en el año 2012. ¿Cómo recuerdas aquella obra literaria escrita para toda Granada y su Semana Santa?
Yo creo que soy muy sentimental, pero a la vez muy racional. El sentimiento es algo que te llega por los cinco sentidos y el corazón de da forma. No puedo concebir mi pregón sin la lírica; hice, creo, cerca de cuarenta poesías, aunque cortas la mayoría, y la prosa también era lírica; curiosamente tuvo poco de historia. Me ayudó, aunque estaba nervioso, el haber sido actor del Teatro Español Universitario en mi años de Universidad (esto ha sido otra pasión mía), entonces el T.E.U de Granada era famoso en toda España (lo dirigió Tamayo, Martín Recuerda o José Luis Navarro, entre otros).
Mi pregón fue no muy largo, poco más de una hora; en una hora se pueden decir muchas cosas. No concibo los pregones, que por muy buenos que sean, tengan inquieto al público en la butaca; eso te puede machacar el pregón. Cuando empieza a oírse el chirriar de las butacas es mal asunto, es algo que he aprendido en el Teatro.

-Además de la devoción y el fervor, hay hermanos cofrades que lo son de alguna hermandad por familia o tradición, otros también pueden constar en la nómina de hermanos por su afinidad o el sentir familiar que han recibido en el seno de una hermandad. Estoy seguro que eso te ocurrirá a ti con muchas corporaciones, pero de tantas, ¿en cuáles de ellas figuras como hermano en nómina?
Mi familia nunca perteneció a ninguna hermandad, pero si asistía a las procesiones. Mi abuela me llevaba a ellas desde muy pequeño (hasta en brazos), esto creó en mí mucho interés, y después, una verdadera pasión, soy “autodidacta” en mi afición a la Semana Santa. Desde los 14 años he visitado con asiduidad la Semana Santa de Sevilla, allí tenía una tía-abuela, que me ofrecía “hotel”, me conozco bastante bien ese semana mayor.
Pertenecí a Santa María de la Alhambra de los 14 a los 16 años, cuando esta hermandad salía el Jueves Santo y bajaba por el Zacatín a Bibrambla. Después a mi padre lo destinaron a Madrid y perdí el contacto con esta hermandad. Luego, no me plateé pertenecer a ninguna corporación, pero me dolía mucho aquella situación de crisis de los años setenta con hermandades que desaparecieron y otras en muy difícil situación. Llegó el año 1982, en el que nada más nacer la Hermandad de Jesús Nazareno, entró en conflicto grave y un compañero abogado me pidió que participara en su junta de gobierno y acepté.
Luego, siendo Vocal de Cultura de la Real Federación y director de Gólgota, un buen amigo en las tareas de historia de la Semana Santa me pidió que perteneciera a la Hermandad de San Agustín, lo que acepté por la atracción que en mí ejerce aquella portentosa imagen y su hermandad.

-¿Hay alguna otra por la que, aunque sin pertenecer, tengas gran devoción y admiración?
En todas he tratado su historia, son de Granada y con estas dos cosas me basta para amarlas. Hay, sin embargo, una querencia hacía el arte de algunas imágenes que me emocionan, como la Esperanza, Soledades, Alhambra, Virgen del Amor Silencio, Jesús de la Amargura, Perdón, Sentencia o Rescate, o recuerdos especiales de mi niñez de ir los viernes con mi madre a postrarnos ante el Cristo de los Favores. Luego, tengo gran admiración a aquellas hermandades nuevas, que con gran escasez de medios, han sabido ir por el camino de un, cada vez, más palpable esplendor y corrección.

-Está claro que la Historia es centro de tu vida pero aterrizando en la actualidad, ¿qué opinas del estado general de las hermandades y cofradías de nuestra ciudad?
Es muy difícil opinar en un tema donde siempre hay luces y sombras, sería injusto pontificar. Pero sí puedo decir que la Semana Santa de Granada y sus hermandades tienen mucho de heroicas: con pocos hermanos, para una ciudad con un área metropolitana de más de 550.000 habitantes, una ciudad que participa poco, con una medios económicos tan escasos y con medidas muy restrictivas para crear nuevas hermandades, las diversas juntas de gobierno de nuestras cofradías han tomado decisiones en los últimos 25 años que han situado a nuestra Semana Santa entra las mejores de España.
No obstante, hay muchas cosas que mejorar (serían largo de comentar), dentro de nuestra notable Semana Santa, nunca debemos contentarnos con este esplendor que hoy presentan nuestras cofradías, que califico de verdadero milagro por las dificultades casi insuperables que han tenido y tienen.

-En ocasiones se señala a ciertos sectores de nuestro mundo cofrade como imitador e importador de estilos mayoritariamente desde Sevilla. Es evidente que en cierto modo es cierto. ¿Qué opinas tú como amante de la historia cofrade granadina?
Siempre “la moda” ha sido atractiva en todos los ámbitos. Es indudable que Granada en vez de haber sabido evolucionar a mejor, a través del estilo que tenían nuestras cofradías en los años veinte y cuarenta del pasado siglo, lo hizo copiando modelos de la Semana Santa de Sevilla, que por otra parte, es la más relevante y perfecta, a mi juicio, de España, sin desmerecer otras de Andalucía, del Norte y Levante, que a su estilo también son muy relevantes.
En aquellas primeras décadas la Semana Santa de Granada tenía muchos elementos murcianos, especialmente cartageneros. Pero, una vez adoptado el estilo sevillano, del que también ha estado muy cerca desde sus nuevos inicios en los años veinte del pasado siglo (sería largo de exponer), hoy nuestras cofradías están sabiendo depurar ese sevillanismo con elementos propios, y hay un elemento muy granadino que forma parte de la Semana Santa que es el incomparable paisajes urbano, con ello la hace única.

-El mundo cofrade, como así el religioso, recibe cada cierto tiempo varapalos de instituciones y sectores de la sociedad, como hace unos meses pasara con el actual equipo de gobierno de la ciudad quien se postulara en contra del actual número de salidas, extraordinarias o no, actos y manifestaciones religiosas en la calle. ¿Qué opinas sobre la cantidad de participaciones cofrades en nuestras calles en los últimos tiempos?
Es indudable que cualquier manifestación, del tipo que sea, supone un sacrificio para la ciudad que ve alterada su “normalidad” (cortes de tráfico, suciedad, oposición de ciudadanos que no comulgan con la idea…etc.), pero estamos, afortunadamente, en una sociedad plural y libre, que da cabida a cualquier tipo de manifestaciones por muy descabelladas que a algunos les parezca. Se podrían manifestar musulmanes, budistas, evangelistas o ateos, y la ciudad igualmente los tendría que apoyar, pero las manifestaciones católicas deberían tener, además, cierto plus, porque es que somos histórica, artística, costumbrística y mayoritariamente católicos. Hay una cosa que no comprendo demasiado: ¿por qué a las manifestaciones de nuestras cofradías, que forman parte de ser religioso, cultural, histórico y presente de la ciudad, se les pone ciertas trabas y no a otro tipo de manifestaciones, que también ensucian y representan problemas de alteración de la normal marcha de la ciudad?
Quizá el número de eventos en las calles a lo largo del año sea excesivo, pero es que nuestras cofradías pueden necesitarlo en estos momentos de recuperación que se iniciaron después de la crisis de los años setenta. Nuestras cofradías necesitan darse a conocer a una ciudad como Granada, que permanece pasiva o contemplativa, aunque salga en masa durante la Semana Santa. Unas cofradías con falta de hermanos no se puede decir que estén recuperadas. Muchos más ciudadanos deben de pasar de la actitud contemplativa a participar en las hermandades.

-Igual que los actos han sumado en número, hemos de decir que, en algunas corporaciones, el número de hermanos en fila ha descendido considerablemente, ascendiendo en otros lugares como la música o la costalería. ¿Qué mensaje lanzarías a los hermanos cofrades para que viviesen la penitencia bajo el capillo?
Esto está relacionado con lo que he dicho antes. Debe haber hermanos para todas las facetas de una cofradía en la calle. Ya sé que para muchos hermanos el asunto de la música o costalería es más atractivo y está de moda, pero lo que engrandece a la cofradía son los hermanos con hábito y la participación en los actos y cultos de la hermandad, lo demás puede ser efímero. Ese sentido de penitencia y recuerdo y participación en la Pasión de Jesús, es lo que hay que imprimir en los hermanos… es lo más importante de una hermandad en la calle y su garantía de continuidad. Lo otro, como la estética de la que forma parte la música o el costal, también es importante pero, a mi juicio, menos.

-Acabando ya con esta entrevista, queremos conocer cómo vives tú la semana mayor desde que comienza el Domingo de Ramos hasta la gran fiesta de la Pascua de la Resurrección?
Escasas veces me he marchado de Granada en Semana Santa, a veces me he quedado sólo, y el resto de mi familia, sobre todo los días centrales se ha marchado. Actualmente estoy consiguiendo que la celebren conmigo toda ella. Vengo haciendo casi lo que hacía cuando tenía 15 años, buscar las cofradías en sus enclaves más característicos de este paisaje urbano inigualable que tiene Granada; a veces hago algún experimento nuevo para descubrir otros rincones. Yo no concibo, por ahora, tener un palco en alguna tribuna, aunque no lo critico, y que haya muchas de ellas y llenas, que también la engrandecen.
Luego, la Semana Santa en la calle es ocasión de encuentro con amigos y conocidos, y motivo de charla y relación. Es motivo de admirar arte religioso y mantener ciertas tradiciones populares. En los recesos, ¿quién no se ha tomado una cerveza y unas tapas con amigos y familiares, o unos churros de madrugada en el bar Futbol? Esto también forma parte de una Semana Santa popular, que también creo que agrada a Jesús y María Santísima, porque en estas cosas también nos podemos reunir en su recuerdo.

-Y tu familia, ¿cómo lleva tu entrega y pasión por el mundo cofrade?
No muy mal, aunque ello supone que se sacrifiquen en algunas ocasiones, como también todos nos sacrificamos en no poder hacer otras cosas que nos gustan, pero lo mío es vocación por lo que hago y no tiene tanto mérito.

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
Aunque de forma muy borrosa recuerdo las salidas de la Hermandad de los Ferroviarios de los jardines del palacete de D. Fermín Garrido, allá por los años cincuenta y más borrosamente la salida de las cofradía de los estudiantes, las mujeres de mantilla acompañadas de varones con traje oscuro, que inundaban las calles la tarde del Jueves Santo, algo que se debería recuperar.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
Hay muchas, no querría señalar ninguna especial, pero si me apuras, el Cristo de Mora y el de San Agustín, otras a lo mejor más cercanas a mí sensibilidad como El Nazareno o Jesús del Rescate.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
Igualmente diría, pero una me enternece sobre todo: la Esperanza. Otra ha sido mi guía durante algunos de mis años de trabajo, la tenía cerca: la Virgen del Amor, como yo la llamo. Otra, mi admiración, como la Soledad del Calvario, la Virgen Servita. Otra mi  ideal de belleza, la Amargura, en fin por no enumerar más, cada una me provoca un sentimiento, la Merced, la Alhambra, la Soledad, la Misericordia ...etc. No se me puede hacer concretar, en definitiva.  
- Una marcha cofrade:
Me voy a referir sólo a las granadinas. En general, las marchas de Víctor Manuel Ferrer y en especial “Mi Amargura”, es una marcha sentimental, bonita, muy procesional y con bastante variación. La prueba que es una de las que más ha triunfado fuera de Granada. No me voy a referir a su mérito técnico, porque en ello no estoy muy impuesto.
- Tu mejor recuerdo como cofrade:
Aquellos momentos en que empecé a observar que nuestra Semana Santa no se perdía. Eran los años ochenta del pasado siglo.
- Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde procesionas):
El Albaicín en Semana Santa, ( la Aurora en Calderería; el Vía Crucis en la Placeta de la Victoria, cuando sale de San Juan de los  Reyes; la salida de la Estrella; la Carrera del Darro, cuando se inaugura con las Maravillas el Domingo de Ramos, la Puerta de Elvira con la Entrada de Jesús; el Sacromonte incendiado por el Consuelo, El Silencio en Plaza Nueva), el Zaidín ante la calle Polinario y en la Avda. de Dílar, es algo que nunca me pierdo desde que la cofradía del Trabajo nació humildemente. Hay tantos momentos…Uno de ellos, descubierto hace pocos años y recuperado este año, es la hermandad de la Borriquilla en el entronque de Santa Paula con Marqués de Falces, son callejas muy cofrades estas del Boquerón, podría decir casi sevillanas.
- Tu rincón para ver cofradías:
Creo que ya casi he contestado a esta pregunta con la anterior: me gusta mucho la placeta de San Gil en calle de Elvira.
- Tu momento más feliz como cofrade:
Tal vez, el día que di mi Pregón de Semana Santa. Allí pude expresar mis sentimientos sobre ella; también los prolegómenos u horas antes en las Comendadoras de Santiago ante la Virgen de la Amargura, oyendo misa y comulgando, muy de mañana; después, desayunando con mi mujer en el mítico bar “El Sota”, en el corazón del Realejo.
- Y el que te hubiera gustado no vivir:
Las pendencias, que de vez en cuando, se producen en las cofradías que las debilitan enormemente. Son discordias incomprensibles entre hermanos, y casi siempre, se producen por temas que no merecen la gravedad que toman. Son un olvido del fin primordial: la Hermandad, para supeditarlo a determinadas ambiciones o criterios personales. Me entristece, que en determinadas cofradías, los hermanos mayores que fueron y sus juntas de gobierno cuando cesan se suelen apartar de las actividades de la hermandad, y me alegra cuando en otras, aquellos siguen participando normalmente en su cofradía. Creo que es culpa de todos.
- ¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Artística en cuanto a imágenes, pasos y paisajes, pero desearía más compromiso y devoción de los cofrades, empezando por mí mismo.
- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Para mí, salir a la calle cada día en Semana Santa, es una fuente inagotable de sugerencias y anécdotas cofrades; son muchas las que nos ofrecen las cofradías en las calles. Pero algo que recuerdo de forma remota (no sé qué año sería, porque era muy pequeño), fue lo siguiente: en casa de mi abuela (mis padres estaban destinados fuera de Granada), unas vecinas, una solterona y otra casada sin hijos, que me querían muchísimo por razones obvias de su estado, eran como tres santas mujeres que me llevaban en brazos, turnándose, a ver las procesiones y al encuentro de Jesús en sus amarguras. La tarde estaba insegura y comenzó a diluviar; todo fue un ‘¡sálvese quien pueda!’. Sin saber dónde guarecerse por el enorme gentío, no tuvieron más opción que cargar conmigo de vuelta, a lo largo de la Gran Vía, y la hoy, Avda. de la Constitución, hasta el Barrio de San Lázaro, llegamos empapados. Eso sí que fue una penitencia.
Luego, recuerdo con agrado en otros años, cada Jueves Santo, después de almorzar temprano, comenzaba el ritual de vestir a mi madre de mantilla ¡Qué arte tenían aquellas tres o cuatro mujeres; que bien sabían poner la mantilla y a qué buena moza engalanaban! La pobre hoy tiene 94 años. 14 estaciones en los Sagrarios y Granada llena de mantillas en sus calles ¡Qué cosa tan entrañable y bonita! Era una de nuestras esencias perdidas.

Muchas gracias Antonio, de parte de todo el equipo, por poner tanto cariño en esta entrevista como en toda tu actividad cofrade.

Muchas gracias a vosotros.