Verle la espalda al Rey
Baltasar en la cabalgata es sinónimo de comenzar lo que popularmente conocemos
como la ‘precuaresma’. Nos invade ya
la ilusión por el tiempo cofrade por excelencia, el cual dará comienzo
oficialmente el próximo 14 de febrero.
Nosotros seguimos en Cruz
de Guía dando a conocer un poco más a cofrades de nuestras hermandades, y para
comenzar el 2018 en nuestra sección de entrevistas queríamos hacerlo con una
persona que ha abarcado muchos ámbitos en el seno de una corporación, pero que
además usa su voz como herramienta de guía en infinidad de pasos procesionales.
Hoy conocemos #DeCerca a Dionisio Martínez Molina.
-Dionisio es
un nombre que pocos desconocen dentro de nuestra Semana Santa. Vamos a ir
pasando por diversos ámbitos en esta entrevista, pero no queríamos comenzar con
otra cosa que no fuesen tus inicios: ¿Cómo fueron tus primeros años y tu
infancia Dioni?
Nací en
1969, en mi casa no se respiraba ambiente cofrade, solo mi intensa relación con
mi tía que vivía en la calle de la Colcha, con la cual pasaba bastante tiempo,
me hizo vivir la Semana Santa desde la infancia.
-Hombre de
tradiciones y arraigado fuertemente a la cultura granadina, entendemos que tu
pasión por las cofradías no es cuestión de pocos años… ¿Cuándo te adentraste en
el mundo cofrade?
Como he
dicho antes, la calle de la Colcha era desde donde vivía mi Semana Santa,
fueron muchas las carreras, para ver a la OJE desfilar en ordinaria camino de
S. Pedro o Santa Ana. Nunca surgió en mí la inquietud de salir de penitente o
nazareno, mi curiosidad era saber cómo era un paso por dentro y como cargaban
con “aquello” los hombres que iban debajo.
Pasaron los años y a los catorce, tenía claro que quería ser costalero,
cosa que mis padres retrasaron hasta los diecisiete, que entré a formar parte
de la cuadrilla del Nazareno a las órdenes de José Ibáñez “Chicho” en el año
1987.
-Actualmente
se te puede situar en el seno de muchas hermandades por tu responsabilidad como
capataz, pero la hermandad más jovial de nuestra semana grande, la de Jesús
Despojado, es en la que yo te enmarco como hermano cofrade de cuna. Aún así,
esta corporación cuenta con menos años de antigüedad que tú mismo como persona.
¿Cuál fue la primera cofradía en la que formaste parte de su nómina de
hermanos?
En la Cofradía
del Nazareno, tras ingresar como costalero en 1987, en el 1991 me hice hermano.
-Aunque la
gran mayoría de cofrades te conocieron como capataz, yo siempre te recuerdo en
nuestros primeros encuentros como hermano mayor. Has debido pasar por muchos
lugares dentro de las cofradías en las que vives intensamente tu día a día
cofrade. ¿Cuáles de ellos puedes destacar desde tu niñez hasta ahora?
Mi niñez
trascurrió como mero espectador. Después llego la época de costalero, en una
Semana Santa distinta a la actual, en la que no todas las hermandades tenían cuadrillas
propias, con lo cual, las cuadrillas como Nazareno, Victoria o Favores, entre
otras, portaban titulares de otras hermandades. En nuestro caso en aquellos
años fueron los pasos de Encarnación, Sentencia y Maravillas, Rescate y Silencio,
además de los pasos del Nazareno. En los años noventa me hice cofrade en la
hermandad del Nazareno, llegando a formar parte de su Junta de Gobierno. A
principios de los noventa, la relación Nazareno-Despojado era muy intensa, por
eso me hice hermano del Despojado, que fue la hermandad que me dio la
oportunidad de desarrollar mi vocación de capataz. Después han sido varias la
hermandades que han confiado en mí, de todas he aprendido y he recibido el
cariño de sus hermanos. Algo que me ha enriquecido mucho humanamente hablando.
-Un
convencido cofrade y creyente como tú, que se desvive por la Semana Santa,
seguro que ha vivido momentos cofrades más allá de nuestra provincia.
He vivido
muchos, pero si tengo que quedarme con uno, lo tengo claro, la JMJ marcó un
antes y un después en mi visión de lo cofrade y mi forma de entender la Iglesia. Fue un gran esfuerzo por parte de la
hermandad de Jesús Despojado, que contó con el apoyo de las hermandades de
Granada, instituciones, empresas y especialmente de la Diócesis. Los cofrades de
Granada llevamos a Madrid, nuestra forma de entender la Fe y la compartimos con
creyentes de todos los rincones de mundo. Recuerdo una conversación con una
joven siria, que mantuvimos D. Javier y yo, la que nos contó la realidad de los
países donde los cristianos son perseguidos, para ella era un sueño estar allí
en Recoletos delante del paso de Jesús Despojado. Testimonios como ese me
conmovieron y me hicieron relativizar todo lo material que rodea al mundo
cofrade, aunque necesario para dignificar lo que representamos, que no es otra
cosa que el paso de Jesús por la tierra, no deja de ser algo secundario, que
debe de estar al servicio de la fe, que es lo que realmente da sentido a todo.
-Como decía,
tus años a la cabeza de la hermandad del barrio Fígares son los que recuerdo
con cariño, quizás por ser también en parte aquellos en los que yo participaba
de muchos actos como vocal federativo. ¿Qué recuerdos tienes de aquellos años
de mandato?
Fue algo inesperado,
puesto que no presenté candidatura Resulté elegido porque al concluir el
periodo electoral no había candidato. Los recuerdos son muy buenos, aunque
también se vivieron momentos duros. Pero
gracias a los hermanos y el trabajo de
los miembros de la Junta de Gobierno, la Hermandad siguió creciendo, que era el
objetivo.
-Es
innegable que la participación de la Hermandad de Jesús Despojado y María
Santísima del Dulce Nombre en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en
agosto del 2011 debió ser de las cosas más grandes que hayas vivido, no sólo como
cofrade, sino como creyente.
Así es, como
te decía anteriormente, fue algo que me marcó, una experiencia de la cual
aprendí muchísimo. Podría hablar horas y horas de todo lo que allí se vivió.
Hay muchos momentos y muchas imágenes que me vienen a la mente, pero me quedo
con la imagen de los peregrinos haciendo cola para escribir su petición e
introducirla en la caja que llevo Jesús Despojado a sus pies durante el Vía
Crucis.
-Fueron
muchos los preparativos y momentos, no sólo la participación en aquel Vía
Crucis frente a Benedicto XVI. ¿Cómo recuerdas todos los momentos previos a
Madrid, preparativos y el traslado de las imágenes y el paso?
Fue un
esfuerzo muy importante por parte de muchas personas, miembros de la junta,
hermanos y cofrades que se prestaron a ayudarnos. De los traslados muchas
anécdotas y un tremendo despliegue de seguridad, que nos sorprendió a todos.
-Muchas de
los hermanos que viajaron a Madrid quedaron prendados por el ambiente, pero
también por las amistades y especiales hermanamientos que se llevaron a cabo
con otras hermandades, ¿verdad?
Desde el
principio tuvimos claro que era algo que no era exclusivo de la hermandad de Jesús
Despojado, sino que era la Diócesis de Granada la que peregrinaba a Madrid.
Allí no había cofrades de distintas hermandades, éramos todos peregrinos de
Granada.
-Volviendo a
la actualidad de la hermandad, aunque no estés en primera línea, tu nombre debe
ser siempre considerado de peso a la hora de consultar grandes cambios o
avances. ¿Cómo es la realidad actual de la corporación del Domingo de Ramos?
En la
actualidad la hermandad vive un buen momento, hay mucha ilusión por ver a María
Santísima del Dulce Nombre en la calle. Un proyecto que inició la junta de
Inmaculada Rodas y que continúa la de Carlos Castillo. Así que, como hermano
muy contento de la evolución de la hermandad, en estos últimos años.
-Aun siendo
una hermandad muy joven, es una de esas corporaciones que crean envidia sana en
relación a la cantidad de hermanos en fila o la participación activa de
jóvenes, no tan jóvenes o la propia banda de la hermandad. ¿Cómo gestiona una
junta de gobierno tal responsabilidad?
Es cierto
que al ser la banda y los costaleros hermanos, el porcentaje de participación
el Domingo de Ramos es alto, pero en el seno de la hermandad somos conscientes
que aún queda mucho trabajo que hacer, para que cada vez sean más hermanos los
que vistan la túnica, haciendo estación de penitencia.
-Dejando a
un lado las responsabilidades administrativas dentro de las cofradías, tú estás
acostumbrado a otro tipo de cargos de peso, como es el de capataz. Tu voz guía
a infinidad de costaleros dispuestos a darlo todo por sus titulares. ¿Cómo fue
tu primera experiencia como capataz?
La primera
vez que mandé un paso creo que fue en 1995. El paso de palio de Nuestra Señora
de la Merced en la calle Alhóndiga. Era contraguía del Cristo y ese año
“Chico”, el capataz, me pasó al palio, me dijo ‘¿no quieres ser capataz...? pues
ponte delante y llama’. Fueron dos chicotás, que se me hicieron eternas por lo
nervioso que estaba.
-Antes de
tomar el martillo, uno debe pasar muchos años bajo la trabajadera. ¿Sigues
saliendo de costalero en alguna hermandad? ¿Qué pasos has procesionado a lo
largo de tus años?
Actualmente,
solo soy costalero del Corpus. En Semana Santa me retiré de costalero en 2015.
Como costalero he sacado: Encarnación, Maravillas, Rescate, Merced, Silencio, Despojado,
Virgen de la O (Sevilla) y Corpus.
-Volviendo
al llamaor, tener que tomar el mando
de una cuadrilla es una responsabilidad tremenda, que uno hace por devoción,
pero también por oficio y entrega, pues digo yo que, entre tantos pasos que has
cogido o que guías actualmente, algunos de ellos no habrá sido por total
devoción, son también por responsabilidad cofrade.
La devoción
es una cosa y la vocación cofrade que tengamos es otra. Al igual que el
vestidor tiene una habilidad y una vocación que pone al servicio de las hermandades, el capataz lo mismo. Luego
puedes tener una imagen a la que le tengas más cariño o devoción por diversas
circunstancias. Parto de la base que las imágenes, no son un fin en sí mismas, sino
un medio para llegar al fin. Así que la devoción está dirigida a Jesús y a
María, por encima de advocaciones.
Con respecto
a la responsabilidad cofrade, sin ir más lejos el año pasado, una hermandad, me
planteó un problema serio en cuanto a número de costaleros en el mes de
febrero. Acepté la responsabilidad, para que la hermandad saliera a la calle
sin problema. En este caso fue por vocación como capataz y como decías antes
por responsabilidad cofrade, ya que todas las hermandades merecen que sus pasos
se pongan en la calle dignamente en lo que ha cuadrilla se refiere.
-¿Cuál fue
el primer martillo cofrade que tomaste? ¿Cómo recuerdas aquella primera llamá?
Como capataz
fue el de Jesús Despojado en 2001. Fue muy emocionante, habían sido unos meses
previos muy duros con trece ensayos, una apuesta firme con un cambio de estilo
en el andar que no todos entendieron. Pero el golpe de llamador que no olvidaré
fue el último de ese Domingo de Ramos. El martillazo del ‘ahí quedó’, me llenó
de satisfacción, al sentir que no había defraudado a las personas que confiaron
en mí.
-Tu estilo
se caracteriza por ser serio, un andar valiente pero siempre de frente, sin
muchos cambios. Esto choca en cierto modo con el último de los martillos que
has tomado, el de María santísima de la Amargura Coronada. ¿Cómo será el
regreso el próximo Lunes Santo por la Calle Santiago?
El regreso
será como la hermandad quiera que sea, con las marchas que la hermandad quiera
que suenen. Yo me limito siempre a cumplir con las directrices que me marcan
las hermandades y estar a las órdenes del fiscal de paso en cada momento.
Evidentemente tengo mi estilo a la hora de mandar un paso, pero no está reñido
con el carácter del paso de palio de María Santísima de la Amargura. Aunque no
sea un paso de palio de barrio, llevo sacando desde hace quince años a María
Auxiliadora de la Alhambra, una Virgen de Gloria con un repertorio muy alegre.
-Ese enclave
da lugar a una de las bullas más tradicionales de nuestra semana mayor. Tú,
como capataz, ¿qué opinión tienes sobre éstas?
Me encantan
las bullas de gente cofrade que saben donde están y lo que están viendo, y no
me gustan las bullas en las que se mete gente que piensan que van a una romería
y no tienen un comportamiento acorde al momento.
-Como
decimos, han sido muchos los pasos que guías o has guiado pero, ¿hay alguno que
te gustaría coger en el futuro?
Con cuatro
hermandades durante la Semana Santa, más dos de Gloria, estoy prácticamente al
límite. Si cambiaran las circunstancias, creo que sería bonito volver a mis
orígenes.
-Los años y
la experiencia de multitud de cofrades en Granada, va dando la razón al costal
sobre la trabajadera a hombros, no solo por el andar costalero sino por la
salud de los mismos. ¿Qué opinas de esta singular batalla dialéctica que ha
tenido lugar años atrás por defender la tradicional trabajadera granadina
frente al costal?
Defender un
estilo, no debe implicar atacar al otro. Para llevar a Jesús y a María
cualquier forma es buena.
-Y sobre
gustos musicales, ¿cuál es tu son favorito a la hora de trabajar una cuadrilla?
Si el
repertorio es de calidad, cualquier estilo es bueno.
-Domingo de
Ramos, Lunes Santo, Martes Santo… casi la totalidad de los días de la semana
cuentan contigo en la participación del discurrir de alguna hermandad por las
calles de la ciudad. ¿Cómo vive tu familia la pasión cofrade que embauca a
Dionisio Martínez?
Bueno, son
cuatro días, quedan otros cuatro para disfrutar de la Semana Santa. Mis hijos
lo viven intensamente, son cofrades, así que no hay problema.
-Tu hijo es
uno que crece a pasos agigantados, no sólo físicamente, también al frente de
los pasos. Esto sucede no sólo por lo que aprende de su padre, sino porque éste
le da también la oportunidad al frente de los pasos. ¿Cómo se vive esa relación
padre-hijo a los mandos de una cuadrilla?
La relación
es la normal entre un padre y un hijo.
Tenemos la suerte de compartir algo que nos apasiona a los dos y trato
de inculcarle los valores necesarios, para que siga aprendiendo. Para que en el
futuro sea buen capataz y sobre todo buena persona.
-Yéndonos a
la actualidad cofrade, ¿qué opinas del estado actual de las treinta y dos
hermandades y cofradías de nuestra Semana Mayor?
Si echamos
la vista atrás, la evolución ha sido tremenda. Evidentemente hay que seguir
trabajando y mejorando muchos aspectos, pero creo que estamos en el camino
correcto.
-La Navidad
llegó a su fin hace unos días con la fiesta del Bautismo del Señor en el Jordán
a manos de Juan el Bautista, y nosotros ya estamos pensando en que llegue el 14
de febrero con el inicio de la Cuaresma. ¿Cuál es tu deseo para esta Santa
Cuaresma y la Semana Santa del 2018?
Para Cuaresma:
me gustaría que los cofrades sigamos madurando en nuestra fe, que tratemos de
conocer más a Jesús, porque a veces nos centramos en hacer altares muy bonitos,
para alguien que no conocemos lo suficiente.
Para Semana
Santa: que el tiempo nos respete y para poder disfrutar de una semana íntegra y
así acercar las imágenes a gente que en muchos casos necesitan de esa
presencia.
-Antes de
irnos a las breves preguntas para conocerte más #DeCerca, me gusta realizar una
pregunta que considero importante para la gente que vive las cofradías de forma
intensa. El ámbito del costal vive un momento dulce con gran cantidad de
jóvenes que desean portar los pasos, pero pasados los años de salud y fortaleza
física muchos abandonan las hermandades sin tomar el capillo y el cirio, base
esencial de nuestras hermandades. ¿Qué mensaje les lanzarías a tus costaleros
para el día de mañana?
Lo primero,
es ser consciente de la realidad que se vive en este tema y que muchos cofrades
desconocen, a veces por culpa de los propios capataces que solo decimos lo que
las juntas quieren escuchar.
No se puede
generalizar porque cada cuadrilla es un mundo, pero prácticamente en todas las
cuadrillas se dan las mismas circunstancias. En los últimos veinticinco años,
los pasos se han renovado en muchas hermandades, haciéndose más grandes y
pesados, se han incorporado dos pasos de palio que no existían y otro que está
por llegar en 2019, por lo tanto la demanda general de costaleros ha aumentado
muchísimo, en algunos casos se ha duplicado.
¿Han crecido
las nóminas de hermanos proporcionalmente a esa demanda? No. El tema se ha
solucionado, porque hay costaleros que repiten, sacando más de un paso durante
la semana, con la incorporación de costaleros de la provincia y de provincias
limítrofes, en algunos casos incluso de fuera de Andalucía. Al término de su
etapa como costaleros, no podemos pedirles mucho más. Solo que una vez termine
su etapa de costalero, hay que seguir participando en la que sientan como su hermandad
y sobre todo que traten de inculcar a
sus hijos, que es ser cofrade. Es la única forma de garantizar el futuro de una
forma tan bonita de vivir la fe.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
Recuerdo
al Cristo de la Misericordia de Mora, ese año iba en horizontal en el paso,
porque la imagen estaba en muy mal estado de conservación, fue impresionante
verlo desde un balcón.
-
Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
Cristo
de la Misericordia (Mora).
-
Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
Soledad
de S. Jerónimo.
-
Una marcha cofrade:
Cualquiera
que lleve el apellido Font.
-
Tu mejor recuerdo como cofrade:
Hay
muchos… La primera vez que salí de costalero, fue la culminación de un sueño.
-
Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesiones):
La
salida de la Borriquilla. Creo que es el momento todos los cofrades esperamos
con ilusión.
-
Tu rincón para ver cofradías:
Cada
cofradía tiene su rincón.
-
Tu momento más feliz como cofrade:
Ha
habido muchos, no sabría decirte.
-
Y el que te hubiera gustado no vivir:
Como
Hermano Mayor hubo momentos muy duros.
-
¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Se
puede definir con muchos, evidentemente todos positivos.
-
Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Creo
que sería sobre 2004, más o menos, nada más salir el paso del Despojado, mando
venga de frente, y veo un hombre grueso, fumando un puro, a mi lado a unos dos
metros de distancia. El paso avanzaba y el hombre del puro se mantenía a la
misma distancia, observando cada detalle, sin molestar, pero siempre cerca. No
hizo ningún comentario, solo miraba y fumaba. Así llegó hasta el final de calle
Navas, donde no lo volví a ver.
Al
año siguiente en la salida del Despojado, el hombre con su puro, echando mas
humo que los acólitos. Hizo lo mismo que el año anterior, hasta la calle Navas
y después desapareció. El tercer año ya lo estábamos esperando (risas) y no
faltó a su cita. Ya nos saludaba al segundo capataz y a mí. Así estuvo unos
cinco años, el primer año de la carrera oficial por Ganivet ya no apareció. Sinceramente
lo echamos de menos, porque se había convertido en un clásico todos los Domingos
de Ramos.
Muchas
gracias Dioni por tu cercanía, de parte de todo el equipo.