miércoles, 21 de febrero de 2018

ALBERTO OLMEDO #DeCerca


Aún con el regusto del Pregón Oficial y con una semana gastada ya de esta bendita Cuaresma, nos encontramos un miércoles más en la sección de entrevistas y en esta edición será un joven cofrade, como en otras tantas ocasiones, quien protagonice las líneas de nuestro encuentro cofrade.

Hoy conocemos #DeCerca a Alberto Olmedo, joven cofrade e imaginero.

-Este mundo cofrade que nos apasiona es fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, y en muchas ocasiones la juventud es alabada por su fuerza y valentía pero pocas son las ocasiones en las que se le brinda la oportunidad para desarrollarse. Hoy tenemos este encuentro, Alberto, para darte a conocer y para que yo, una vez más, realce el papel de la gente joven en nuestras hermandades.
Muchísimas gracias por contar conmigo para esta labor y por brindarme esta oportunidad. Espero también poder ayudaros en la medida de mis posibilidades. La verdad es que las Hermandades de nuestra querida Granada cuentan en sus nóminas de hermanos con gran abundancia de gente joven. Creo que esto debe ser una alegría y una satisfacción para la Iglesia de Granada pues, no solamente son herederos y portadores de una fe que han recibido, sino que también están llamados a hacer que esa fe siga creciendo y se profundice en ella. Pienso que esta juventud no debe vincularse solo al mundo de la Semana Santa, sino que nuestras Hermandades y Cofradías deben servir para que en nuestro día a día nos impliquemos en los valores del Evangelio.

-De tus estudios y tu labor profesional hablaremos ahora, pero antes queremos conocer de tus inicios y primeros años.
Soy de Granada. Mis orígenes se remontan a una época y una institución. La época es esa en la que se forjó mi personalidad y mi forma de mirar el mundo. Es la época en que descubrí quién soy y en la que supe reconocer mi inquietud por la imagen sacra y la imaginería religiosa como expresión de fe y exponente de una arraigada tradición de siglos.
La institución a la que me refiero es el Colegio Padre Manjón. En él surgió mi inquietud profunda por la imagen religiosa en la que se refleja el misterio central y profundo que en ella subyace. No puedo dejar de mencionar a mi querido Don Pedro Manjón. De su mano supe entender la hondura que encierra y entraña la religiosidad popular y la fuerza expresiva que en ella se difunde por nuestros templos y calles. Es mucho lo que le debo a Don Pedro y la institución manjoniana y, desde estas líneas, quisiera agradecer la poderosa influencia que en mí ejercieron.
Este momento y esta institución constituyen hitos esenciales en mi vida. Sin ellos no sabría entender mi camino y mi rumbo.


-Tus diferentes estudios se han llevado a cabo en la rama de las artes plásticas, concretamente en el diseño de tallas, dorado, policromado… lo que se dice comenzar a caminar en la senda del imaginero. ¿Cuándo y de qué forma descubres tu vocación artística?
Lo cierto es que desde pequeño he tenido un contacto directo con las imágenes devocionales y, como consecuencia de ello, de manera natural, yo intentaba representar esas imágenes en pequeños trozos de papel con unos trazos infantiles, modelaba con plastilina figuritas y hacía composiciones volumétricas. Conforme iba avanzando en edad cada vez tenía más claro que lo que yo quería estudiar era escultura y ya, a partir de ahí, inmiscuirme en el campo de la imaginería.

-Con tan solo veintitrés años quieres sumergirte en un precioso mundo, el de las artes, pero muchas veces infravalorado en la sociedad actual, tanto por las carencias económicas como por el desconocimiento de la historia del arte.
Entrar en el mundo de la imaginería es realmente complicado pues no existen, como en otros ámbitos profesionales, caminos estrictamente marcados. Trabajas en lo que realmente te apasiona, pero dependes de muchos factores que hacen que tu futuro a veces parezca incierto. La situación económica no ayuda a ello. Los materiales que se necesitan son muy caros, y las horas necesarias para ejecutar una escultura aumentan mucho los precios, lo que hace que la gente sea más reticente a encargar obras de arte. Además, como bien comentas, la formación artística de la sociedad en general es cada vez más reducida, y mucha gente no conoce las vicisitudes de este trabajo y lo que conlleva encargar una obra única y elaborada de forma artesanal. Todo esto dificulta el ejercicio de esta profesión, pero con vocación, esfuerzo y ganas siempre se sale adelante. 

-A uno le puede encantar la talla en madera, mármol… pero no por ello gustar la Semana Santa, aunque ésta sea uno de los mejores ‘escaparates’ para la escultura en pleno siglo XXI.
En efecto. A una persona le puede gustar la escultura tanto en madera, metal o materiales pétreos y no gustarle para nada la Semana Santa. Los hay que prefieren la escultura profana y realizan verdaderas maravillas cogidas del natural como retratos, estatuillas o paisajes en relieves. En España, y más concretamente en Andalucía, es cierto que el mayor “escaparate” de escultura en madera es la religiosa, pero eso no quita importancia a otros materiales y tipologías escultóricas. Hay verdaderos artistas en esos ámbitos, en Granada por ejemplo contamos con la calidad de la escultura profana de Miguel Moreno. También hay personas que son creyentes pero no son cofrades, como consiguiente perfectamente pueden realizar obra religiosa. Pero yo siempre digo que un escultor no siempre puede ser imaginero y, por el contrario, un imaginero sí puede ser escultor. Creo que las imágenes religiosas deben tener unción, llamar a la devoción, establecer una conexión espiritual con el espectador. Esto no lo consigue cualquier artista, pues puede ser una escultura perfectamente elaborada en todas sus fases, y no tener “pellizco” pero, en cambio, puede ser una obra de realización más humilde y mover masas enteras de gente y fervor popular. Las imágenes religiosas tienen que cumplir la función para la que fueron concebidas, si esa imagen no invita a orar ante ella, será una buena obra de arte, pero no servirá para conectarnos con lo divino. El imaginero para poder tener la capacidad de absorber hasta la última gota del pasaje bíblico o evangélico de cada obra tiene que, primeramente, creer en lo que está haciendo y segundo tener la capacidad de llamar la atención del espectador, en este caso los fieles, para que oren ante esa imagen y entiendan visualmente lo que el Evangelio nos quiere decir.

-¿Tu condición de creyente te ha creado conflictos y/o favores en el desarrollo de tus estudios? No siempre las bellas artes se han relacionado con la fe.
Hombre tanto como conflictos no. Si han generado diferencias, duda, perplejidad porque claro, no es muy normal el que una persona se quiera dedicar “a hacer santos”. Si es cierto que se generaliza mucho a la hora de estudiar, tanto, que hay veces que se intenta eliminar por completo esa idea de querer dedicarse a la escultura religiosa. Pero todas estas cosas sirven para aprender, uno va a una escuela a formarse, a saber las bases y ya luego cada artista las enfoca en lo que quiere. Una persona que quiere ser imaginero tiene que evangelizar con sus imágenes. Yo conozco personas amigas mías que no les gustaba para nada la Iglesia, algunas hasta puede que no fueran ni creyentes, pero a raíz de explicarles, verme trabajar, comentar lo que estaba haciendo, involucrarlas de alguna forma en esa imagen que se estaba realizando, he conseguido crearles curiosidad y hasta encontrármelas años después visitando iglesias. Creo que eso, de alguna manera, es una forma de evangelizar. A pesar de todo esto, he de reconocer que en las escuelas y facultades hay fantásticos profesores que te forman de una manera correcta y bastante buena, con algunos de los cuales he llegado incluso a forjar una muy buena amistad.

-Tu principal vocación es crear, hacer nuevas tallas para el culto religioso, no tiene porqué ser procesionada, pero también un artista debe estar abierto a la restauración.
Perfectamente puede, siempre y cuando tenga la correspondiente formación. Es un tema muy delicado y a la vez muy hermoso el de la restauración. Si es cierto que últimamente se llama restauración a cualquier aplicación de una nueva policromía, pero lejos está esto del concepto real. A la hora de restaurar se deben tener unos criterios básicos e inamovibles que son: respeto al original, mínima intervención y reversibilidad de los materiales. Luego hay otros tantos criterios que se basan en las normativas internacionales de conservación y se recogen en las diversas Cartas de Restauración que en esta materia existen. Por todo eso, creo que la restauración hay que dejársela a los restauradores, ellos mejor que nadie, saben los tratamientos a seguir para la correcta conservación de nuestro patrimonio. Si pienso, de manera personal y no quiero generar polémica, que en el caso de que el autor de la obra siga vivo, debe ser él mismo quien la restaure, puesto que nadie mejor que él sabe cómo la obra está realizada. Otra opción puede ser que el equipo de restauración cuente con él para asesorar y seguir el procedimiento en todo lo que fuere necesario. La restauración a veces es difícil, dada la distancia cronológica que nos separa de la obra y las técnicas empleadas para su realización, por lo que contar con el autor puede suponer una gran ventaja. 

-Entre los años de formación, que como maestro que soy te diré que nunca terminan, y los momentos de profesionalización que llevas a cabo, seguro que ya has realizado más de una obra.
Si claro, poco a poco uno se va dando a conocer en este difícil “mundillo”. Mi obra a día de hoy es corta, claramente porque soy joven, pero si puedo decir que está dispersa por casi toda la geografía española. A día de hoy tengo trabajos repartidos para particulares y grandes amigos de mi queridísima ciudad de Granada, y otros están en Jaén, La Coruña, Orense, Salamanca, Cuenca, Castellón, Gerona, Córdoba, Jerez, Almería, Salobreña. Recientemente he entregado el Stmo. Cristo de la Misericordia (Santo Varón de Dolores) para devoción particular en Almuñécar.

-De las tallas que ya has realizado, algunas son completas y otras de vestir. Personalmente, ¿cuáles son de mayor agrado para ti a la hora de trabajar o diseñar?
Para mí, como artista que me considero, las obras que más me gusta trabajar son las de talla completa, porque es ahí donde demuestras todo lo aprendido hasta ese momento. Una imagen de vestir simplemente se concentra todo en el rostro, los pies (si es que los lleva) y especialmente en las manos. Las manos son las que le dan el 80% de expresividad a una imagen de vestir. Por el contrario una obra de talla completa tienes que estudiar intensamente muchos valores tales como: anatomía, telas, caídas de paños y ropajes, posturas, volumetría, espacialidad y hasta el mismo suelo. Y a su vez, que el conjunto tenga armonía. Supone un gran reto y una satisfacción cuando ves el trabajo terminado.

-¿Cómo te inspiras a la hora de llevar a cabo una creación en el taller? ¿Cuál es el proceso que llevas a cabo en la realización?
Cuando me llega un encargo lo primero que hago es un estudio previo de la obra. Me asesoro por parte de historiadores del arte y teólogos del tema iconográfico que debo representar, y reviso qué representaciones ha habido del mismo a lo largo de la Historia del Arte, buscando en ellas inspiración y pensando qué aportaciones puedo hacer. El siguiente paso es realizar un sinfín de bocetos y bosquejos a lápiz para ir sacando ideas de toda esa información que tienes retenida en la cabeza. A continuación, tomando como punto de partida esos estudios previos, realizo una maqueta o boceto en barro que sirve como primer contacto volumétrico directo de la obra, y ahí ya empiezo a estudiar todos los volúmenes.
 Después ya comienzo a realizar la obra, en barro o en madera, en función del encargo. En el caso de la madera, hay dos formas de ejecutarla, en primer lugar, se pueden llevar los bocetos a un pantógrafo para pasarlos de forma mecánica a madera, retocándose posteriormente de forma manual hasta conseguir el acabado final. En segundo lugar, se utiliza la talla directa, siendo este método el que yo utilizo. Consiste en coger el boceto y un embón de madera e ir definiendo los volúmenes con la gubia y el mazo. La única ayuda que puede uno tener es la de una regla para transportar medidas. Este proceso lógicamente es mucho más lento, pero, para mi gusto, más bonito y artesanal. Seguidamente se repasa todo bien a punta de gubia o con lijas de distintos grosores y ya la imagen estaría preparada para recibir la primera “carne”, que no es más que la aplicación de distintas capas de yesos y colas de origen orgánico. Una vez secas todas estas capas se comienza con el lijado: se lija y se pule hasta conseguir una superficie totalmente lisa. Una vez acabada esta fase se procede a la realización de la policromía que se realiza utilizando óleos y pigmentos naturales siguiendo las técnicas tradicionales.

-‘La obra irá llamando al material…’ se suele decir pero, el arte, y especialmente el religioso, como apuntaba, está infravalorado en nuestra sociedad. ¿Crees que éste podrá ser un trabajo recompensado económicamente?
No, nunca se ha valorado lo suficiente. Fíjate en el caso del gran genio Alonso Cano. Él, como racionero de la Catedral, realizaba obras a cambio de un plato de comida. No es hasta siglos después cuando Cano comienza a valorarse, a tal punto, que su obra a día de hoy no tiene valor económico alcanzable.

-Un buen maestro lo es porque algún día en el pasado fue alumno y tuvo también un buen docente de quién aprender, sobretodo del ejemplo. ¿En quiénes te sueles inspirar para, posteriormente, crear tu estilo propio?
Como bien dices uno siempre nace siendo alumno, y en el arte te mueres siendo alumno y a la vez maestro. Alumno porque nunca paras de aprender cosas nuevas y maestro porque enseñas a la gente más joven. A la hora de realizar mis obras me inspiro en artistas como Alonso de Mena, Pedro de Mena, la saga de los Mora, José Risueño, Torcuato Ruiz del Peral, Fernando Ortiz, Juan Martínez Montañés, Sebastián Montes de Oca o Pedro Duque Cornejo. Pero también me inspiro en artistas relativamente más actuales, como las importantes aportaciones contemporáneas de Antonio Barbero Gor, Miguel Zúñiga Navarro, Domingo Sánchez Mesa, Francisco Buiza, entre otros. En líneas generales uno absorbe o se inspira en cualquier cosa, hasta de recortes de periódico, o de personas que ves por la calle y te gustan ciertas facciones o rasgos.

-¿Cómo imaginas tu proyección para poder llegar a ser algún día un imaginero de relevancia en nuestra Semana Santa de Granada o de cualquier lugar de la geografía española?
La base de todo está en la perseverancia, la lucha y en el trabajo constante. Las cosas no caen del cielo. Uno tiene que trabajar si quiere recoger frutos de lo que siembra. A partir de ahí…solo Dios sabe mi futuro.

-Desde tu humilde opinión, ¿cómo definirías a nuestra semana mayor desde el punto de vista artístico?
En un punto muy bueno. La Semana Santa de Granada cuenta con verdaderas joyas del arte español y tiene muy buenas piezas de imaginería, talla ornamental, bordado, platería y hasta de taracea. Las aportaciones actuales que se están haciendo para enriquecer los patrimonios de las corporaciones, por regla general, suelen estar bien y a la altura, pero no por eso quita de que haya aspectos en los que, por supuesto, se pueda mejorar.

-Siempre es importante, al menos para mí, conocer las inquietudes y opiniones de un joven interesado en el arte, pero en este caso también nos interesa lo explícitamente cofrade. ¿Qué corporaciones cuentan contigo en su nómina de hermanos?
Pertenezco a la Muy Antigua, Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de Granada; la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad en el Calvario; la Hermandad Sacramental de San Francisco de Asís y Santa Clara y Real Cofradía de Penitencia de Ntro. Padre Jesús Cautivo y María Stma. de la Encarnación, y, finalmente a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Stma. de la Merced. Esta última es mi hermandad por excelencia y a la que le tengo especial apego desde pequeñito.

-Cautivo, Nazareno y Santo Sepulcro… ¿cómo vives tu fe a través de las cofradías, especialmente en tres?
La vivo activamente, en unas más que en otras, ya que por falta de tiempo no puedo estar todo lo que querría.

-Como dices, la hermandad del Miércoles Santo es la que te ve nacer prácticamente como cofrade, y por tanto donde uno se entrega más. ¿Qué lugares has ocupado en los diferentes desfiles procesionales?
Efectivamente, la Hermandad de Jesús Nazareno es una de las Hermandades (junto con la Patronal y la del Santo Sepulcro) que me vieron nacer como cofrade, pues soy de los hermanos más antiguos. Pronto cumpliré, si Dios quiere, las bodas de plata en mi Hermandad de Jesús Nazareno. Pero para no desviarnos de la pregunta, los lugares que yo he ocupado en los diferentes desfiles han sido desde el simple monaguillo encendiendo cirios y repartiendo caramelos al puesto de pertiguero del paso de Jesús Nazareno (en el cual me encuentro actualmente). Previamente he pasado por los acólitos turiferarios del paso de Cristo, siendo uno más en las filas vistiendo el capillo y portando cirio, llevando diferentes insignias del cortejo, llevando un cirial o siendo cañero de María Stma. de la Merced en el rosario vespertino que tuvo lugar en el año 2012 con la celebración de los XXV años de la incorporación de nuestra titular mariana a la hermandad.

-Al empezar la entrevista, realzaba una vez más la imagen del joven cofrade granadino, que cada día se implica más y toma mayores responsabilidades. ¿Qué opinas tú del momento actual y cómo ves a los jóvenes como tú dentro de las hermandades?
El momento actual es bastante bueno. Sí creo que algunos de los jóvenes que forman nuestras hermandades son un poco esporádicos, pero no por eso quita el que haya personas que trabajen de forma muy positiva en nuestras corporaciones nazarenas. El impacto de la juventud a día de hoy es tal, que en la mayoría de juntas de gobierno, más del 60% son hermanos jóvenes las que la forman. Esto, desde mi punto de vista, son buenas señales de que nuestras corporaciones gozarán de buena salud y grandes cantidades de “savia nueva” en generaciones venideras.

-Estamos de lleno en la Cuaresma: ¿cómo se presenta para ti este tiempo de espera y preparación?
Pues este tiempo se presenta un poco intenso. La cuaresma la vivo de una manera muy intensa, ya que me suelo involucrar bastante en mis hermandades colaborando en limpiezas de enseres, montajes de altares, montaje de pasos, cultos y en todo lo que se me requiera siempre estoy presente en la manera de mis posibilidades. También acudo a actos de distintas hermandades como Via-Crucis, Besapiés, subidas a pasos y cualquier “meneo cofrade”. Inclusive, en algunas cuaresmas, he llegado a colaborar y a ayudar a hermandades de distintos lugares de la provincia en sus montajes o en cualquier cosa que me requerían. De la manera más humilde y cristiana, no buscando recibir nada a cambio, siempre he intentado arrimar el hombro en la medida de lo posible aunque, en ocasiones recibiera todo lo contrario a lo aportado. Pero bueno esto son anécdotas de la vida y siempre uno lo realiza con el corazón y de la mejor manera que uno sabe para intentar el correcto funcionamiento de las mismas.

-Y sobre la próxima Semana Santa, ¿cuál es tu mayor deseo?
Que se desarrolle todo con total normalidad y tengamos una semana esplendida en todos los sentidos.

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
El montaje de los pasos de mi Hermandad de Jesús Nazareno.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
Nuestro Padre Jesús Nazareno.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
 Nuestra Señora de la Soledad en el Calvario.
- Una marcha cofrade:
Margot, de Joaquín Turina.
- Tu mejor recuerdo como cofrade:
La salida extraordinaria por el XXV aniversario de la Hermandad de Jesús Nazareno. Esta salida nos dejó imágenes irrepetibles de Ntro. Padre Jesús Nazareno en una esplendida mañana del mes de octubre. También quiero recordar recientemente el viacrucis, frustrado por el tiempo, hacia el Carmen de los Mártires que nos dejó imágenes del Señor que jamás se olvidarán. Son tantos y tantos recuerdos buenos que todos son imposibles de contar.
- Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde procesionas):
El regreso de la Hermandad del Santo Crucifijo de San Agustín por la calle San Antón.
- Tu rincón para ver cofradías:
Cualquier calle, plaza o lugar de Granada es buen sitio para disfrutar de nuestras cofradías.
- Tu momento más feliz como cofrade:
Cualquier momento es feliz cuando se vive una vida de Hermandad.
- Y el que te hubiera gustado no vivir:
Creo que no hay ninguno que no me hubiera gustado vivir, hasta los momentos malos son enriquecedores, sirven para mejorar y avanzar.
- ¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Son muchos los adjetivos, pero si hay uno que los engloba a todos, es el de única.
- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Más que anécdota se puede llamar recuerdos. Aún recuerdo aquel convento de Madres Carmelitas, aún sin restaurar, en el que se empezaron a desmontar cuadros de las paredes, imágenes de las hornacinas y se procedía al traslado de las imágenes titulares de la Hermandad de Jesús Nazareno a la Imperial de San Matías para la restauración de nuestro convento. Fue un acto muy bonito ya que, por vez primera, la imagen del Nazareno salía en Viacrucis externo por las calles de la feligresía.


Muchas gracias Alberto, y suerte en tus proyectos futuros, de parte de todo el equipo.