Aún con el regusto del
Pregón Oficial y con una semana gastada ya de esta bendita Cuaresma, nos
encontramos un miércoles más en la sección de entrevistas y en esta edición
será un joven cofrade, como en otras tantas ocasiones, quien protagonice las
líneas de nuestro encuentro cofrade.
Hoy conocemos #DeCerca a
Alberto Olmedo, joven cofrade e imaginero.
-Este mundo
cofrade que nos apasiona es fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, y en
muchas ocasiones la juventud es alabada por su fuerza y valentía pero pocas son
las ocasiones en las que se le brinda la oportunidad para desarrollarse. Hoy
tenemos este encuentro, Alberto, para darte a conocer y para que yo, una vez
más, realce el papel de la gente joven en nuestras hermandades.
Muchísimas
gracias por contar conmigo para esta labor y por brindarme esta oportunidad.
Espero también poder ayudaros en la medida de mis posibilidades. La verdad es
que las Hermandades de nuestra querida Granada cuentan en sus nóminas de
hermanos con gran abundancia de gente joven. Creo que esto debe ser una alegría
y una satisfacción para la Iglesia de Granada pues, no solamente son herederos
y portadores de una fe que han recibido, sino que también están llamados a
hacer que esa fe siga creciendo y se profundice en ella. Pienso que esta
juventud no debe vincularse solo al mundo de la Semana Santa, sino que nuestras
Hermandades y Cofradías deben servir para que en nuestro día a día nos
impliquemos en los valores del Evangelio.
-De tus
estudios y tu labor profesional hablaremos ahora, pero antes queremos conocer
de tus inicios y primeros años.
Soy de Granada. Mis orígenes se
remontan a una época y una institución. La época es esa en la que se forjó mi
personalidad y mi forma de mirar el mundo. Es la época en que descubrí quién
soy y en la que supe reconocer mi inquietud por la imagen sacra y la imaginería
religiosa como expresión de fe y exponente de una arraigada tradición de
siglos.
La institución a la que me refiero es
el Colegio Padre Manjón. En él surgió mi inquietud profunda por la imagen
religiosa en la que se refleja el misterio central y profundo que en ella
subyace. No puedo dejar de mencionar a mi querido Don Pedro Manjón. De su mano
supe entender la hondura que encierra y entraña la religiosidad popular y la
fuerza expresiva que en ella se difunde por nuestros templos y calles. Es mucho
lo que le debo a Don Pedro y la institución manjoniana y, desde estas líneas,
quisiera agradecer la poderosa influencia que en mí ejercieron.
Este momento y esta institución
constituyen hitos esenciales en mi vida. Sin ellos no sabría entender mi camino
y mi rumbo.
-Tus
diferentes estudios se han llevado a cabo en la rama de las artes plásticas,
concretamente en el diseño de tallas, dorado, policromado… lo que se dice
comenzar a caminar en la senda del imaginero. ¿Cuándo y de qué forma descubres
tu vocación artística?
Lo cierto es
que desde pequeño he tenido un contacto directo con las imágenes devocionales
y, como consecuencia de ello, de manera natural, yo intentaba representar esas
imágenes en pequeños trozos de papel con unos trazos infantiles, modelaba con
plastilina figuritas y hacía composiciones volumétricas. Conforme iba avanzando
en edad cada vez tenía más claro que lo que yo quería estudiar era escultura y
ya, a partir de ahí, inmiscuirme en el campo de la imaginería.
-Con tan
solo veintitrés años quieres sumergirte en un precioso mundo, el de las artes,
pero muchas veces infravalorado en la sociedad actual, tanto por las carencias
económicas como por el desconocimiento de la historia del arte.
Entrar en el
mundo de la imaginería es realmente complicado pues no existen, como en otros
ámbitos profesionales, caminos estrictamente marcados. Trabajas en lo que
realmente te apasiona, pero dependes de muchos factores que hacen que tu futuro
a veces parezca incierto. La situación económica no ayuda a ello. Los materiales
que se necesitan son muy caros, y las horas necesarias para ejecutar una
escultura aumentan mucho los precios, lo que hace que la gente sea más
reticente a encargar obras de arte. Además, como bien comentas, la formación
artística de la sociedad en general es cada vez más reducida, y mucha gente no
conoce las vicisitudes de este trabajo y lo que conlleva encargar una obra
única y elaborada de forma artesanal. Todo esto dificulta el ejercicio de esta
profesión, pero con vocación, esfuerzo y ganas siempre se sale adelante.
-A uno le
puede encantar la talla en madera, mármol… pero no por ello gustar la Semana
Santa, aunque ésta sea uno de los mejores ‘escaparates’ para la escultura en
pleno siglo XXI.
En efecto. A
una persona le puede gustar la escultura tanto en madera, metal o materiales
pétreos y no gustarle para nada la Semana Santa. Los hay que prefieren la escultura
profana y realizan verdaderas maravillas cogidas del natural como retratos,
estatuillas o paisajes en relieves. En España, y más concretamente en
Andalucía, es cierto que el mayor “escaparate” de escultura en madera es la
religiosa, pero eso no quita importancia a otros materiales y tipologías
escultóricas. Hay verdaderos artistas en esos ámbitos, en Granada por ejemplo
contamos con la calidad de la escultura profana de Miguel Moreno. También hay
personas que son creyentes pero no son cofrades, como consiguiente
perfectamente pueden realizar obra religiosa. Pero yo siempre digo que un
escultor no siempre puede ser imaginero y, por el contrario, un imaginero sí
puede ser escultor. Creo que las imágenes religiosas deben tener unción, llamar
a la devoción, establecer una conexión espiritual con el espectador. Esto no lo
consigue cualquier artista, pues puede ser una escultura perfectamente
elaborada en todas sus fases, y no tener “pellizco” pero, en cambio, puede ser
una obra de realización más humilde y mover masas enteras de gente y fervor
popular. Las imágenes religiosas tienen que cumplir la función para la que
fueron concebidas, si esa imagen no invita a orar ante ella, será una buena
obra de arte, pero no servirá para conectarnos con lo divino. El imaginero para
poder tener la capacidad de absorber hasta la última gota del pasaje bíblico o
evangélico de cada obra tiene que, primeramente, creer en lo que está haciendo
y segundo tener la capacidad de llamar la atención del espectador, en este caso
los fieles, para que oren ante esa imagen y entiendan visualmente lo que el Evangelio
nos quiere decir.
-¿Tu
condición de creyente te ha creado conflictos y/o favores en el desarrollo de
tus estudios? No siempre las bellas artes se han relacionado con la fe.
Hombre tanto
como conflictos no. Si han generado diferencias, duda, perplejidad porque
claro, no es muy normal el que una persona se quiera dedicar “a hacer santos”.
Si es cierto que se generaliza mucho a la hora de estudiar, tanto, que hay
veces que se intenta eliminar por completo esa idea de querer dedicarse a la
escultura religiosa. Pero todas estas cosas sirven para aprender, uno va a una
escuela a formarse, a saber las bases y ya luego cada artista las enfoca en lo
que quiere. Una persona que quiere ser imaginero tiene que evangelizar con sus
imágenes. Yo conozco personas amigas mías que no les gustaba para nada la Iglesia,
algunas hasta puede que no fueran ni creyentes, pero a raíz de explicarles,
verme trabajar, comentar lo que estaba haciendo, involucrarlas de alguna forma
en esa imagen que se estaba realizando, he conseguido crearles curiosidad y
hasta encontrármelas años después visitando iglesias. Creo que eso, de alguna
manera, es una forma de evangelizar. A pesar de todo esto, he de reconocer que
en las escuelas y facultades hay fantásticos profesores que te forman de una
manera correcta y bastante buena, con algunos de los cuales he llegado incluso
a forjar una muy buena amistad.
-Tu
principal vocación es crear, hacer nuevas tallas para el culto religioso, no
tiene porqué ser procesionada, pero también un artista debe estar abierto a la
restauración.
Perfectamente
puede, siempre y cuando tenga la correspondiente formación. Es un tema muy
delicado y a la vez muy hermoso el de la restauración. Si es cierto que
últimamente se llama restauración a cualquier aplicación de una nueva
policromía, pero lejos está esto del concepto real. A la hora de restaurar se
deben tener unos criterios básicos e inamovibles que son: respeto al original,
mínima intervención y reversibilidad de los materiales. Luego hay otros tantos
criterios que se basan en las normativas internacionales de conservación y se
recogen en las diversas Cartas de Restauración que en esta materia existen. Por
todo eso, creo que la restauración hay que dejársela a los restauradores, ellos
mejor que nadie, saben los tratamientos a seguir para la correcta conservación
de nuestro patrimonio. Si pienso, de manera personal y no quiero generar
polémica, que en el caso de que el autor de la obra siga vivo, debe ser él
mismo quien la restaure, puesto que nadie mejor que él sabe cómo la obra está
realizada. Otra opción puede ser que el equipo de restauración cuente con él
para asesorar y seguir el procedimiento en todo lo que fuere necesario. La
restauración a veces es difícil, dada la distancia cronológica que nos separa
de la obra y las técnicas empleadas para su realización, por lo que contar con
el autor puede suponer una gran ventaja.
-Entre los
años de formación, que como maestro que soy te diré que nunca terminan, y los
momentos de profesionalización que llevas a cabo, seguro que ya has realizado
más de una obra.
Si claro,
poco a poco uno se va dando a conocer en este difícil “mundillo”. Mi obra a día
de hoy es corta, claramente porque soy joven, pero si puedo decir que está dispersa
por casi toda la geografía española. A día de hoy tengo trabajos repartidos
para particulares y grandes amigos de mi queridísima ciudad de Granada, y otros
están en Jaén, La Coruña, Orense, Salamanca, Cuenca, Castellón, Gerona,
Córdoba, Jerez, Almería, Salobreña. Recientemente he entregado el Stmo. Cristo
de la Misericordia (Santo Varón de Dolores) para devoción particular en
Almuñécar.
-De las
tallas que ya has realizado, algunas son completas y otras de vestir.
Personalmente, ¿cuáles son de mayor agrado para ti a la hora de trabajar o
diseñar?
Para mí,
como artista que me considero, las obras que más me gusta trabajar son las de
talla completa, porque es ahí donde demuestras todo lo aprendido hasta ese
momento. Una imagen de vestir simplemente se concentra todo en el rostro, los
pies (si es que los lleva) y especialmente en las manos. Las manos son las que
le dan el 80% de expresividad a una imagen de vestir. Por el contrario una obra
de talla completa tienes que estudiar intensamente muchos valores tales como:
anatomía, telas, caídas de paños y ropajes, posturas, volumetría, espacialidad
y hasta el mismo suelo. Y a su vez, que el conjunto tenga armonía. Supone un
gran reto y una satisfacción cuando ves el trabajo terminado.
-¿Cómo te
inspiras a la hora de llevar a cabo una creación en el taller? ¿Cuál es el
proceso que llevas a cabo en la realización?
Cuando me
llega un encargo lo primero que hago es un estudio previo de la obra. Me
asesoro por parte de historiadores del arte y teólogos del tema iconográfico
que debo representar, y reviso qué representaciones ha habido del mismo a lo
largo de la Historia del Arte, buscando en ellas inspiración y pensando qué
aportaciones puedo hacer. El siguiente paso es realizar un sinfín de bocetos y
bosquejos a lápiz para ir sacando ideas de toda esa información que tienes
retenida en la cabeza. A continuación, tomando como punto de partida esos
estudios previos, realizo una maqueta o boceto en barro que sirve como primer
contacto volumétrico directo de la obra, y ahí ya empiezo a estudiar todos los
volúmenes.
Después ya comienzo a realizar la obra, en
barro o en madera, en función del encargo. En el caso de la madera, hay dos
formas de ejecutarla, en primer lugar, se pueden llevar los bocetos a un
pantógrafo para pasarlos de forma mecánica a madera, retocándose posteriormente
de forma manual hasta conseguir el acabado final. En segundo lugar, se utiliza
la talla directa, siendo este método el que yo utilizo. Consiste en coger el
boceto y un embón de madera e ir definiendo los volúmenes con la gubia y el
mazo. La única ayuda que puede uno tener es la de una regla para transportar
medidas. Este proceso lógicamente es mucho más lento, pero, para mi gusto, más
bonito y artesanal. Seguidamente se repasa todo bien a punta de gubia o con
lijas de distintos grosores y ya la imagen estaría preparada para recibir la
primera “carne”, que no es más que la aplicación de distintas capas de yesos y
colas de origen orgánico. Una vez secas todas estas capas se comienza con el
lijado: se lija y se pule hasta conseguir una superficie totalmente lisa. Una
vez acabada esta fase se procede a la realización de la policromía que se
realiza utilizando óleos y pigmentos naturales siguiendo las técnicas
tradicionales.
-‘La obra irá llamando al material…’ se
suele decir pero, el arte, y especialmente el religioso, como apuntaba, está
infravalorado en nuestra sociedad. ¿Crees que éste podrá ser un trabajo
recompensado económicamente?
No, nunca se
ha valorado lo suficiente. Fíjate en el caso del gran genio Alonso Cano. Él,
como racionero de la Catedral, realizaba obras a cambio de un plato de comida.
No es hasta siglos después cuando Cano comienza a valorarse, a tal punto, que
su obra a día de hoy no tiene valor económico alcanzable.
-Un buen
maestro lo es porque algún día en el pasado fue alumno y tuvo también un buen
docente de quién aprender, sobretodo del ejemplo. ¿En quiénes te sueles
inspirar para, posteriormente, crear tu estilo propio?
Como bien
dices uno siempre nace siendo alumno, y en el arte te mueres siendo alumno y a
la vez maestro. Alumno porque nunca paras de aprender cosas nuevas y maestro
porque enseñas a la gente más joven. A la hora de realizar mis obras me inspiro
en artistas como Alonso de Mena, Pedro de Mena, la saga de los Mora, José
Risueño, Torcuato Ruiz del Peral, Fernando Ortiz, Juan Martínez Montañés, Sebastián
Montes de Oca o Pedro Duque Cornejo. Pero también me inspiro en artistas
relativamente más actuales, como las importantes aportaciones contemporáneas de
Antonio Barbero Gor, Miguel Zúñiga Navarro, Domingo Sánchez Mesa, Francisco
Buiza, entre otros. En líneas generales uno absorbe o se inspira en cualquier
cosa, hasta de recortes de periódico, o de personas que ves por la calle y te
gustan ciertas facciones o rasgos.
-¿Cómo
imaginas tu proyección para poder llegar a ser algún día un imaginero de relevancia
en nuestra Semana Santa de Granada o de cualquier lugar de la geografía
española?
La base de
todo está en la perseverancia, la lucha y en el trabajo constante. Las cosas no
caen del cielo. Uno tiene que trabajar si quiere recoger frutos de lo que siembra.
A partir de ahí…solo Dios sabe mi futuro.
-Desde tu
humilde opinión, ¿cómo definirías a nuestra semana mayor desde el punto de
vista artístico?
En un punto
muy bueno. La Semana Santa de Granada cuenta con verdaderas joyas del arte
español y tiene muy buenas piezas de imaginería, talla ornamental, bordado,
platería y hasta de taracea. Las aportaciones actuales que se están haciendo
para enriquecer los patrimonios de las corporaciones, por regla general, suelen
estar bien y a la altura, pero no por eso quita de que haya aspectos en los que,
por supuesto, se pueda mejorar.
-Siempre es
importante, al menos para mí, conocer las inquietudes y opiniones de un joven
interesado en el arte, pero en este caso también nos interesa lo explícitamente
cofrade. ¿Qué corporaciones cuentan contigo en su nómina de hermanos?
Pertenezco a la Muy Antigua, Pontificia, Real e
Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de
Granada; la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra
Señora de la Soledad en el Calvario; la Hermandad Sacramental de San Francisco
de Asís y Santa Clara y Real Cofradía de Penitencia de Ntro. Padre Jesús
Cautivo y María Stma. de la Encarnación, y, finalmente a la Hermandad de Ntro.
Padre Jesús Nazareno y María Stma. de la Merced. Esta última es mi hermandad
por excelencia y a la que le tengo especial apego desde pequeñito.
-Cautivo,
Nazareno y Santo Sepulcro… ¿cómo vives tu fe a través de las cofradías,
especialmente en tres?
La vivo
activamente, en unas más que en otras, ya que por falta de tiempo no puedo
estar todo lo que querría.
-Como dices,
la hermandad del Miércoles Santo es la que te ve nacer prácticamente como
cofrade, y por tanto donde uno se entrega más. ¿Qué lugares has ocupado en los
diferentes desfiles procesionales?
Efectivamente,
la Hermandad de Jesús Nazareno es una de las Hermandades (junto con la Patronal
y la del Santo Sepulcro) que me vieron nacer como cofrade, pues soy de los
hermanos más antiguos. Pronto cumpliré, si Dios quiere, las bodas de plata en
mi Hermandad de Jesús Nazareno. Pero para no desviarnos de la pregunta, los
lugares que yo he ocupado en los diferentes desfiles han sido desde el simple
monaguillo encendiendo cirios y repartiendo caramelos al puesto de pertiguero del
paso de Jesús Nazareno (en el cual me encuentro actualmente). Previamente he
pasado por los acólitos turiferarios del paso de Cristo, siendo uno más en las
filas vistiendo el capillo y portando cirio, llevando diferentes insignias del
cortejo, llevando un cirial o siendo cañero de María Stma. de la Merced en el rosario
vespertino que tuvo lugar en el año 2012 con la celebración de los XXV años de
la incorporación de nuestra titular mariana a la hermandad.
-Al empezar
la entrevista, realzaba una vez más la imagen del joven cofrade granadino, que
cada día se implica más y toma mayores responsabilidades. ¿Qué opinas tú del
momento actual y cómo ves a los jóvenes como tú dentro de las hermandades?
El momento
actual es bastante bueno. Sí creo que algunos de los jóvenes que forman
nuestras hermandades son un poco esporádicos, pero no por eso quita el que haya
personas que trabajen de forma muy positiva en nuestras corporaciones
nazarenas. El impacto de la juventud a día de hoy es tal, que en la mayoría de
juntas de gobierno, más del 60% son hermanos jóvenes las que la forman. Esto,
desde mi punto de vista, son buenas señales de que nuestras corporaciones
gozarán de buena salud y grandes cantidades de “savia nueva” en generaciones
venideras.
-Estamos de
lleno en la Cuaresma: ¿cómo se presenta para ti este tiempo de espera y
preparación?
Pues este
tiempo se presenta un poco intenso. La cuaresma la vivo de una manera muy
intensa, ya que me suelo involucrar bastante en mis hermandades colaborando en
limpiezas de enseres, montajes de altares, montaje de pasos, cultos y en todo
lo que se me requiera siempre estoy presente en la manera de mis posibilidades.
También acudo a actos de distintas hermandades como Via-Crucis, Besapiés,
subidas a pasos y cualquier “meneo cofrade”. Inclusive, en algunas cuaresmas,
he llegado a colaborar y a ayudar a hermandades de distintos lugares de la
provincia en sus montajes o en cualquier cosa que me requerían. De la manera
más humilde y cristiana, no buscando recibir nada a cambio, siempre he
intentado arrimar el hombro en la medida de lo posible aunque, en ocasiones
recibiera todo lo contrario a lo aportado. Pero bueno esto son anécdotas de la
vida y siempre uno lo realiza con el corazón y de la mejor manera que uno sabe
para intentar el correcto funcionamiento de las mismas.
-Y sobre la
próxima Semana Santa, ¿cuál es tu mayor deseo?
Que se
desarrolle todo con total normalidad y tengamos una semana esplendida en todos
los sentidos.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
El
montaje de los pasos de mi Hermandad de Jesús Nazareno.
-
Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
Nuestro
Padre Jesús Nazareno.
-
Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
Nuestra
Señora de la Soledad en el Calvario.
- Una marcha
cofrade:
Margot, de
Joaquín Turina.
-
Tu mejor recuerdo como cofrade:
La
salida extraordinaria por el XXV aniversario de la Hermandad de Jesús Nazareno.
Esta salida nos dejó imágenes irrepetibles de Ntro. Padre Jesús Nazareno en una
esplendida mañana del mes de octubre. También quiero recordar recientemente el
viacrucis, frustrado por el tiempo, hacia el Carmen de los Mártires que nos
dejó imágenes del Señor que jamás se olvidarán. Son tantos y tantos recuerdos
buenos que todos son imposibles de contar.
-
Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas):
El
regreso de la Hermandad del Santo Crucifijo de San Agustín por la calle San
Antón.
-
Tu rincón para ver cofradías:
Cualquier
calle, plaza o lugar de Granada es buen sitio para disfrutar de nuestras
cofradías.
-
Tu momento más feliz como cofrade:
Cualquier
momento es feliz cuando se vive una vida de Hermandad.
-
Y el que te hubiera gustado no vivir:
Creo
que no hay ninguno que no me hubiera gustado vivir, hasta los momentos malos
son enriquecedores, sirven para mejorar y avanzar.
-
¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Son
muchos los adjetivos, pero si hay uno que los engloba a todos, es el de única.
-
Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Más
que anécdota se puede llamar recuerdos. Aún recuerdo aquel convento de Madres
Carmelitas, aún sin restaurar, en el que se empezaron a desmontar cuadros de
las paredes, imágenes de las hornacinas y se procedía al traslado de las
imágenes titulares de la Hermandad de Jesús Nazareno a la Imperial de San
Matías para la restauración de nuestro convento. Fue un acto muy bonito ya que,
por vez primera, la imagen del Nazareno salía en Viacrucis externo por las
calles de la feligresía.
Muchas
gracias Alberto, y suerte en tus proyectos futuros, de parte de todo el equipo.