Es Miércoles de Ceniza:
la espera ha terminado y ahora toca la cuenta atrás que pasará cargada de actos
y preparativos para la semana mayor. Los cristianos vivimos intensamente este
tiempo litúrgico que debemos anunciar más entre los diferentes ámbitos de la
sociedad. Expertos en ello somos los cofrades, fieles a nuestras costumbres y
tradiciones.
Una vez se nos ha puesto
la ceniza en la frente recordándonos nuestra vocación a la conversión y
divulgación del Evangelio, nos encontramos en este día tan especial con un
cofrade granadino que tendrá su momento culmen el próximo domingo, primero de
Cuaresma, en el Teatro Isabel la Católica. Hoy conocemos #DeCerca a Ramón
Burgos.
-Este
domingo tendremos la oportunidad de escucharte pregonar nuestra Semana Santa de
Granada y un poco antes de escuchar todo tipo de piropos y admiraciones en boca
de la persona que te presente, pero queremos aprovechar esta oportunidad para
conocerte más de forma directa y personal. Antes de meternos en la actualidad,
¿cómo fueron los inicios y primeros años de Ramón Burgos?
Fui un niño
de juegos en la calle, de vivencias de nuestras tradiciones; un escolapio que
vivió el tranvía por el centro de la ciudad y un curioso permanente de lo que
me rodeaba. Tengo un bonito recuerdo de mi infancia y de mi primera juventud.
-Granadino
de pro, nacido en pleno centro de la ciudad, tuvo que salir para realizar los
diversos estudios universitarios llevados a cabo en diferentes lugares de la geografía
española, principalmente en Madrid con los de Periodismo. ¿Cómo recuerdas
aquellos años y la salida de la ciudad?
Salí de
Granada para estudiar Periodismo en Madrid y después marché a Canarias para hacer
el servicio militar. A esa edad era estupendo conocer lugares nuevos, compartir
la vida con personas de otros lugares; es una de las mejores decisiones que he
tomado. Te permite crecer y te da también una visión distinta de tu propia
tierra. Siempre he dicho que para querer más a Granada hay que marcharse fuera,
de vez en cuando. Entonces te das cuenta del lugar donde vives.
- Canarias, Madrid,
Cádiz, Sevilla, Asturias, Toledo… ciudades donde te has formado y también has
ido creando la historia de tu vida. ¿Cómo vivías el mundo de las cofradías en
estas ciudades?
En algunas
de ellas no existía esa tradición cofrade que yo conocía de Granada. En las que
sí se mantenían, las he vivido con toda la intensidad posible; no sólo por mis
obligaciones profesionales, sino, y sobre todo, porque –es indudable- me
gustan. Fue, en Sevilla, donde más pude disfrutarla. Como decía antes, conocer
otras culturas, en este caso la de la Semana Santa, siempre enriquece.
-Y,
entiendo, que en esos años aparece en tu vida la mujer con la que compartes
todo, también la pasión cofrade y, desde el próximo domingo, el ser pregoneros
de la Semana Santa de Granada.
A ella sí
que le costó dejar su Sevilla natal para marcharnos lejos (Asturias fue nuestro
primer destino común). Recuerdo que nada más llegar a Gijón preguntó cómo era
la Semana Santa y se llevó una gran decepción al saber que no existía. En la
Madrugá nos conectábamos a la radio para escuchar algo de las transmisiones
nacionales. Tener una pasión común nos llevó desde el momento en que volvimos a
Granada (en unos días hará ya veintiocho años) a recuperar el tiempo perdido y
entrar de lleno en el mundo cofrade de esta ciudad.
-Encarna
Ximénez tuvo el honor de ser la primera mujer en pregonar la semana mayor.
¿Cómo recuerdas las semanas previas al pregón en casa?
Con
muchísima ilusión. Cuando presenté el cartel de la Semana Santa en 2005 afirmé
públicamente que no volvería a subirme a un atril cofrade hasta que una mujer
fuera pregonera oficial. Entonces no imaginaba –aunque sí lo deseaba- que sería
Encarna la elegida. Aquellos días, hace cinco años, fueron una mezcla de
sentimientos que ahora vuelven, aunque se cambien las tornas. Fue muy emotivo.
-Eres un
hombre más que experimentado en comunicación y también en el ámbito cofrade,
pero ¿te ha dado algún consejo Encarna sobre el día ‘D’?
Desde luego.
Es algo natural al compartir profesión, llevar tantos años juntos y sentir la
Semana Santa como algo nuestro. Sobre todo –y cada vez la entiendo más- me
pidió que dejara que el corazón me guiara y que no me perdiera ningún instante
de lo que iba a vivir, de lo que estoy viviendo, porque es algo irrepetible,
que nunca se olvida.
-La noticia
tardó en salir a la luz este año: ¿cómo viviste el momento en el que te
enterabas de tu elección como pregonero oficial?
Desde la
tranquilidad de que, aunque es un honor deseado, no lo esperaba. El día de la
llamada del presidente de la Federación, Jesús Muros, me dejó casi sin
palabras. Y me sentí felizmente abrumado por la respuesta de mi entorno personal
y del mundo cofrade. Ya en ese momento, por la ilusión que te transmite, te das
cuenta de que ser pregonero es algo muy especial.
-El texto
está más que finiquitado y ensayado. ¿Cómo van esos nervios y sensaciones de
cara al domingo?
Intento
visualizarme en el atril del teatro y que, leyendo mi pregón, consigo que
llegue todo lo que quiero transmitir. No soy persona de mostrar mis nervios,
pero a estas alturas, cumplida la parte de creación, vives esos momentos
delicados en los que estás deseando que, por fin, llegue el gran día.
-Son muchos
los cofrades que no pueden asistir al Pregón Oficial por el aforo del teatro.
¿Puedes darle alguna pista a nuestros lectores sobre cómo será tu obra
literaria?
Es una
literatura que sale del corazón. Son sentimientos, vivencias, deseos… es mi
forma de ver la Semana Santa que, en definitiva, es lo que creo, esperan los
cofrades. Disculpa si no te digo mucho (sonríe) pero si confirmo, como ya he
dejado claro desde el principio, que será un texto eminentemente mariano y muy
granadino.
-Arraigado a
Granada y sus tradiciones, principalmente a las cofradías, muchos de los que
hoy nos leen desconocen tus orígenes cofrades. ¿Cómo comenzaste en el mundo de
las hermandades?
En el
colegio escolapio donde quedé prendado de aquella Virgen del Mayor Dolor de
cara pequeña y de la impresionante imagen del Cristo de la Expiración. Luego,
tras la vuelta a Granada, muchos años después, volví a unirme a esta cofradía y
más tarde a otras hermandades como Tres Caídas y Sentencia fundamentalmente. Lo
que ocurre es que por mi trabajo he tenido la oportunidad de conocer y convivir
con la mayoría; aunque ese mismo trabajo me impidiera dedicar tiempo a su
trabajo interno; de ahí que, salvo la etapa en los Escolapios, no me involucrara
en juntas de Gobierno y que tampoco haya podido realizar estaciones de
penitencia en las filas, salvo algunas ocasiones como mi etapa de fiscal del
paso de las Maravillas.
-Y en la
actualidad, ¿qué hermandades cuentan contigo en su nómina de hermanos?
Las mismas
que te nombraba en mis inicios: Escolapios, Tres Caídas y Sentencia.
-La Cuaresma se te presenta llena de reconocimientos tras unos primeros
días muy intensos para ti pero, tras tu pregón, ¿cómo crees que será para ti la
Semana Santa del 2018?
Muy movida,
eso lo tengo claro. Ya desde que me jubilé he podido vivir esas jornadas con
toda la intensidad que se merecen y que, tanto a Encarna como a mí nos encanta,
y ahora ya con la compañía de nuestra pequeña Irene que comparte el amor
cofrade. Me encanta visitar las iglesias por las mañanas, pasear por la ciudad
y apretar el paso para estar en el mayor número de sitios posibles. No creo que
haya muchos cambios en la forma de vivir la Semana Santa, salvo ese cariño que
voy recibiendo como pregonero y que, desde aquí, agradezco, y mucho.
-Sobre la
actualidad cofrade: ¿cómo definirías el estado actual de nuestras treinta y dos
hermandades y cofradías?
En el mejor
momento para pararnos y pensar qué queremos hacer en los próximos años. Y es el
mejor momento porque hay un ambiente sereno, comprometido, con una ilusión sin
falsas apariencias. Creo que hemos aprendido de los errores del pasado, hemos
dejado de tener los complejos que tanto nos han limitado y hemos empezado a
escucharnos y a admirarnos. Así es como se puede mejorar, en el fondo y en la
forma. Y eso fomentará nuevos corazones cofrades.
-Nuestros
desfiles procesionales se ven, en ocasiones, empobrecidos en lo que a número de
hermanos en fila se refiere, sobretodo vistiendo el hábito o la mantillla. ¿Por
qué crees que es así?
Tal vez, no
estoy seguro, sea consecuencia de lo que decía antes. Nos ha faltado personalidad
y eso ha producido, en algunos casos, un poco de desidia. Ser cofrade es un
compromiso y hay muchos lugares en las filas donde apoyar a nuestra hermandad.
Es indudable que otras cuestiones como la climatología o la propia crisis han
influido. Pero quiero creer que esto se superará y que sabremos dar la compañía
que nuestros titulares se merecen.
-Tú que has
vivido en Sevilla serás conocedor del buen gusto cofrade que allí se vive y se
siente. En nuestra ciudad siempre hemos tenido un complejo de inferioridad en
términos cofrades cuando nuestra semana mayor tiene una personalidad brutal.
¿Cómo le explicarías a nuestros lectores la diferencia entre ambas vivencias?
Es un tema
recurrente, esas comparaciones que antes comentaba. La diferencia está en la historia,
en los gustos cofrades, en la propia geografía del lugar y en el compromiso. Y
eso no hace a ninguna mejor que otra. Son, simplemente distintas, y cada cual
elige lo que más le conmueve. Porque la Semana Santa es sentimiento y creencia.
Y yo, ambas cosas, las tengo en Granada. Por eso, cada año me quedo aquí.
-Nuestras
corporaciones cuentan en la actualidad con un gran número de jóvenes implicados
en la vida diaria de la hermandad. ¿Qué mensaje lanzarías a la juventud cofrade
de Granada?
Que aporten
toda su fuerza pero que escuchen a quienes le han precedido. Tenemos muchas
personas que lo han dado todo por la Semana Santa. Y en esa unión, entre lo
nuevo y la veteranía encontraremos el mejor basamento para proseguir en este
camino ascendente de nuestra Semana Santa.
-Y por último, antes de hacerte una serie de preguntas para conocerte
más #DeCerca, ¿cómo le describirías a alguien que desconoce nuestro mundo
cofrade la pasión que sientes por la Semana Santa de Granada?
Cuando naces
en un entorno cofrade, es difícil explicar ese sentimiento que ni siquiera tú
recuerdas cómo surgió. Como en otros aspectos vinculados a la fe y al corazón,
es tu propia forma de actuar y de colaborar la que hace posible transmitir esa
pasión que compartimos los que amamos la Semana Santa.
Y para
conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
El
Cristo de la Misericordia en la oscuridad de la Carrera del Darro.
-
Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
No
hago distinciones.
-
Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
Aquí
tampoco hago distinciones.
- Una marcha
cofrade:
Semana Santa
en Granada, del maestro Miguel Sánchez Ruzafa.
-
Tu mejor recuerdo como cofrade:
Cualquiera
de los momentos que Encarna y yo hemos compartido.
-
Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas):
Sin
duda, el acto de las Tres de la Tarde en el Campo del Príncipe.
-
Tu rincón para ver cofradías:
Pasiegas,
por ese ambiente familiar que con los años ha conseguido y el barrio de cada
hermandad.
-
Tu momento más feliz como cofrade:
No
sé si más feliz, pero, indudablemente, el más importante, el poder pronunciar
el Pregón Oficial de la Semana Santa de Granada.
-
Y el que te hubiera gustado no vivir:
Con
los años he desarrollado una memoria selectiva. Los que hubo, los he olvidado.
-
¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
No
es adjetivo, pero me quedo con “nuestra” como la más bonita declaración de lo
que es y debe ser.
-
Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Más
que anécdota, uno de las curiosidades que más recuerdo fue la restauración del
Señor de la Sentencia en la sacristía de San Pedro. Algo inigualable.
Muchas
gracias Ramón por tu cercanía, y mucha suerte el próximo domingo, de parte de
todo el equipo.