miércoles, 18 de abril de 2018

ROCÍO CRESPO #DeCerca



Vivimos de forma nostálgica estos días de Pascua recordando chicotás eternas o momentos de emoción cofrade. Hablando del recuerdo más inmediato pero también, si el tiempo nos lo permite, atisbando una tradición como es la de la Cruz de Mayo, donde muchas de nuestras hermandades se entregan por hacer perdurar la fiesta y mostrar su vida y compromiso durante todo el año.

Mientras tanto, nosotros seguimos en Cruz de Guía informando de la actualidad de nuestras hermandades y, también, dándoos a conocer a hermanos de nuestras cofradías que viven de forma apasionada la fe bajo el capillo, la mantilla, el costal, la música…o cualquier ámbito cercano al discurrir de una hermandad por las calles de Granada. Hoy conocemos #DeCerca a Rocío Crespo, joven cofrade y costalera de nuestra semana mayor.

-Suele ser habitual que en esta sección de entrevistas abra la puerta a jóvenes implicados en nuestro mundo cofrade. Hoy te ha tocado a ti Rocío, que además nos vas a contar el papel de la mujer costalero. Pero antes, cuéntanos algo sobre tus orígenes.
Nací en Granada hace ya casi 27 añitos y he vivido en el barrio Zaidín-Vergeles, rodeada de varias hermandades y de un barrio muy cofrade. Después de terminar bachillerato en el Colegio Virgen de Gracia, continué estudiando el Grado en Economía  en la Universidad de Granada y a día de hoy me estoy preparando unas oposiciones…¡toda la vida estudiando! (risas).

-Siendo Graduada en Economía por la Universidad de Granada entiendo que el mundo de los números será una de tus pasiones, pero seguro que la cofrade llegó antes.
La cofrade llegó a mi vida siendo muy pequeña. Nací en una familia donde la mayor parte de ellos son cofrades. Una parte de mi familia es de la hermandad del Trabajo, a la que hoy pertenezco yo también. Otra parte es de la hermandad de la Aurora, mi padre es contraguía de los Dolores y mi mayor referente fue mi tío, Enrique León, párroco de San Pedro y San Pablo. Gracias a él yo he podido criarme en esa Iglesia, vivir momentos que se han quedado grabados y serán inolvidables para mí… y a él le debo todo lo que siento por mi Virgen de las Maravillas, pues quién lo conocía, sabía bien el amor y la fe que le profesaba.

He tenido la gran suerte de pasar muchas tardes jugando en esa iglesia, viendo a las mujeres coser, viendo cómo limpiaban enseres, preparando cada detalle para que todo estuviera perfecto. También pude aprender las horas de esfuerzo y sacrificio que conlleva una hermandad, los momentos buenos y los malos.

En mi familia teníamos muchas tradiciones en Semana Santa. Recuerdo cada Miércoles Santo esperar en el balcón de San Pedro a que pasara la Hermandad de los Gitanos pues mi tío tenía la costumbre de incensar a las imágenes, y por supuesto, comernos las torrijas después.
Y llegaba el Jueves Santo, día importante en mi familia, y cuando terminábamos de ver la salida del Silencio desde el patio de San Pedro, subir corriendo por las calles a oscuras hasta el encierro de la Aurora y meternos mis padres, mis tíos y yo (siendo muy niña) a empujones en la bulla del Perdón, y después, en la de la Virgen. Y al terminar, íbamos a ver el encierro de la Concha.
He vivido momentos muy cofrades desde que era pequeña y doy gracias cada día de haber podido aprender y sentir esta pasión. 

-No superas en demasía el cuarto de siglo por lo que debes tener frescos los recuerdos de tus años universitarios. Es de sobra conocido que la religiosidad, popular o no, en dicho ambiente es objetivo de crítica. ¿Cómo vivías tu fe y tu pasión cofrade de cara a tu vida universitaria?
En este sentido yo nunca he tenido ningún tipo de problema. Siempre he podido expresar abiertamente que era católica, que era cofrade y, además, costalera. Entre compañeros siempre hablábamos mucho de esto, pues la mayoría venían de otros pueblos u otras ciudades y les resultaba curioso conocer nuestra Semana Santa. Algunos de ellos he podido encontrármelos en la salida del Trabajo o por el centro viendo procesiones.

-Hablando de universidad… la hermandad de los Estudiantes es una de las corporaciones en las que estás en nómina de hermanos. ¿Cuáles más cuentan contigo en su nómina?
A día de hoy pertenezco a las hermandades de Maravillas, Trabajo, Caridad y Estudiantes.

-En la Universitaria lo haces como costalera, al igual que en el Trabajo y Caridad, pero de costales y fajas hablaremos un poco más adelante. Tu hermandad de siempre, y por la que más hablabas en la tertulia donde nos conocimos, es Maravillas. ¿Cómo realizas estación de penitencia el Domingo de Ramos?
Pues hasta el año pasado la realizaba de acólita de la Virgen, pero hace dos años mi hermandad impuso una norma en la que los acólitos no podían superar la edad de los 25 años, como ya comenté en la tertulia que citas.
Sé que dentro de una hermandad hay muchas formas de realizar estación de penitencia y por encima de todo está el amor y la fe a tus titulares, y si no puedes realizar la estación de la manera que te gustaría, puedes hacerla de otra forma sin abandonarlos. Al final ellos son los importantes y por los que tenemos que hacer las cosas.

-El cuerpo de acólitos es, en muchas ocasiones, un quebradero de cabeza: ya sea por el género que vista la dalmática (prenda destinada a los diáconos) o, incluso, por la edad, como bien comentabas. Ahora te toca cambiar: ¿mantilla o capillo?
Yo he elegido cambiar a la mantilla. Entre otros motivos, porque me gustaría seguir cerca de Ella, pero el más importante es porque yo ya he podido coger el capillo y me resulta muy agobiante apenas poder ver nada. Quizás era muy pequeña cuando lo cogí y casi no podía ver ni por donde iba andando, pero preferí probar algo nuevo que fuera igual o más penitencia que un capillo.

-Entiendo tu fobia, pero el hábito, el capillo, el cirio y el anonimato que conlleva es la esencia de toda Semana Santa.
Sí, es la esencia y el sentido de una penitencia, pero no es lo único. De igual manera se hace penitencia debajo de un paso o incluso vistiendo la mantilla. Llevarla no es símbolo de protagonismo como en ocasiones pueda parecer, es cierto que a veces se nos olvida lo que significa ir vestidas de mantilla y eso es trabajo de cada hermandad corregirlo. Pero existen todavía personas que se preocupan, en las que me incluyo, de conocer la indumentaria adecuada y acorde a lo que estamos realizando, sin olvidarnos del comportamiento que debemos llevar durante la estación de penitencia. Ir con la cara descubierta también nos permite hacer un acto de recogimiento con nosotros mismos. Todo depende de la persona y de su actitud.

-Tras cuatro días seguidos de estaciones de penitencia, ¿cómo tienes el cuerpo el Jueves Santo?
Pues, físicamente, bastante cansada, y con los signos lógicos de salir 4 días seguidos, pero el ánimo lo tengo perfecto para vivir la Semana Santa en otras ciudades también. Me gusta conocer cosas de fuera, se aprende mucho, tanto cosas buenas como malas. He ido un par de años a ver la Madrugá, algunos otros he estado en Córdoba y otros me he quedado aquí y he disfrutado de lo mío también. Como ya dije anteriormente, el Jueves Santo es un día muy importante en mi familia y me gusta seguir cumpliendo tradiciones de mi niñez.

-Entrando en el tema costal, he de decir que uno de los motivos por lo que hoy protagonizas esta entrevista es, además de tu juventud, tu papel como mujer costalera, algo que nació en esta ciudad gracias a la cuadrilla de costaleras de la Caridad. ¿Cuándo decides salir de costalera?
Desde que tenía dieciséis o diecisiete años tenía claro que quería ser costalera, pero siempre me daba mucho respeto y quizás no me veía lo suficientemente preparada. Así que fue cuando ya tenía los veinte cuando entré, por primera vez, en el Cristo del Trabajo. Este año ha sido mi séptima salida.


-El primer año, supongo, que empezarías sacando tan solo un paso.
Sí, ese año comencé sacando sólo al Cristo del Trabajo. Ya el segundo año empecé también en el Corazón de Jesús donde puedo dar gracias de haber aprendido tanto y del gran ambiente que tenemos allí.
Después entré en Estudiantes y en la Virgen del Amor y el Trabajo, donde estuve un par de años. Y desde hace tan sólo dos salgo de costalera los tres días seguidos. De todos ellos me llevo grandes enseñanzas.

-Como mujer y cofrade: ¿cómo definirías el actual papel de la mujer dentro de las hermandades y cofradías de Granada?
Es un papel importante e indispensable. Las mujeres hemos conseguido ir consolidando nuestro papel dentro de las hermandades con nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, y en muchas ocasiones exigiéndonos a nosotras mismas demostrar que somos capaces de cualquier cosa, de estar debajo de cualquier paso, de ser hermanas mayores y de hacer todo lo que nos propongamos dentro de nuestra hermandad. 
Donde mayores problemas nos seguimos encontrando, aunque es cierto que cada vez es menos y que se nos está reconociendo el trabajo, es en el papel de la mujer costalera. Todavía hay personas y hermandades que no lo ven bien y que no quieren a una mujer debajo de sus pasos. Pero yo creo que la mujer ya ha demostrado todo lo que tenía que demostrar, y no hay más ciego que el que no quiere ver.

-El tópico de que las mujeres llevan pasos poco pesados desapareció cuando salió a la calle Polinario el misterio del Cristo del Trabajo.
Ese tópico casualmente siempre sale de las personas que ven a la mujer costalera incapaz de llevar un paso, o de los que dicen que estamos mejor con la mantilla o con el capillo puesto. Es cierto que desde que salió el misterio parece que se ha demostrado, aún más, el peso que una mujer es capaz de llevar. Pero yo todavía no he salido en ningún paso que no pese. Debemos ser conscientes que cualquier paso que llevamos, tanto hombres como mujeres, pesa mucho, y si no que le digan también a cualquier costalero/a de la Virgen del Amor y el Trabajo, que ese palio pesa poco.
Hay pasos que pueden ser más livianos, y llevados por hombres, y pasos más pesados que son llevados por mujeres. A día de hoy creo que esos tópicos debemos eliminarlos, y ya es hora que todo el colectivo cofrade confíe plenamente en la capacidad de la mujer costalera para llevar cualquier tipo de paso, que por otro lado, creo que nos lo hemos ganado.

-Aunque la Virgen de la Caridad tiene el privilegio de tener a la primera cuadrilla de mujeres de la Semana Santa universal, la del Trabajo es, sin lugar a dudas, la más llamativa y característica dentro de las cuadrillas femeninas. ¿Qué se vive de especial ahí dentro?
Ahí debajo se vive la palabra barrio en su máximo esplendor, y es lo que hace diferente y especial a esa cuadrilla. Tenemos muchísimas cosas que mejorar y aprender aún, como todos, pero nos hace distintas la manera en la que se vive allí la emoción, la fe y el sentimiento de todo un barrio.
Como ya he comentado en diferentes tertulias, esa cuadrilla está formada, en su mayoría, por gente que sólo sale ese día y que sólo son costaleras de allí. Viven por y para Él, y los sentimientos que se viven allí son muy especiales también por eso.
Probablemente no seamos la cuadrilla más técnica, o más perfeccionista en los cambios o nuestras ropas, cosas por las que se están trabajando y mejorando cada año, pero indiscutiblemente si somos una cuadrilla donde aflora en cada momento una oración, un rezo, mucha fe, muchas lágrimas, mucha emoción y sobre todo, mucho amor. Se vive la palabra costalera en todo su significado.

-Como mujer costalera y tu experiencia en diversos pasos, ya habrás probado tanto la trabajadera como el costal.
Siempre repito la misma frase cuando salgo a trabajadera: “Cada vez quiero más a mi costal”.
Hasta hace dos años que decidí salir en la Virgen de la Caridad, yo sólo había salido en pasos llevados a costal, y nunca había probado los hombros. En mi opinión, el costal es mucho más cómodo a la hora de trabajar debajo de un paso y te recuperas con más facilidad del esfuerzo y del cansancio. Entiendo que al principio el costal es más complicado que los hombros a la hora de encontrar una postura adecuada que te haga trabajar de una manera correcta, y que quizás haya personas que no puedan trabajar sobre la cerviz, pero creo que la trabajadera es un retraso en salud para la vida del costalero, o por lo menos, así lo he vivido yo.   

-Estamos todo un año soñando y esperando a la semana mayor. Hace apenas unas semanas se nos marchó la de 2018. ¿Qué balance haces de la misma?
Ha sido una Semana Santa un poco extraña, quizás la Cuaresma se ha hecho demasiado corta y la hemos podido disfrutar poco con tanta lluvia. El Domingo de Ramos ni me creía el día que era, y pasaban los días de la semana y ni tan siquiera parecía Semana Santa.
Con mucha pena, algunas hermandades no pudieron realizar su estación de penitencia, como fue el caso en mi hermandad. Las que han podido hacerlo lo han hecho de una manera impecable, demostrando que son capaces de resolver cualquier imprevisto, que este año hemos tenido algunos, y manteniendo siempre el saber estar en la calle ante cualquier circunstancia.
Han sucedido varios hechos que han hecho que sea una Semana Santa diferente, pero nos han servido para unirnos todos los cofrades y saber lo que queremos y lo que no, y saber luchar por lo que nos merecemos y lo que se merece la Semana Santa de esta ciudad.

-Antes de realizarte la serie de preguntas cortas para conocerte más #DeCerca, como cofrade de a pie, ¿cómo definirías el estado actual de nuestras treinta y dos hermandades y cofradías?
Como bien dicen varios dichos, en todas las casas se cuecen habas y no es oro todo lo que reluce. A pesar de las decisiones que cada hermandad toma y que nos hace más difícil seguir evolucionando, las personas que componen cada cofradía son el motor que las hacen crecer, y en ese sentido, son los hermanos los que deben de seguir comprometiéndose cada vez más y seguir mejorando.
Soy optimista al señalar que tenemos hermandades que crecen a pasos agigantados, haciendo cosas maravillosas, formando a sus hermanos, con unas vocalías de caridad muy importantes e imprescindibles y con unos grupos jóvenes que no dejan de demostrar que se pueden hacer grandes cosas. Pero en líneas generales, aunque se está avanzando mucho, también en parte a los jóvenes que vienen pisando fuerte y con muchas ganas de trabajar, hay que seguir luchando por poner a cada hermandad y a esta Semana Santa en el lugar donde se merecen. 

Y para conocerte un poco más de cerca:

- Un recuerdo de tu infancia como cofrade: Recuerdo con añoranza estar con gran parte de mi familia cenando algún bocadillo mientras esperábamos salir al Silencio, y nos íbamos corriendo después al Albaycín a ver encerrar el resto de hermandades.
- Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa: Cristo del Trabajo.
- Una imagen mariana de nuestra Semana Santa: Mi Virgen de las Maravillas.
- Una marcha cofrade: Sale la Virgen de las Maravillas.
- Tu mejor recuerdo como cofrade: Ver la cara de emoción de mi tío Enrique cuando Maravillas se encerraba y él la esperaba ansioso en el púlpito, siempre se le escapaba un:”¡Viva la Virgen de Las Maravillas!”
- Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde procesionas): La salida del Silencio.
- Tu rincón para ver cofradías: La Carrera del Darro o el pasaje Diego de Siloé.
- Tu momento más feliz como cofrade: Cada año que he visto a mi prima Nerea vestirse de capelina y realizar estación de penitencia en la Hermandad de Maravillas. Poder compartir esos momentos tan especiales con ella.
- Y el que te hubiera gustado no vivir: El Domingo de Ramos del 2016, hacía poco más de un mes que mi tío había fallecido y todo me recordaba a él.
- ¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa? Especial, diferente, maravillosa, atractiva.
- Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido: Un momento muy especial que siempre recordaré fue cuando íbamos ya de regreso con la hermandad de los Estudiantes el año pasado y era la última chicotá de mi cuadrilla. Me llevaban agarrada de la mano y tanto desde fuera como desde dentro se nos iban diciendo cosas que nos emocionaron a todas. Se iba escuchando como muchas lloraban, y otras nos íbamos agarrando demostrándonos que en ese instante todas sentíamos lo mismo. Vivimos momentos de mucha unión que me hicieron recordar el sentido que tiene ser costalera, y el porqué estoy debajo de los pasos. 


Muchísimas gracias Rocío por esta entrevista, de parte de todo el equipo.