Manuel Alejandro Amador Moya tiene todas las condiciones para realizar un extraordinario Pregón de la Semana Santa: amplios conocimientos de las cofradías, una gran formación religiosa, capacidad para la oratoria y para hacer un discurso atractivo ... No ha defraudado. Estas cualidades las ha puesto al servicio de su intervención en este primer domingo de Cuaresma. Fruto de ello, terminada su intervención, en Teatro Isabel la Católica lo ha ovacionado durante más de dos minutos, hasta que él mismo ha interrumpido los aplausos para saludar a la mesa presidencial.
Banda y presentación
La Banda Municipal ha abierto el acto con la interpretación de dos de las marchas elegidas por el Pregonero: Passio Granatensis, del propio director de la formación, Ángel López Carreño, y Niña de Santa Ana, de Rocío Bracero, dedicada a una de las principales devociones del Manuel Alejandro, la Esperanza. Precisamente Luis Sánchez, directivo de la Hermandad de la Esperanza, ha sido el encargado de realizar esta presentación. Aunque ha tratado de huir de una exposición curricular, ha comentado el gusto del Pregonero por la historia de la Iglesia y la estética mariana. También ha recordado la relación de Amador con el Opus Dei y su vinculación familiar a las cofradías, citando la participación de sus abuelos en las fundaciones de la Aurora y las Maravillas.
Pregón con 14 capítulos
El Pregón de Amador ha estado dividido en catorce capítulos, coincidiendo con el mismo número de estaciones del Vía Crucis. Antes ha leído una introducción, donde el protagonismo ha sido para unos versos en romance, dedicados a la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias.
La Nueva Eva ha sido el primero de estos capítulos, donde de nuevo las Angustias ha sido protagonista, al iniciarse en su Camarín, para luego referirse al Dogma de la Inmaculada, de tanto arraigo en Granada. Pronto comenzaba a dejar claro que la suya iba a a ser una alocución especialmente mariana, puesto que entre el verso y la prosa, terminó por citar a todas las advocaciones de la Semana Santa granadina.
El Nacimiento de Jesús, que con una licencia literaria situó en el Realejo, daba título al siguiente capítulo: Pesebre Realejeño.. En el tercero, Jordán y Tabor, se preguntó qué es la Semana Santa, a lo que respondió que se trata de "una ciencia inexacta que sale perfecta, una ecuación imprecisa que da muy buen resultado". Antes de llegar a este momento, había ofrecido unos versos al Cautivo, corporación con la que también ha estado muy vinculado Manuel Alejandro y que despertaron algunos de los aplausos más expresivos de la jornada.
Doscientas cincuenta rosas
Tuvo un especial protagonismo la Virgen de los Ferroviarios, que con motivo del aniversario de su llegada a San Juan de Letrán, protagonizó la cuarta entrega de este Pregón, bajo el título Doscientas cincuenta rosas. Hosanna ha sido la nominación del quinto capítulo, dedicado a la Borriquilla y Eucaristía a través en de la Santa Cena.
Los ojos del Señor era otra de las partes de su intervención, que se ha cerrado con una referencia al titular cristífero de su Cofradía de la Esperanza, el Gran Poder. Desués, Via Crucis estaba dedicada a la hermandad de San Juan de los Reyes y Cosummatum est se refería al Despojado, acudiendo a las palabras de San Agustín, y la Expiración.
Con Hora Nona nos ha llevado hasta el Campo del Príncipe a las tres dela tarde del Viernes Santo, ante el Cristo de los Favores al que se refirió como el "Cristo que duerme sereno". Llegaba así al undécimo capítulo, dedicado a los crucificados que culminaba con un poema protagonizado por el Cristo de San Agustín.
Stabat Mater era el antepenúltmo apartado, durante el que evocó la figura del desaparecido cofrade Antonio Sánchez Osuna, cuyas enseñanzas plasmó en otro poema, en este caso dedicado a la Misericordia.
Final para la Esperanza
Final para la Esperanza
De profundo contenido mariano era la penúltima subdivisión: Rosa Mística. El Pregón lo había escrito antes de que el Arzobispo reconociera como canónica la coronación litúrgica de la Soledad que tuvo lugar hace 135 años, pero este relevante hecho fue incluido verbalmente. No era la única variación que había introdujo durante el acto, con respecto al texto impreso.
Resurrección y Esperanza fue el título del último capítulo, donde el protagonismo principal fue para la Virgen de la Esperanza, a la que dedicó su último romance, en el que se hizo acompañar por una flauta que interpretaba la marcha Campanilleros.
Las palabras del Alcalde, Luis Salvador, y del Consiliario de la Federación, Rvdo. José Gabriel Martín, fueron las últimas que se prnunciaron desde el atril, escuchándose a continuación la interpretación por la mencionada Banda Municipal, de otra marcha solicitada por el Pregonero, Virgen del Valle de Gómez Zarzuela y los himnos de Granada, Andalucía y España, con los que concluyó el acto.
El Pregón de este 2020 ya pertenece a la historia. Más de veinte veces fue interrumpido el orador durante su intervención, muestra del entusiasmo que despertó entre el público que volvió a llenar el recinto escénico, en una memorable jornada en la que la voz de Manuel Amador, ha sido la encargada de transmitir lo que él definió como "el evangelio según Granada".