Adentrados de lleno en el
mes de octubre, iniciado el curso cofrade que comienza como cada año tímido y
frío en actividad, que no en temperatura, pues pareciera que viviéramos aún en
la pascua florida rememorando momentos de la pasada semana mayor. Un miércoles
más nos encontramos con una nueva ocasión para conocer más profundamente a un
enamorado de nuestras hermandades y cofradías.
Si la pasada semana dimos
la palabra a la juventud, en esta ocasión abrimos las puertas de Cruz de Guía a
un cofrade que da voz a la historia de nuestras hermandades. Hoy conocemos
#DeCerca a Antonio Padial Bailón.
-Hay
ciertas personas en nuestro mundo cofrade que pueden ser consideradas
auténticas enciclopedias andantes, historia viva de nuestras hermandades. Sin
lugar a dudas Antonio, tú eres uno de ellos. Pero antes de indagar en tu visión
y experiencia a través de los orígenes de las corporaciones granadinas,
queremos conocer de ti: ¿cómo fueron los orígenes de Antonio Padial, su
infancia y primeros años?
Soy
granadino, muy granadino, mi primer apellido procede del Valle de Lecrín y
Bailón de Peligros. Nací en el Barrio de San Lázaro, aunque con 6 años se
mudaron mis padres a la calle de Duquesa. Allí me crie, en el Barrio de la
Universidad.
-La
Historia, al tratarse de una de tus pasiones, entiendo que por ser área de
estudio llegara años más tarde que tu devoción y entrega por la Semana Santa de
Granada. ¿Cuándo empezaste a reconocer tu pasión cofrade?
A
los 17 años me matriculé en la Facultad de Letras, para desarrollar una de mis
pasiones: la Historia. Pero mi padre, que era militar y abogado (esta era su
pasión) me borró y me cambió a Derecho. Gracias a Dios me he defendido muy bien
en esta materia, pero no era mi vocación. Después, en mi tiempo libre, me
planteé investigar en un tema histórico, mi verdadera vocación, y elegí la
Historia de la Semana Santa en sus antiguas hermandades, un tema casi
desconocido hasta hace no mucho tiempo. También en otros temas de la historia
granadina.
-Dentro
de la religiosidad popular y el ámbito cofrade, la parcela de la imaginería es
sin duda tu debilidad. ¿Por qué fue éste, sin duda el apartado más artístico e
histórico, el que decidiste por elegir como afición personal?
El
Arte siempre me ha apasionado, también, pero no se puede decir que sea un
experto en él, desde un punto de vista técnico. Sí, que he visto muchas obras
artísticas de escultura religiosa, podría decir que miles, al natural y en
fotos. Tengo en ello los conocimientos que da la experiencia. Las
documentaciones que he encontrado sobre algunas imágenes me la he encontrado
investigando la historia de las cofradías.
-Licenciado
en Derecho por la Universidad de Granada, nos preguntamos si tu vocación por el
ámbito legislativo compagina bien con tus labores de historiador cofrade,
religioso y también cultural.
Creo
que he contestado algo de esta pregunta. Desgraciadamente, en mi época laboral
tuve poco tiempo para investigar; lo hacía en ratos de ocio, pero sobre 1998,
la Caixa cerró la Asesoría Jurídica de Granada y elegí, aún joven, la
prejubilación con sueldo. La investigación de las cofradías en los archivos se
habría ante mí de forma más libre.
-La
fe no es algo de quita y pon, y los cofrades de corazón la llevan bien adentro
para poder sacarla en cualquier parcela de sus vidas, ya sea en familia,
trabajo o diferentes ámbitos sociales. ¿Cómo has vivido tus años de labor
profesional en la abogacía llevando dentro el sello de la fe y la pasión de
nuestras hermandades?
Pregunta
difícil. La fe, como tantas cosas en la vida, es algo que no te deporta la
razón… es como una especie de inspiración de Dios, es la confianza y esperanza
en el Ser Supremo. Pero también la razón te ayuda. No tienes más que abrir los
ojos y razonar sobre lo que ves. El Universo, el inconmensurable y el cercano,
está regido por leyes inteligentes, todas las cosas llevan el toque de una
Inteligencia Suprema e Inconmensurable, desde la belleza de una sencilla flor a
un complicado Universo.
Y
la “guinda” es que ese Supremo Ser, que ha creado el Universo o Universos,
comprendió que de nada serviría su Creación sin unas inteligencias que lo
comprendieran y fueran descubriéndolo poco a poco. Por eso, creó al hombre como
especie y, posiblemente, a otros seres inteligentes en ese Universo; un perro o
un caballo jamás podrá comprender su Obra, y sin un ser que la comprenda, el
Universo sería como si no existiera… de nada serviría. Luego, las leyes morales
(amor a Dios y amor al prójimo) nos las envió, en nuestro caso los cristianos,
a través de Ntro. Señor Jesucristo, parte de su misma Esencia Divina. No
comprendo que haya ateos, si no es por la soberbia o porque no han profundizado
en esto demasiado.
-Cuando
de investigación cofrade se trata en la actualidad es extraño, por no decir
casi improbable, que tu nombre no aparezca en estudios, documentos, libros y
publicaciones. Hasta el ente federativo tiene en personas como tu una fuente
inagotable de recursos históricos. Además, eres un tradicional de la
información a través de los nuevos medios y redes sociales como tus blogs o tu
propia cuenta de Facebook. ¿Por qué de
tu entrega al estudio y publicación sobre el origen y pasado de nuestras
hermandades y cofradías?
Primero,
que este ámbito de investigación cofrade es escaso y relativamente reciente,
pero sí hay obras en las que se me cita, e incluso, en algunas sobre arte
religioso. Luego está el criterio, no siempre justo, de autoridad; en las
escasas investigaciones sobre este tema que publica la Universidad da la
impresión de que hay un cierto espíritu corporativo, tienes que tener el título
de historiador o licenciado y yo soy abogado. No tengo acceso a esas escasas
publicaciones, y la verdad es que tampoco me he interesado por tener dicho
acceso. Yo escribo en libros, revistas y otras publicaciones que me encargan
las cofradías y la Federación, y no estoy seguro de que los editores de la
Universidad las lean, aunque si son profesionales en esto deberían de hacerlo.
Yo, por mi cuenta, empleo la difusión que creo que tiene futuro, y son los
medios que te ofrece la Informática, mis blogs de Google, que son relativamente
recientes, uno de ellos, el más antiguo, lleva cerca de 70.000 visitas. Pocos
libros de este tema tienen una tirada de esa envergadura. No obstante, a mí me
gusta leer en papel.
Mi
entrega al estudio del pasado de nuestras cofradías es algo de vocación, más
que de deseos de que se me lea, que también los tengo. Quiero que se conozca la
historia de ellas, porque hace falta una cultura cofrade a los granadinos para
que valoremos la importancia que tuvo y tiene. No hay que tener ningún complejo
con otras ciudades.
-Internet
es esa ventana a un enorme archivo digital donde queda todo reflejado, pero
también aquellas cosas que pueden contener poca credibilidad. Desde siempre la
información impresa ha cimentado los estudios históricos. Es por ello que
también has publicado y no dejas de publicar numerosos artículos, documentos y
libros, desde manuales de historia cofrade en general, pasando por específicos
de ciertas hermandades, hasta numerosos artículos en revistas y boletines, como
lo es de manera tradicional en la revista Gólgota.
Es
que me baso en diversas fuentes; las más ciertas son los archivos manuscritos;
luego está la prensa, que aunque con algunos errores, debemos darle en general
cierta credibilidad. Yo, a través de Internet, poco investigo, como no sean
cosas acreditadas y datos de apoyo. Las revistas o en libros que piden mi
colaboración son un medio de difundir, aunque no completo, nuestra historia
cofrade, también, las charlas y conferencias, que procuro hacerlas amenas y con
material fotográfico. Pero aún nuestros cofrades no acuden masivamente a ellas,
hay cosas que les interesa más, como la música cofrade, los enseres, los
adornos de imágenes, los temas de conflictos cofrades…etc. pero se nota cada
vez más interés por estos temas netamente culturales, sobre todo en la gente
más joven.
-No
sé si sería posible enumerar hasta el momento cuantos libros y publicaciones
has hecho ya para la historia de nuestras hermandades y cofradías.
No
los he contado. Son 20 años dedicado, en revistas escribo 10 o 12 artículos
cada año; libros, siete u ocho, más los que me encargan, y luego, por diversas
circunstancias, a veces el dinero, no llegan a publicarse. El de Santa María de
la Alhambra lo hice para la Coronación, y se publicó en 2016, pero lo
importante es que se ha publicado. Espero que otros dos que tengo realizados se
publiquen más o menos pronto. Y voy a empezar a realizar otro este año.
-De
todas tus creaciones, ¿cuál ha sido para ti la más especial?
No
sé qué deciros, en todas he puesto toda mi ilusión, quizá el primer libro que
escribí en 2002 por encargo de la Federación: “La Semana Santa de Granada, a
través de la Federación de Cofradías”. Es la historia de la Semana Santa de
Granada basada en las actas de la sesiones de este organismo; viene ser la
entraña de lo que ocurría en cada momento, aunque en ellas se suelen tratar los
problemas con mucha discreción, la realidad era más dura que como se la
describe. Normalmente, los conflictos eran más lacerantes que como se les
describía. Había que “quitar hierro al asunto”, igual ocurre con las actas que
redactan las hermandades.
-Los
auténticos informadores no suelen desvelar sus fuentes, pero los historiadores
estáis comprometidos con los estudios y formas de publicar. ¿Cuáles suelen ser
las fuentes más habituales a las que sueles acudir para nutrir tus
conocimientos cofrades?
Diversas:
archivos del Arzobispado y parroquiales, de la Real Chancillería, Hemeroteca de
los Tiros, actas de las hermandades, diversas publicaciones, notas de libretas
que recogí en mi juventud en los años sesenta y setenta, conversaciones con
cofrades ya desaparecidos y muchas más.
-Tu
trayectoria en el mundo cofrade era el mejor aval posible para que las tablas
del ‘Isabel la Católica’ te acogiesen, y así a tu pregón, en el año 2012. ¿Cómo
recuerdas aquella obra literaria escrita para toda Granada y su Semana Santa?
Yo
creo que soy muy sentimental, pero a la vez muy racional. El sentimiento es
algo que te llega por los cinco sentidos y el corazón de da forma. No puedo
concebir mi pregón sin la lírica; hice, creo, cerca de cuarenta poesías, aunque
cortas la mayoría, y la prosa también era lírica; curiosamente tuvo poco de
historia. Me ayudó, aunque estaba nervioso, el haber sido actor del Teatro
Español Universitario en mi años de Universidad (esto ha sido otra pasión mía),
entonces el T.E.U de Granada era famoso en toda España (lo dirigió Tamayo,
Martín Recuerda o José Luis Navarro, entre otros).
Mi
pregón fue no muy largo, poco más de una hora; en una hora se pueden decir
muchas cosas. No concibo los pregones, que por muy buenos que sean, tengan
inquieto al público en la butaca; eso te puede machacar el pregón. Cuando
empieza a oírse el chirriar de las butacas es mal asunto, es algo que he
aprendido en el Teatro.
-Además
de la devoción y el fervor, hay hermanos cofrades que lo son de alguna
hermandad por familia o tradición, otros también pueden constar en la nómina de
hermanos por su afinidad o el sentir familiar que han recibido en el seno de
una hermandad. Estoy seguro que eso te ocurrirá a ti con muchas corporaciones,
pero de tantas, ¿en cuáles de ellas figuras como hermano en nómina?
Mi
familia nunca perteneció a ninguna hermandad, pero si asistía a las
procesiones. Mi abuela me llevaba a ellas desde muy pequeño (hasta en brazos),
esto creó en mí mucho interés, y después, una verdadera pasión, soy
“autodidacta” en mi afición a la Semana Santa. Desde los 14 años he visitado
con asiduidad la Semana Santa de Sevilla, allí tenía una tía-abuela, que me
ofrecía “hotel”, me conozco bastante bien ese semana mayor.
Pertenecí
a Santa María de la Alhambra de los 14 a los 16 años, cuando esta hermandad
salía el Jueves Santo y bajaba por el Zacatín a Bibrambla. Después a mi padre
lo destinaron a Madrid y perdí el contacto con esta hermandad. Luego, no me
plateé pertenecer a ninguna corporación, pero me dolía mucho aquella situación
de crisis de los años setenta con hermandades que desaparecieron y otras en muy
difícil situación. Llegó el año 1982, en el que nada más nacer la Hermandad de
Jesús Nazareno, entró en conflicto grave y un compañero abogado me pidió que participara
en su junta de gobierno y acepté.
Luego,
siendo Vocal de Cultura de la Real Federación y director de Gólgota, un buen
amigo en las tareas de historia de la Semana Santa me pidió que perteneciera a
la Hermandad de San Agustín, lo que acepté por la atracción que en mí ejerce
aquella portentosa imagen y su hermandad.
-¿Hay
alguna otra por la que, aunque sin pertenecer, tengas gran devoción y
admiración?
En
todas he tratado su historia, son de Granada y con estas dos cosas me basta
para amarlas. Hay, sin embargo, una querencia hacía el arte de algunas imágenes
que me emocionan, como la Esperanza, Soledades, Alhambra, Virgen del Amor
Silencio, Jesús de la Amargura, Perdón, Sentencia o Rescate, o recuerdos
especiales de mi niñez de ir los viernes con mi madre a postrarnos ante el
Cristo de los Favores. Luego, tengo gran admiración a aquellas hermandades
nuevas, que con gran escasez de medios, han sabido ir por el camino de un, cada
vez, más palpable esplendor y corrección.
-Está
claro que la Historia es centro de tu vida pero aterrizando en la actualidad,
¿qué opinas del estado general de las hermandades y cofradías de nuestra
ciudad?
Es
muy difícil opinar en un tema donde siempre hay luces y sombras, sería injusto
pontificar. Pero sí puedo decir que la Semana Santa de Granada y sus
hermandades tienen mucho de heroicas: con pocos hermanos, para una ciudad con
un área metropolitana de más de 550.000 habitantes, una ciudad que participa
poco, con una medios económicos tan escasos y con medidas muy restrictivas para
crear nuevas hermandades, las diversas juntas de gobierno de nuestras cofradías
han tomado decisiones en los últimos 25 años que han situado a nuestra Semana
Santa entra las mejores de España.
No
obstante, hay muchas cosas que mejorar (serían largo de comentar), dentro de
nuestra notable Semana Santa, nunca debemos contentarnos con este esplendor que
hoy presentan nuestras cofradías, que califico de verdadero milagro por las
dificultades casi insuperables que han tenido y tienen.
-En
ocasiones se señala a ciertos sectores de nuestro mundo cofrade como imitador e
importador de estilos mayoritariamente desde Sevilla. Es evidente que en cierto
modo es cierto. ¿Qué opinas tú como amante de la historia cofrade granadina?
Siempre
“la moda” ha sido atractiva en todos los ámbitos. Es indudable que Granada en
vez de haber sabido evolucionar a mejor, a través del estilo que tenían
nuestras cofradías en los años veinte y cuarenta del pasado siglo, lo hizo
copiando modelos de la Semana Santa de Sevilla, que por otra parte, es la más
relevante y perfecta, a mi juicio, de España, sin desmerecer otras de
Andalucía, del Norte y Levante, que a su estilo también son muy relevantes.
En
aquellas primeras décadas la Semana Santa de Granada tenía muchos elementos
murcianos, especialmente cartageneros. Pero, una vez adoptado el estilo
sevillano, del que también ha estado muy cerca desde sus nuevos inicios en los
años veinte del pasado siglo (sería largo de exponer), hoy nuestras cofradías
están sabiendo depurar ese sevillanismo con elementos propios, y hay un
elemento muy granadino que forma parte de la Semana Santa que es el
incomparable paisajes urbano, con ello la hace única.
-El
mundo cofrade, como así el religioso, recibe cada cierto tiempo varapalos de
instituciones y sectores de la sociedad, como hace unos meses pasara con el
actual equipo de gobierno de la ciudad quien se postulara en contra del actual
número de salidas, extraordinarias o no, actos y manifestaciones religiosas en
la calle. ¿Qué opinas sobre la cantidad de participaciones cofrades en nuestras
calles en los últimos tiempos?
Es
indudable que cualquier manifestación, del tipo que sea, supone un sacrificio
para la ciudad que ve alterada su “normalidad” (cortes de tráfico, suciedad,
oposición de ciudadanos que no comulgan con la idea…etc.), pero estamos,
afortunadamente, en una sociedad plural y libre, que da cabida a cualquier tipo
de manifestaciones por muy descabelladas que a algunos les parezca. Se podrían
manifestar musulmanes, budistas, evangelistas o ateos, y la ciudad igualmente
los tendría que apoyar, pero las manifestaciones católicas deberían tener,
además, cierto plus, porque es que somos histórica, artística, costumbrística y
mayoritariamente católicos. Hay una cosa que no comprendo demasiado: ¿por qué a
las manifestaciones de nuestras cofradías, que forman parte de ser religioso,
cultural, histórico y presente de la ciudad, se les pone ciertas trabas y no a
otro tipo de manifestaciones, que también ensucian y representan problemas de
alteración de la normal marcha de la ciudad?
Quizá
el número de eventos en las calles a lo largo del año sea excesivo, pero es que
nuestras cofradías pueden necesitarlo en estos momentos de recuperación que se
iniciaron después de la crisis de los años setenta. Nuestras cofradías
necesitan darse a conocer a una ciudad como Granada, que permanece pasiva o
contemplativa, aunque salga en masa durante la Semana Santa. Unas cofradías con
falta de hermanos no se puede decir que estén recuperadas. Muchos más
ciudadanos deben de pasar de la actitud contemplativa a participar en las
hermandades.
-Igual
que los actos han sumado en número, hemos de decir que, en algunas
corporaciones, el número de hermanos en fila ha descendido considerablemente,
ascendiendo en otros lugares como la música o la costalería. ¿Qué mensaje lanzarías a los hermanos
cofrades para que viviesen la penitencia bajo el capillo?
Esto está relacionado con lo que he dicho antes.
Debe haber hermanos para todas las facetas de una cofradía en la calle. Ya sé
que para muchos hermanos el asunto de la música o costalería es más atractivo y
está de moda, pero lo que engrandece a la cofradía son los hermanos con hábito
y la participación en los actos y cultos de la hermandad, lo demás puede ser
efímero. Ese sentido de penitencia y recuerdo y participación en la Pasión de
Jesús, es lo que hay que imprimir en los hermanos… es lo más importante de una
hermandad en la calle y su garantía de continuidad. Lo otro, como la estética
de la que forma parte la música o el costal, también es importante pero, a mi
juicio, menos.
-Acabando
ya con esta entrevista, queremos conocer cómo vives tú la semana mayor desde
que comienza el Domingo de Ramos hasta la gran fiesta de la Pascua de la
Resurrección?
Escasas
veces me he marchado de Granada en Semana Santa, a veces me he quedado sólo, y
el resto de mi familia, sobre todo los días centrales se ha marchado.
Actualmente estoy consiguiendo que la celebren conmigo toda ella. Vengo
haciendo casi lo que hacía cuando tenía 15 años, buscar las cofradías en sus
enclaves más característicos de este paisaje urbano inigualable que tiene
Granada; a veces hago algún experimento nuevo para descubrir otros rincones. Yo
no concibo, por ahora, tener un palco en alguna tribuna, aunque no lo critico,
y que haya muchas de ellas y llenas, que también la engrandecen.
Luego,
la Semana Santa en la calle es ocasión de encuentro con amigos y conocidos, y
motivo de charla y relación. Es motivo de admirar arte religioso y mantener
ciertas tradiciones populares. En los recesos, ¿quién no se ha tomado una
cerveza y unas tapas con amigos y familiares, o unos churros de madrugada en el
bar Futbol? Esto también forma parte de una Semana Santa popular, que también
creo que agrada a Jesús y María Santísima, porque en estas cosas también nos
podemos reunir en su recuerdo.
-Y
tu familia, ¿cómo lleva tu entrega y pasión por el mundo cofrade?
No
muy mal, aunque ello supone que se sacrifiquen en algunas ocasiones, como
también todos nos sacrificamos en no poder hacer otras cosas que nos gustan,
pero lo mío es vocación por lo que hago y no tiene tanto mérito.
Y
para conocerte un poco más de cerca:
- Un recuerdo de tu infancia como cofrade:
Aunque de forma muy borrosa
recuerdo las salidas de la Hermandad de los Ferroviarios de los jardines del
palacete de D. Fermín Garrido, allá por los años cincuenta y más borrosamente
la salida de las cofradía de los estudiantes, las mujeres de mantilla
acompañadas de varones con traje oscuro, que inundaban las calles la tarde del
Jueves Santo, algo que se debería recuperar.
-
Una imagen de Cristo de nuestra Semana Santa:
Hay muchas, no querría
señalar ninguna especial, pero si me apuras, el Cristo de Mora y el de San
Agustín, otras a lo mejor más cercanas a mí sensibilidad como El Nazareno o
Jesús del Rescate.
-
Una imagen mariana de nuestra Semana Santa:
Igualmente diría, pero una
me enternece sobre todo: la Esperanza. Otra ha sido mi guía durante algunos de
mis años de trabajo, la tenía cerca: la Virgen del Amor, como yo la llamo.
Otra, mi admiración, como la Soledad del Calvario, la Virgen Servita. Otra
mi ideal de belleza, la Amargura, en fin
por no enumerar más, cada una me provoca un sentimiento, la Merced, la
Alhambra, la Soledad, la Misericordia ...etc. No se me puede hacer concretar,
en definitiva.
-
Una marcha cofrade:
Me voy a referir sólo a las
granadinas. En general, las marchas de Víctor Manuel Ferrer y en especial “Mi
Amargura”, es una marcha sentimental, bonita, muy procesional y con bastante
variación. La prueba que es una de las que más ha triunfado fuera de Granada.
No me voy a referir a su mérito técnico, porque en ello no estoy muy impuesto.
-
Tu mejor recuerdo como cofrade:
Aquellos momentos en que
empecé a observar que nuestra Semana Santa no se perdía. Eran los años ochenta
del pasado siglo.
-
Un momento especial de la Semana Santa (que no sea una de las hermandades donde
procesionas):
El Albaicín en Semana Santa,
( la Aurora en Calderería; el Vía Crucis en la Placeta de la Victoria, cuando
sale de San Juan de los Reyes; la salida
de la Estrella; la Carrera del Darro, cuando se inaugura con las Maravillas el
Domingo de Ramos, la Puerta de Elvira con la Entrada de Jesús; el Sacromonte
incendiado por el Consuelo, El Silencio en Plaza Nueva), el Zaidín ante la
calle Polinario y en la Avda. de Dílar, es algo que nunca me pierdo desde que
la cofradía del Trabajo nació humildemente. Hay tantos momentos…Uno de ellos,
descubierto hace pocos años y recuperado este año, es la hermandad de la
Borriquilla en el entronque de Santa Paula con Marqués de Falces, son callejas
muy cofrades estas del Boquerón, podría decir casi sevillanas.
-
Tu rincón para ver cofradías:
Creo que ya casi he
contestado a esta pregunta con la anterior: me gusta mucho la placeta de San
Gil en calle de Elvira.
-
Tu momento más feliz como cofrade:
Tal vez, el día que di mi
Pregón de Semana Santa. Allí pude expresar mis sentimientos sobre ella; también
los prolegómenos u horas antes en las Comendadoras de Santiago ante la Virgen
de la Amargura, oyendo misa y comulgando, muy de mañana; después, desayunando
con mi mujer en el mítico bar “El Sota”, en el corazón del Realejo.
-
Y el que te hubiera gustado no vivir:
Las pendencias, que de vez
en cuando, se producen en las cofradías que las debilitan enormemente. Son
discordias incomprensibles entre hermanos, y casi siempre, se producen por
temas que no merecen la gravedad que toman. Son un olvido del fin primordial:
la Hermandad, para supeditarlo a determinadas ambiciones o criterios
personales. Me entristece, que en determinadas cofradías, los hermanos mayores
que fueron y sus juntas de gobierno cuando cesan se suelen apartar de las
actividades de la hermandad, y me alegra cuando en otras, aquellos siguen
participando normalmente en su cofradía. Creo que es culpa de todos.
-
¿Con que adjetivos definirías nuestra Semana Santa?
Artística en cuanto a
imágenes, pasos y paisajes, pero desearía más compromiso y devoción de los
cofrades, empezando por mí mismo.
-
Cuéntanos alguna anécdota cofrade que hayas vivido:
Para mí, salir a la calle
cada día en Semana Santa, es una fuente inagotable de sugerencias y anécdotas
cofrades; son muchas las que nos ofrecen las cofradías en las calles. Pero algo
que recuerdo de forma remota (no sé qué año sería, porque era muy pequeño), fue
lo siguiente: en casa de mi abuela (mis padres estaban destinados fuera de
Granada), unas vecinas, una solterona y otra casada sin hijos, que me querían
muchísimo por razones obvias de su estado, eran como tres santas mujeres que me
llevaban en brazos, turnándose, a ver las procesiones y al encuentro de Jesús
en sus amarguras. La tarde estaba insegura y comenzó a diluviar; todo fue un ‘¡sálvese
quien pueda!’. Sin saber dónde guarecerse por el enorme gentío, no tuvieron más
opción que cargar conmigo de vuelta, a lo largo de la Gran Vía, y la hoy, Avda.
de la Constitución, hasta el Barrio de San Lázaro, llegamos empapados. Eso sí
que fue una penitencia.
Luego, recuerdo con agrado
en otros años, cada Jueves Santo, después de almorzar temprano, comenzaba el
ritual de vestir a mi madre de mantilla ¡Qué arte tenían aquellas tres o cuatro
mujeres; que bien sabían poner la mantilla y a qué buena moza engalanaban! La
pobre hoy tiene 94 años. 14 estaciones en los Sagrarios y Granada llena de
mantillas en sus calles ¡Qué cosa tan entrañable y bonita! Era una de nuestras
esencias perdidas.
Muchas
gracias Antonio, de parte de todo el equipo, por poner tanto cariño en esta
entrevista como en toda tu actividad cofrade.
Muchas gracias a vosotros.