El Cristo de las Angustias, escultura pétrea de gran devoción popular situada en el patio de acceso a la Sacristía de la Virgen de las Angustias, ha sido restaurado por un equipo encabezado por Dionisio Olgoso. La presentación de esta actuación se ha querido que coincida con la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. En la mañana de este día 14 y ante la misma talla, han comparecido el propio director del equipo de restauración, el Párroco de las Angustias, Rvdo. Francisco Molina, el Delegado de Patrimonio de la Diócesis, Rvdo. Antonio Muñoz, y el Hermano Mayor de la Cofradía de las Angustias, Francisco Salazar.
En propio Párroco ha dado a conocer que esta imagen se ubica en este lugar desde 1921. En aquel año, su antecesor el Rvdo. Fernández Arcoya, que el año anterior había ocupado el cargo en el que permaneció hasta 1966, se dispuso a rehabilitar lo que fue el primitivo Cementerio de la Parroquia, que por entonces casi se había convertido en una escombrera, dándole a partir de entonces su aspecto actual. La actuación consistió en retirar el pilar que había en la entrada y sustituirlo por la actual portada en la que se colocó una imagen de San Cecilio procedente del Seminario de San Fernando. No fue tarea fácil ya que afectaba a la servidumbre de agua de la que entonces se abastecía el complejo religioso y afectaba a un grupo de viviendas por las que también se veló en este traslado. Este pilar luce actualmente en este mismo patio y también esta siendo sometido a una restauración. Sobre el lugar que ahora ocupa se instaló el azulejo que desde ese momento podemos contemplar. De la misma manera se realizó una gruta con piedra de Alfacar en la que se colocaría a la Virgen de Lourdes, a la que el mencionado sacerdote le tenía una gran devoción. Se completaba la actuación convirtiendo la portada lateral del templo en una capilla al aire libre sobre la que se colocó una imagen que estaba abandonada en el Cementerio procedente del antiguo depósito de cadáveres, siendo su autor desconocido y encargándose su restauración y retallado a Navas Parejo.
Durante la restauración actual se ha intervenido no solo en el Crucificado. Así se ha trabajado también sobre la portada que da cobijo a la escultura, en la que destaca el escudo del Arzobispo Monseñor José Argaiz Pérez y las dos cartelas que tiene escritos sonetos de carácter devocional. El equipo multidisciplinar encargado de esta operación ha atendido a los daños de la piedra, al sellado de juntas, instalación de protecciones y retirada de detritos de palomas y distintas poluciones, la mayoría de origen ambiental, que afectaban a esta obra de arte.